El Cesar ocupa el octavo lugar a nivel nacional en cantidad de personas de raza negra en su territorio. Sin embargo el problema de la discriminación sigue siendo palpable en los múltiples escenarios de la vida cotidiana.
Por: Freddy Oñate Acevedo/EL PILÓN
Un departamento rico en diversidad cultural y racial es el Cesar, pero también es uno de los que más población afrocolombiana tiene, pues ocupa el octavo puesto a nivel nacional en este sentido.
En el marco de la celebración de la afrocolombianidad, este mes se llevan a cabo diferentes eventos con ponentes y participantes que hacen parte de esta comunidad, en los lugares donde están asentados.
El principal problema de los afros
Si bien esta raza se ha caracterizado por su fuerza, también se ha hecho notar por su constancia por la lucha en contra del racismo y para que se les tenga en cuenta como comunidades en los distintos escenarios.
Según Simón Martínez, filósofo y politólogo, empapado del tema de comunidades negras, afirma que el principal problema de las comunidades es el autorreconocimiento. “Para muchas personas que son negras les cuesta autorreconorse como parte de esta comunidad, y de tener unas condiciones biológicas que lo identifican como afro, hay un problema también pedagógico que permita a la gente reconocerse como uno es. Este es uno de los principales problemas que tienen las personas que pertenecen a nuestra comunidad”.
A pesar de lo anterior, Martínez expone que en el Cesar se ha venido dando un despertar de la comunidad de afros, ya que en poblaciones como El Copey, que es un municipio con una cultura muy plural, con gente que ha llegado de distintas partes, sea la parte del departamento donde la gente más se ha autorreconocido como afrodescendiente.
La discriminación
Según los testimonios de las personas entrevistadas por EL PILÓN, aún existen actos de rechazo hacia las personas negras en distintos aspectos de la vida cotidiana y en todas las partes del mundo, claro está, con más intensidad en algunos lugares que en otros.
En el Cesar, los problemas de discriminación por raza se ven a nivel laboral, de convivencia y educativo. Según Ana Rocío Jiménez, Licenciada en Etnoeducación. Psicóloga y promotora del lineamiento curriculares para la Cátedra de Estudios Afrocolombianos “El racismo es posible verlo en cualquier parte y en cualquier momento. No puede entenderse el racismo como el hecho de llamar a alguien negro. El llamar ‘aguas negras’ a las aguas residuales, el decir ‘la mano negra’ cuando se está haciendo referencia a alguna mala acción en el ámbito político, eso es racismo.
En el Cesar, es posible ver el racismo cuando las personas de nuestra raza son las que se encuentran en condiciones de vida más vulnerables, las que tienen el índice de alfabetización más bajo, eso también es racismo”.
De igual manera para María Lydyalu Perea, que es conocida como Lype Perea, representante de la mujer afrocolombiana, asegura que “el racismo en el Cesar se percibe en la manera que no se tiene en cuenta la comunidad para la realización de actividades políticas y la falta de personas que se autorreconocen como afrodescendientes en cargos públicos y políticos importantes en el departamento.
Puede que existan negros en cargos públicos de categoría media, pero nosotros contamos con personas que están capacitadas para estar en un puesto importante para el departamento”.
La Ley 1482 del 30 de noviembre del 2011
Esta Ley por medio la cual se modificó el Código Penal, se realizó con el fin de garantizar la protección de los derechos de las personas que han sido vulnerados por medio de actos de racismo o de discriminación.
Según los artículos estipulados en la Ley, en el artículo noveno que habla sobre los actos de discriminación, “la persona que obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de de otra persona por raza… incurrirá en prisión de 12 a 36 meses y multas de 10 a 15 salarios mínimos legales mensuales vigentes.”
De igual manera, la pena podría tener agravación si se realiza en lugares públicos, o a través de medios de comunicación.
Cómo se puede combatir el racismo
Para muchos de los que hacen parte de la comunidad afrocolombiana, la mejor manera de combatir el racismo, además del proceso de autorreconocimiento, es la educación.
En Colombia se estableció la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, que consiste en una propuesta educativa pretende ubicar conocimientos relacionados a la comunidad afrocolombiana en el plan de estudios y que busca superar el desconocimiento en relación al aporte realizado por los afrocolombianos a la construcción de la nacionalidad en lo materia, lo cultural y lo político.
No obstante, en muchos centros educativos no se tiene en cuenta esta cátedra, lo que ha generado un imaginario colectivo equivocado de lo que fue el papel de las negritudes en el proceso histórico colombiano.
En otro contexto, las personas como Lype Perea, Simón Martínez y Ana Rocío Jiménez, aseguran que quienes son violentados por su color de piel, deben tomar las medidas necesarias para que la ley haga cumplir las normas establecidas en contra del racismo o discriminación.
Finalmente, cabe destacar que la comunidad negra a nivel nacional sigue luchando para que se les tenga en cuenta en los distintos escenarios de participación del ser humano y para que se les reconozca como seres iguales ante toda la sociedad.
Un poco de historia
En los centros educativos se ha enseñado que las personas negras venían desde el África como esclavos para trabajar y no se ha resaltado los aportes y los logros de ellos.
Desde las primeras rebeliones, mostraron su apoyo a la causa libertadora, fue creado el departamento del Chocó como entidad autónoma y hoy en día se ha luchado por el establecimiento de la cátedra afrocolombiana y que San Basilio de Palenque sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad; claro está que sus luchas han sido en su mayoría, continuas e invisibilizadas.
Anteriormente, se pensaba que las personas para que no fueran catalogadas como negras, debían ser proceso de un cruce generacional. La única manera de quitarse lo que entonces se concebía como una ‘etiqueta’, tendrían que ser producto de dicho cruce en un quinto grado.
El Cesar ocupa el octavo lugar a nivel nacional en cantidad de personas de raza negra en su territorio. Sin embargo el problema de la discriminación sigue siendo palpable en los múltiples escenarios de la vida cotidiana.
Por: Freddy Oñate Acevedo/EL PILÓN
Un departamento rico en diversidad cultural y racial es el Cesar, pero también es uno de los que más población afrocolombiana tiene, pues ocupa el octavo puesto a nivel nacional en este sentido.
En el marco de la celebración de la afrocolombianidad, este mes se llevan a cabo diferentes eventos con ponentes y participantes que hacen parte de esta comunidad, en los lugares donde están asentados.
El principal problema de los afros
Si bien esta raza se ha caracterizado por su fuerza, también se ha hecho notar por su constancia por la lucha en contra del racismo y para que se les tenga en cuenta como comunidades en los distintos escenarios.
Según Simón Martínez, filósofo y politólogo, empapado del tema de comunidades negras, afirma que el principal problema de las comunidades es el autorreconocimiento. “Para muchas personas que son negras les cuesta autorreconorse como parte de esta comunidad, y de tener unas condiciones biológicas que lo identifican como afro, hay un problema también pedagógico que permita a la gente reconocerse como uno es. Este es uno de los principales problemas que tienen las personas que pertenecen a nuestra comunidad”.
A pesar de lo anterior, Martínez expone que en el Cesar se ha venido dando un despertar de la comunidad de afros, ya que en poblaciones como El Copey, que es un municipio con una cultura muy plural, con gente que ha llegado de distintas partes, sea la parte del departamento donde la gente más se ha autorreconocido como afrodescendiente.
La discriminación
Según los testimonios de las personas entrevistadas por EL PILÓN, aún existen actos de rechazo hacia las personas negras en distintos aspectos de la vida cotidiana y en todas las partes del mundo, claro está, con más intensidad en algunos lugares que en otros.
En el Cesar, los problemas de discriminación por raza se ven a nivel laboral, de convivencia y educativo. Según Ana Rocío Jiménez, Licenciada en Etnoeducación. Psicóloga y promotora del lineamiento curriculares para la Cátedra de Estudios Afrocolombianos “El racismo es posible verlo en cualquier parte y en cualquier momento. No puede entenderse el racismo como el hecho de llamar a alguien negro. El llamar ‘aguas negras’ a las aguas residuales, el decir ‘la mano negra’ cuando se está haciendo referencia a alguna mala acción en el ámbito político, eso es racismo.
En el Cesar, es posible ver el racismo cuando las personas de nuestra raza son las que se encuentran en condiciones de vida más vulnerables, las que tienen el índice de alfabetización más bajo, eso también es racismo”.
De igual manera para María Lydyalu Perea, que es conocida como Lype Perea, representante de la mujer afrocolombiana, asegura que “el racismo en el Cesar se percibe en la manera que no se tiene en cuenta la comunidad para la realización de actividades políticas y la falta de personas que se autorreconocen como afrodescendientes en cargos públicos y políticos importantes en el departamento.
Puede que existan negros en cargos públicos de categoría media, pero nosotros contamos con personas que están capacitadas para estar en un puesto importante para el departamento”.
La Ley 1482 del 30 de noviembre del 2011
Esta Ley por medio la cual se modificó el Código Penal, se realizó con el fin de garantizar la protección de los derechos de las personas que han sido vulnerados por medio de actos de racismo o de discriminación.
Según los artículos estipulados en la Ley, en el artículo noveno que habla sobre los actos de discriminación, “la persona que obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de de otra persona por raza… incurrirá en prisión de 12 a 36 meses y multas de 10 a 15 salarios mínimos legales mensuales vigentes.”
De igual manera, la pena podría tener agravación si se realiza en lugares públicos, o a través de medios de comunicación.
Cómo se puede combatir el racismo
Para muchos de los que hacen parte de la comunidad afrocolombiana, la mejor manera de combatir el racismo, además del proceso de autorreconocimiento, es la educación.
En Colombia se estableció la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, que consiste en una propuesta educativa pretende ubicar conocimientos relacionados a la comunidad afrocolombiana en el plan de estudios y que busca superar el desconocimiento en relación al aporte realizado por los afrocolombianos a la construcción de la nacionalidad en lo materia, lo cultural y lo político.
No obstante, en muchos centros educativos no se tiene en cuenta esta cátedra, lo que ha generado un imaginario colectivo equivocado de lo que fue el papel de las negritudes en el proceso histórico colombiano.
En otro contexto, las personas como Lype Perea, Simón Martínez y Ana Rocío Jiménez, aseguran que quienes son violentados por su color de piel, deben tomar las medidas necesarias para que la ley haga cumplir las normas establecidas en contra del racismo o discriminación.
Finalmente, cabe destacar que la comunidad negra a nivel nacional sigue luchando para que se les tenga en cuenta en los distintos escenarios de participación del ser humano y para que se les reconozca como seres iguales ante toda la sociedad.
Un poco de historia
En los centros educativos se ha enseñado que las personas negras venían desde el África como esclavos para trabajar y no se ha resaltado los aportes y los logros de ellos.
Desde las primeras rebeliones, mostraron su apoyo a la causa libertadora, fue creado el departamento del Chocó como entidad autónoma y hoy en día se ha luchado por el establecimiento de la cátedra afrocolombiana y que San Basilio de Palenque sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad; claro está que sus luchas han sido en su mayoría, continuas e invisibilizadas.
Anteriormente, se pensaba que las personas para que no fueran catalogadas como negras, debían ser proceso de un cruce generacional. La única manera de quitarse lo que entonces se concebía como una ‘etiqueta’, tendrían que ser producto de dicho cruce en un quinto grado.