DOS PUNTOS. Por: Germán Piedrahíta R. Mañana el mundo católico celebra el nacimiento de Jesucristo y en nuestro país esta celebración no estará llena de alegría ni felicidad. La naturaleza nos está cobrando el daño que hora tras hora le hemos hecho. Serían interminables las relaciones que desde hace mas de cincuenta años, en mi […]
DOS PUNTOS.
Por: Germán Piedrahíta R.
Mañana el mundo católico celebra el nacimiento de Jesucristo y en nuestro país esta celebración no estará llena de alegría ni felicidad. La naturaleza nos está cobrando el daño que hora tras hora le hemos hecho.
Serían interminables las relaciones que desde hace mas de cincuenta años, en mi caso y sé que serán muchos más para los mayores, se han dicho, escrito, grabado, filmado con anuncios de lo que nos podía pasar si continuábamos con la depredación a la naturaleza.
Los árboles fueron talados, los suelos arrasados; los ríos contaminados, desviados, secados; los páramos y humedales desecados; el mal llamado desarrollo terminó por eliminar la cordura de las mentes y los corazones se endurecieron para dar paso al síndrome del rey Midas y como a él, todo lo que tocan los buscadores de tesoros brilla, opacando la vida.
A la destrucción debemos sumar nuestra inveterada costumbre de hacer cosas, pero no darles mantenimiento y como se está viendo, sufriendo, muchos de los daños se deben a la falta de revisión y mantenimiento.
En Navidad, debería escribir de pesebres, regalos, fiestas, risas, luces, en fin alegría pero debemos prepararnos para lo que viene porque si el invierno ha destruido y lanzado a la calle a miles de colombianos a los que hoy se les ayuda con alimentos y un resguardo, que es pasajero, en colegios, coliseos y carpas, el secamiento de llanos y pueblos no será rápido y la recuperación de estas poblaciones podrá ser mas calamitosa y costosa.
Los daños no serán recuperables en pocos días sino en meses, que pueden ser largos y allí es en donde alcaldes y gobernadores se verán a gatas pues no podrán contar con cada mes una ‘teletón’, ni conciertos semanales para recoger cosas, ni donaciones así sean de tres mil pesos.
Lo que viene, haciendo parangón de la vida de Jesús, en Navidad, lo que viene es un verdadero viacrucis y para ese camino de dolorosas estaciones es que debemos prepararnos.
La Sorbona…
Me sorprende la columna del doctor Álvaro Castro dirigida a Napoleón de Armas y a la Academia de Historia, pues una persona con tantos pergaminos y reconocimientos, siendo quizá el único vallenato con estudios en la Sorbona, prestigio del mundo académico, cae en llamados como “…demeritando a los verdaderos investigadores con base en chismes y comentarios sin fundamento bibliográfico”, y nos suelta una verdadera perla; “La heroína armó un batallón de 300 jinetes que siguieron al Libertador a Chiriguaná y más tarde a Venezuela…” doctor Castro su valiosa genealogía le exige más cuidado, pues en uno de los 20 libros de las Memorias de Daniel F. O’leary, que puede leer en la biblioteca departamental, capítulo V de uno de ellos, página 133, él, que estuvo al lado de Bolívar, nos escribe de la campaña admirable, “… llega hasta San Cayetano, a orillas del Zulia… en este pueblo recibió 100 hombres, entre ellos ALGUNOS jinetes; y consiguió además CABALLOS para montar un piquete de caballería…” algunos, ¿trescientos?.
En cuanto a la lectura cuidadosa, eso se espera que hagan los amigos de la historia y analicen geografía y tiempo, pues Bolívar lee su manifiesto en Cartagena el 15 de Diciembre de 1812 y es enviado a Barrancas como comandante por órdenes de Labatut, el 27 de diciembre toma Mompox y pasa a El Banco, “E1 1 de enero de 1813 los derrotó en Chiriguaná” (Memorias de O’leary página 127) ¿Sabía Bolívar el día en que pasaría por Chiriguaná? ¿Cómo y en qué tiempo invitó a la Loperena a reunión el 31 de diciembre en Chiriguaná? ¿Cómo y en qué tiempo llegó la comitiva vallenata?
¿Podremos tener en Enero del 2011 un debate pedagógico e histórico con su presencia y la de los investigadores e historiadores vallenatos?
Navidad, que sea muy feliz para todos y excusen pero no hay rosas.