Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 19 abril, 2010

Ni una fisura más

MI COLUMNA Por: Mary Daza Orozco Sólo dos expresiones trilladas: “Juventud divino tesoro…” y “Los niños son el futuro del mundo”. Se equivocaron sus autores porque, generaciones tras generaciones, niños y jovencitos han sido víctimas del maltrato, de la ofensa. Desde el comienzo de los tiempos, lo más recurrido para hablar de las ofensas a […]

Boton Wpp

MI COLUMNA

Por: Mary Daza Orozco

Sólo dos expresiones trilladas: “Juventud divino tesoro…” y “Los niños son el futuro del mundo”. Se equivocaron sus autores porque, generaciones tras generaciones, niños y jovencitos han sido víctimas del maltrato, de la ofensa.
Desde el comienzo de los tiempos, lo más recurrido para hablar de las ofensas a los niños fue la matanza de inocentes que ordenó Herodes; la literatura está plagada de obras sobre abuso a los niños: en trabajos indignos, en los orfanatos, en las guerras; víctimas de abusos sexuales;  de padres desaprensivos, de mucho más y la historia corrobora esos relatos.
La situación no sigue igual, es peor; las noticias dan cuenta de ello, pasma que con el mundo en marcha lleno de adelantos, de asombros, de inmediatez, haya aumentado con extremada virulencia el maltrato a los niños. Se les toma como objetos, se les quita la libertad de descubrir el mundo y se les mete forzosamente en el ámbito de los adultos.
Lo último se escuchó la semana pasada de boca del ministro venezolano del Poder Popular para la Educación, Héctor Navarro: “Los comandos de guerrilla comunicacional, o guerrilleros mediáticos deben tener la creatividad, la movilidad y la rapidez que caracterizan a la guerrilla para, al estar en el seno del pueblo, interpretar y expresar las necesidades de ese pueblo y llevar este mensaje a todo el mundo y comunicarlo democráticamente de manera oportuna y veraz”. Se refería a la última creación del presidente Chávez, quien justifica la medida aduciendo  que esos comandos de niños guerrilleros fueron creados con el propósito de enfrentar las mentiras y la desinformación que día a día emiten los medios de comunicación privados.
Es bueno crear organizaciones que beneficien a los niños y jóvenes; Venezuela tenía un programa televisivo, “Los reporteritos”, admirable por la inquietud de los pequeños de investigar y plantarse ante las cámaras a contar temas acordes con su edad, pero ponerles ahora el sello de guerrilleros no es lo más acertado.
En Colombia hubo un intento del presidente Uribe de convertir a los jóvenes en informantes del gobierno, afortunadamente el pueblo y los medios protestaron, nuestro Presidente fue víctima de la fascinación que produce un joven metido en las causas políticas. En Venezuela, el partido de oposición solicitó a la UNICEF que se pronuncie sobre la utilización de niños en el programa de “guerrillas mediáticas”, pero eso es vano en un régimen autocrático y que además sigue el esquema cubano de los “Los pioneritos”.
A los niños y jovencitos no sólo se les maltrata con castigos, hambre, desnudez, mendicidad, también, y quizás más doloroso, es quitarles el derecho a descubrir el mundo por sí mismo, a arrebatarles sus travesuras, sus asombros, a hacerlos pensar como adultos cuando todavía no están a tiempo.
En estos días las noticias de irrespeto a los Derechos del Niño han sido profusas, y el mundo indiferente. Ya es hora de detener la infamia, no se le puede permitir ni a los gobiernos, ni a la Iglesia, ni a los maestros, ni a los padres, ni a las mujeres roba-chicos  ni a los locos que sacian sus depravaciones, sus miedos, sus instintos con los niños, con los jovencitos; no se debe admitir que sigan enrareciendo la sal de la tierra, sal que es vida, eso son ellos: hijos del alma, los que inspiraron las frases que cité al principio, los que inspiraron la sentencia divina: “…de ellos es el reino de los cielos”. Hay que empezar por casa: ni una fisura más en el trato y en el respeto para con los niños.

Columnista
19 abril, 2010

Ni una fisura más

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Mary Daza Orozco

MI COLUMNA Por: Mary Daza Orozco Sólo dos expresiones trilladas: “Juventud divino tesoro…” y “Los niños son el futuro del mundo”. Se equivocaron sus autores porque, generaciones tras generaciones, niños y jovencitos han sido víctimas del maltrato, de la ofensa. Desde el comienzo de los tiempos, lo más recurrido para hablar de las ofensas a […]


MI COLUMNA

Por: Mary Daza Orozco

Sólo dos expresiones trilladas: “Juventud divino tesoro…” y “Los niños son el futuro del mundo”. Se equivocaron sus autores porque, generaciones tras generaciones, niños y jovencitos han sido víctimas del maltrato, de la ofensa.
Desde el comienzo de los tiempos, lo más recurrido para hablar de las ofensas a los niños fue la matanza de inocentes que ordenó Herodes; la literatura está plagada de obras sobre abuso a los niños: en trabajos indignos, en los orfanatos, en las guerras; víctimas de abusos sexuales;  de padres desaprensivos, de mucho más y la historia corrobora esos relatos.
La situación no sigue igual, es peor; las noticias dan cuenta de ello, pasma que con el mundo en marcha lleno de adelantos, de asombros, de inmediatez, haya aumentado con extremada virulencia el maltrato a los niños. Se les toma como objetos, se les quita la libertad de descubrir el mundo y se les mete forzosamente en el ámbito de los adultos.
Lo último se escuchó la semana pasada de boca del ministro venezolano del Poder Popular para la Educación, Héctor Navarro: “Los comandos de guerrilla comunicacional, o guerrilleros mediáticos deben tener la creatividad, la movilidad y la rapidez que caracterizan a la guerrilla para, al estar en el seno del pueblo, interpretar y expresar las necesidades de ese pueblo y llevar este mensaje a todo el mundo y comunicarlo democráticamente de manera oportuna y veraz”. Se refería a la última creación del presidente Chávez, quien justifica la medida aduciendo  que esos comandos de niños guerrilleros fueron creados con el propósito de enfrentar las mentiras y la desinformación que día a día emiten los medios de comunicación privados.
Es bueno crear organizaciones que beneficien a los niños y jóvenes; Venezuela tenía un programa televisivo, “Los reporteritos”, admirable por la inquietud de los pequeños de investigar y plantarse ante las cámaras a contar temas acordes con su edad, pero ponerles ahora el sello de guerrilleros no es lo más acertado.
En Colombia hubo un intento del presidente Uribe de convertir a los jóvenes en informantes del gobierno, afortunadamente el pueblo y los medios protestaron, nuestro Presidente fue víctima de la fascinación que produce un joven metido en las causas políticas. En Venezuela, el partido de oposición solicitó a la UNICEF que se pronuncie sobre la utilización de niños en el programa de “guerrillas mediáticas”, pero eso es vano en un régimen autocrático y que además sigue el esquema cubano de los “Los pioneritos”.
A los niños y jovencitos no sólo se les maltrata con castigos, hambre, desnudez, mendicidad, también, y quizás más doloroso, es quitarles el derecho a descubrir el mundo por sí mismo, a arrebatarles sus travesuras, sus asombros, a hacerlos pensar como adultos cuando todavía no están a tiempo.
En estos días las noticias de irrespeto a los Derechos del Niño han sido profusas, y el mundo indiferente. Ya es hora de detener la infamia, no se le puede permitir ni a los gobiernos, ni a la Iglesia, ni a los maestros, ni a los padres, ni a las mujeres roba-chicos  ni a los locos que sacian sus depravaciones, sus miedos, sus instintos con los niños, con los jovencitos; no se debe admitir que sigan enrareciendo la sal de la tierra, sal que es vida, eso son ellos: hijos del alma, los que inspiraron las frases que cité al principio, los que inspiraron la sentencia divina: “…de ellos es el reino de los cielos”. Hay que empezar por casa: ni una fisura más en el trato y en el respeto para con los niños.