No han perdido la inocencia pero se entrenan en el salvajismo del caos vial. La Policía pide no regalar dinero, sino alimentos o ropa.
Al medio día de un sábado soleado, las calles de Valledupar son un colapso vial entre el paso de las motos, autobuses, vehículos y cuanta cosa ruedas posea. En medio de ese caos, existe otro que convive entre ellos, y son las familias en condición de habitantes de calle, donde los niños son protagonistas al esquivar vehículos, caminar en medio del tráfico, y de cuando en cuando tocar la ventana de un auto para pedir una ayuda ante los ojos distantes de sus padres.
Debajo de un árbol, sentados en el boulevard de la avenida Simón Bolívar, EL PILÓN conoció el14 de diciembre a María Victoria, es una niña de 6 años de edad, es venezolana. Ella junto a su papá y al tío pasan el día ‘limpiando vidrios’ a cambio de unas monedas o lo que ofrezca la gente que permite la limpieza del vidrio de sus autos. Con el rostro reseco de tanto sol y deshidratación carga a sus espaldas un morral negro, que en lugar de ser su mochila del colegio o sus juguetes, son “las cosas de papi” como ella misma lo contó, en referencia a sus herramientas de trabajo.
La pequeña entre sonrisa y brillo en su mirada le dijo a EL PILÓN que va a la escuela pública Shalom Paz que está ubicada en la carrera 7 del barrio Kenedy. Ahí cursa primer grado de 7 a 12 del mediodía. Según el padre, el motivo de que la niña lo acompañe es porque está de vacaciones y “para no dejarla sola, porque vivimos en una invasión por el 9 de marzo y eso es muy peligroso”. En el relato dijo que la mamá vende café. Como una contradicción de la vida María Victoria, no supo contestarnos el abecedario, pero si supo contar hasta 10.
“Señor será que usted me puede dar una moneda o algo.” Nos dijo un niño, en medio de la carrera 21, cuando un semáforo en rojo le dio la oportunidad de acercarse a un equipo de EL PILÓN que transitaba la vía. El niño, asomado en el carro dice que su mamá – que estaba detrás- es la que tiene un bebé en brazos. Al extender la mirada por sobre el niño se observó un grupo de personas: dos mujeres adultas, y unos cinco niños, efectivamente uno de ellos en brazos.
Entre palabras penosas, como tímido, el niño blanco, de color rubio natural y franela negra alusiva a un equipo de beisbol, responde que tiene 7 años, y proviene de Venezuela.
Cuando el equipo le advirtió sobre el peligro en las vías, dijo: “dale vecino”, y sorprendentemente su actitud cambió, su tono de voz fue alto, se chocó las manos, y se apartó del vehículo: ¿molesto?
Se conoció por voceros de Migración que las personas en esta situación solo traen su cédula venezolana, no el pasaporte, “así que no pueden sellar, por lo tanto están de manera irregular en Colombia. Deben sellar con el pasaporte la salida de Venezuela y la entrada a Colombia por una permanencia de 90 días y pueden prorrogar otros 90 días para 180 días cada año”. Sin embargo no todos los casos son así, María Victoria posee el permiso de permanencia dijo el papá, al igual que él y su esposa.
En relación a la situación de niños en la calle, el jefe de la Unidad Especial de Infancia y Adolescencia en Valledupar, el capitán Andrés García manifestó: “El Comando Departamento de Policía César por medio de la Seccional de Protección y Servicios Periciales realizamos las actividades tendientes a la vigilancia y control en los niños que están en situación de calle en especial tenemos el problema con personas de las etnias indígenas que muchas veces ellos realizan actividades de mendicidad”.
El capitán García hace hincapié en el tema de dar dinero a los niños en la calle, indiferentemente de su nacionalidad porque “hace que esto prolifere mucho más y pues ahora la situación que tenemos en relación con las personas inmigrantes del vecino país, se ha visto más personas en este tipo de actividades”.
Por medio del Grupo Especial Migratorio, GEM, explicó García, “se realizan actividades interinstitucionales para poder identificar y ayudar a aquellas familias que se encuentran este tipo de situación y cuando nosotros evidenciamos de que hay un joven que se encuentra sin su núcleo familiar lo que hacemos es llevarlo al hogar de paso para que en éste se establezcan los derechos y se inician las rutas que haya lugar, ya sea rutas médicas o las rutas que el Instituto Bienestar Familiar crea conveniente para atender todos los diferentes casos que se presentan”.
Desde la Unidad Especial de Infancia, el capitán García invita a la comunidad vallenata a no dar dinero a los niños en calle porque en su manifiesto genera la percepción en los infantes que ‘pedir’ es una forma fácil de ganarse la vida. En algunas ocasiones, menciona García que los infantes podrían estar incitados por sus padres para pedir en las calles.
“Más que darle unas monedas, más bien darles un tipo de alimentos, ropa o si se puede más bien oportunidades de trabajo a los padres para que se evite estar llevando los niños a las calles. Igualmente invitar a las personas a que denuncien si ven algún tipo de maltrato de los padres hacia estos niños para poder realizar los respectivos controles de identificación de estos casos para poder intervenir y evitar que suceda alguna vulneración de los derechos de los niños”, recomendó.
DANIELA MINORTA / EL PILÓN
[email protected]
No han perdido la inocencia pero se entrenan en el salvajismo del caos vial. La Policía pide no regalar dinero, sino alimentos o ropa.
Al medio día de un sábado soleado, las calles de Valledupar son un colapso vial entre el paso de las motos, autobuses, vehículos y cuanta cosa ruedas posea. En medio de ese caos, existe otro que convive entre ellos, y son las familias en condición de habitantes de calle, donde los niños son protagonistas al esquivar vehículos, caminar en medio del tráfico, y de cuando en cuando tocar la ventana de un auto para pedir una ayuda ante los ojos distantes de sus padres.
Debajo de un árbol, sentados en el boulevard de la avenida Simón Bolívar, EL PILÓN conoció el14 de diciembre a María Victoria, es una niña de 6 años de edad, es venezolana. Ella junto a su papá y al tío pasan el día ‘limpiando vidrios’ a cambio de unas monedas o lo que ofrezca la gente que permite la limpieza del vidrio de sus autos. Con el rostro reseco de tanto sol y deshidratación carga a sus espaldas un morral negro, que en lugar de ser su mochila del colegio o sus juguetes, son “las cosas de papi” como ella misma lo contó, en referencia a sus herramientas de trabajo.
La pequeña entre sonrisa y brillo en su mirada le dijo a EL PILÓN que va a la escuela pública Shalom Paz que está ubicada en la carrera 7 del barrio Kenedy. Ahí cursa primer grado de 7 a 12 del mediodía. Según el padre, el motivo de que la niña lo acompañe es porque está de vacaciones y “para no dejarla sola, porque vivimos en una invasión por el 9 de marzo y eso es muy peligroso”. En el relato dijo que la mamá vende café. Como una contradicción de la vida María Victoria, no supo contestarnos el abecedario, pero si supo contar hasta 10.
“Señor será que usted me puede dar una moneda o algo.” Nos dijo un niño, en medio de la carrera 21, cuando un semáforo en rojo le dio la oportunidad de acercarse a un equipo de EL PILÓN que transitaba la vía. El niño, asomado en el carro dice que su mamá – que estaba detrás- es la que tiene un bebé en brazos. Al extender la mirada por sobre el niño se observó un grupo de personas: dos mujeres adultas, y unos cinco niños, efectivamente uno de ellos en brazos.
Entre palabras penosas, como tímido, el niño blanco, de color rubio natural y franela negra alusiva a un equipo de beisbol, responde que tiene 7 años, y proviene de Venezuela.
Cuando el equipo le advirtió sobre el peligro en las vías, dijo: “dale vecino”, y sorprendentemente su actitud cambió, su tono de voz fue alto, se chocó las manos, y se apartó del vehículo: ¿molesto?
Se conoció por voceros de Migración que las personas en esta situación solo traen su cédula venezolana, no el pasaporte, “así que no pueden sellar, por lo tanto están de manera irregular en Colombia. Deben sellar con el pasaporte la salida de Venezuela y la entrada a Colombia por una permanencia de 90 días y pueden prorrogar otros 90 días para 180 días cada año”. Sin embargo no todos los casos son así, María Victoria posee el permiso de permanencia dijo el papá, al igual que él y su esposa.
En relación a la situación de niños en la calle, el jefe de la Unidad Especial de Infancia y Adolescencia en Valledupar, el capitán Andrés García manifestó: “El Comando Departamento de Policía César por medio de la Seccional de Protección y Servicios Periciales realizamos las actividades tendientes a la vigilancia y control en los niños que están en situación de calle en especial tenemos el problema con personas de las etnias indígenas que muchas veces ellos realizan actividades de mendicidad”.
El capitán García hace hincapié en el tema de dar dinero a los niños en la calle, indiferentemente de su nacionalidad porque “hace que esto prolifere mucho más y pues ahora la situación que tenemos en relación con las personas inmigrantes del vecino país, se ha visto más personas en este tipo de actividades”.
Por medio del Grupo Especial Migratorio, GEM, explicó García, “se realizan actividades interinstitucionales para poder identificar y ayudar a aquellas familias que se encuentran este tipo de situación y cuando nosotros evidenciamos de que hay un joven que se encuentra sin su núcleo familiar lo que hacemos es llevarlo al hogar de paso para que en éste se establezcan los derechos y se inician las rutas que haya lugar, ya sea rutas médicas o las rutas que el Instituto Bienestar Familiar crea conveniente para atender todos los diferentes casos que se presentan”.
Desde la Unidad Especial de Infancia, el capitán García invita a la comunidad vallenata a no dar dinero a los niños en calle porque en su manifiesto genera la percepción en los infantes que ‘pedir’ es una forma fácil de ganarse la vida. En algunas ocasiones, menciona García que los infantes podrían estar incitados por sus padres para pedir en las calles.
“Más que darle unas monedas, más bien darles un tipo de alimentos, ropa o si se puede más bien oportunidades de trabajo a los padres para que se evite estar llevando los niños a las calles. Igualmente invitar a las personas a que denuncien si ven algún tipo de maltrato de los padres hacia estos niños para poder realizar los respectivos controles de identificación de estos casos para poder intervenir y evitar que suceda alguna vulneración de los derechos de los niños”, recomendó.
DANIELA MINORTA / EL PILÓN
[email protected]