Observo en esta contienda política electoral, que apenas comienza, que quienes expresan un discurso violento lo hacen para aniquilar al contrincante y demostrar que son ganadores a toda costa. No aparece una autorregulación, menos atienden la normatividad; también, es cierto que proceden de partidos políticos desacreditados, acostumbrados a actuar así. En aras de corregir estas […]
Observo en esta contienda política electoral, que apenas comienza, que quienes expresan un discurso violento lo hacen para aniquilar al contrincante y demostrar que son ganadores a toda costa. No aparece una autorregulación, menos atienden la normatividad; también, es cierto que proceden de partidos políticos desacreditados, acostumbrados a actuar así.
En aras de corregir estas falencias, es imprescindible, darnos cuenta exacta del verdadero meollo de las circunstancias; las afectaciones que causa el cómo y el por qué. Bajo estos parámetros, ya conociendo el caso, estamos obligados a reforzar las defensas y atacar los puntos vulnerables; sólo así, podremos construir una sociedad contemporánea, inteligente y respetuosa de las diferencias. Es fundamental desarrollar conciencia de lo que realmente sucede a nivel local, regional y nacional; interpretar la violencia casi como un hecho inherente a la historia; actualmente en vez de progresar estamos retrocediendo.
Un ejemplo ilustrativo de esta conceptualización, lo configura el surgimiento de grupos al margen de la Ley, desaparecen y recrudecen otras formas de violencia, con discursos políticos agresivos que rayan en la injuria y la calumnia. Nada ganamos si vamos de violencia en violencia. ¿Qué opinan?. No olvidemos que el ser humano es dualista por naturaleza, en este caso la dualidad se da en la sociedad cuando actores del mismo núcleo, toman caminos divididos, unos hacia la violencia, otros a la paz.
Pero fundamental aquí es tratar al máximo lo social, no con rencillas, actos de venganza entre familias políticas, sino mediante un mecanismo repensado; es decir con una reflexión necesaria sobre los hechos de la vida real, esto con el fin de ir apaciguando los brotes de impetuosidad que no son más que manifestación de la violencia, incluso hoy se acentúan en el escenario político.
Cabe preguntar ¿Puede el hombre extirpar la violencia?. Es menester aclarar que todo ser humano nace desprovisto de agresividad, pero gracias a la educación se transforma, se forma progresivamente como un ser racional coherente. La politiquería corrupta que se quiere implantar y que han heredado muchos dirigentes locales, regionales y nacionales viciadas de canceres, quiere sacar resultados como sea. ¿Esta que nos ha dejado? .
Bajo estas circunstancias, podemos afirmar que si nos proponemos a corregir el rumbo torcido de esta sociedad, de seguro que lo lograremos, es difícil pero no imposible; escogiendo los menos violentos, que al asumir sus funciones trataran de la misma manera a su comunidad. El comienzo de este proceso comienza por las sedes políticas, los partidos, que ordenen bajar el tono agresivo que están utilizando sus candidatos en el proceso electoral hoy y en tal sentido, esta generación que ha despertado, debe rechazar los brotes violentos que se vienen suscitando en esta contienda electoral.
Muy a pesar que una sociedad no vive exenta de violencia, la comunidad debe sobresalir, buscando un escenario lleno de sosiego, paz y sin conflictos. Si como candidato no respetamos al otro candidato, la violencia siempre va a existir.
Observo en esta contienda política electoral, que apenas comienza, que quienes expresan un discurso violento lo hacen para aniquilar al contrincante y demostrar que son ganadores a toda costa. No aparece una autorregulación, menos atienden la normatividad; también, es cierto que proceden de partidos políticos desacreditados, acostumbrados a actuar así. En aras de corregir estas […]
Observo en esta contienda política electoral, que apenas comienza, que quienes expresan un discurso violento lo hacen para aniquilar al contrincante y demostrar que son ganadores a toda costa. No aparece una autorregulación, menos atienden la normatividad; también, es cierto que proceden de partidos políticos desacreditados, acostumbrados a actuar así.
En aras de corregir estas falencias, es imprescindible, darnos cuenta exacta del verdadero meollo de las circunstancias; las afectaciones que causa el cómo y el por qué. Bajo estos parámetros, ya conociendo el caso, estamos obligados a reforzar las defensas y atacar los puntos vulnerables; sólo así, podremos construir una sociedad contemporánea, inteligente y respetuosa de las diferencias. Es fundamental desarrollar conciencia de lo que realmente sucede a nivel local, regional y nacional; interpretar la violencia casi como un hecho inherente a la historia; actualmente en vez de progresar estamos retrocediendo.
Un ejemplo ilustrativo de esta conceptualización, lo configura el surgimiento de grupos al margen de la Ley, desaparecen y recrudecen otras formas de violencia, con discursos políticos agresivos que rayan en la injuria y la calumnia. Nada ganamos si vamos de violencia en violencia. ¿Qué opinan?. No olvidemos que el ser humano es dualista por naturaleza, en este caso la dualidad se da en la sociedad cuando actores del mismo núcleo, toman caminos divididos, unos hacia la violencia, otros a la paz.
Pero fundamental aquí es tratar al máximo lo social, no con rencillas, actos de venganza entre familias políticas, sino mediante un mecanismo repensado; es decir con una reflexión necesaria sobre los hechos de la vida real, esto con el fin de ir apaciguando los brotes de impetuosidad que no son más que manifestación de la violencia, incluso hoy se acentúan en el escenario político.
Cabe preguntar ¿Puede el hombre extirpar la violencia?. Es menester aclarar que todo ser humano nace desprovisto de agresividad, pero gracias a la educación se transforma, se forma progresivamente como un ser racional coherente. La politiquería corrupta que se quiere implantar y que han heredado muchos dirigentes locales, regionales y nacionales viciadas de canceres, quiere sacar resultados como sea. ¿Esta que nos ha dejado? .
Bajo estas circunstancias, podemos afirmar que si nos proponemos a corregir el rumbo torcido de esta sociedad, de seguro que lo lograremos, es difícil pero no imposible; escogiendo los menos violentos, que al asumir sus funciones trataran de la misma manera a su comunidad. El comienzo de este proceso comienza por las sedes políticas, los partidos, que ordenen bajar el tono agresivo que están utilizando sus candidatos en el proceso electoral hoy y en tal sentido, esta generación que ha despertado, debe rechazar los brotes violentos que se vienen suscitando en esta contienda electoral.
Muy a pesar que una sociedad no vive exenta de violencia, la comunidad debe sobresalir, buscando un escenario lleno de sosiego, paz y sin conflictos. Si como candidato no respetamos al otro candidato, la violencia siempre va a existir.