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Editorial - 5 septiembre, 2014

Navegabilidad del Magdalena, le conviene al Cesar

Excelente noticia la que se conoció la semana pasada, que daba cuenta de la adjudicación de una concesión para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, con el propósito de fortalecer el transporte fluvial y disminuir el camionero. Desde todo punto de vista son innumerables los beneficios para el país en general y específicamente […]

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Excelente noticia la que se conoció la semana pasada, que daba cuenta de la adjudicación de una concesión para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, con el propósito de fortalecer el transporte fluvial y disminuir el camionero. Desde todo punto de vista son innumerables los beneficios para el país en general y específicamente para los pueblos por donde pasa el Magdalena que volverían a florecer con la dinámica económica que puede traer una mayor actividad carguera en las aguas del principal afluente colombiano.

El objetivo de esta Concesión que busca mover carga entre Puerto Salgar y Barranquilla es hacer un transporte más limpio que el camionero y 60 por ciento más barato. Aunque es un proyecto a trece años, en menos de cinco años se puedan estar viendo resultados, especialmente si se mira que la primera unidad funcional, de cuatro que tiene contempladas, es Bocas de Ceniza-La Gloria, este último municipio cesarense que históricamente ha vivido del río. De ahí le siguen La Gloria-Barrancabermeja, Barrancabermeja-Puerto Berrío y Puerto Berrío-Puerto Salgar/La Dorada.

Lo que se veía como una vieja aspiración, de volver a darle al río Magdalena el papel protagónico que tenía cuando aún no había vías para que los camiones transportaran la carga como lo hacen hegemónicamente hasta ahora, se ve más cerca de convertirse en una realidad. Incluso, la misma Cormagdalena, corporación creada para garantizar la navegabilidad del Magdalena, trabaja paralelo a la concesión, en un proyecto verde que si se concretar su registro en las Naciones Unidas antes de que finalice este año, Colombia se ubicaría entre las naciones a la vanguardia en materia de protección al medio ambiente, el cual consiste en una metodología conocida como Mecanismo de Desarrollo Limpio,, que busca la sustitución de carga del modo carretero al fluvial con el fin de contribuir a la mitigación del cambio climático mediante la reducción de gases efecto invernadero.

Los beneficios por eso son incontables. Y si se mira desde lo social, los pueblos que hoy están sobre las vías nacionales, por lo menos en el Cesar, reducirían problemas de prostitución de menores de edad, drogadicción y enfermedades de transmisión sexual que ha dejado la actividad transportadora en su mayoría, por cuanto estas poblaciones son sitios de reposo de los camioneros. Eso sin contar los altos índices de accidentalidad.

De todas maneras este proyecto, que cuesta 2,5 billones de pesos, es una APP (Asociación Pública Privada) de iniciativa pública de la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, que fue adjudicada a la Sociedad Futura Navelena S.A.S., conformada por la Sociedad Constructora Norberto Odebrecht de Colombia Ltda, que tiene un 87%; y la Sociedad Valores y Contratos S.A., con un 13%.

El tema es muy importante y debe entrar ya a la agenda de congresistas, alcaldes y gobernador. Hay que pensar en la oportunidad que se abre y pensar en que pueden habilitarse varios puertos fluviales en el Cesar, para planchones que no necesitan mucho calado, a lo largo del río Cesar y que lleven al Magdalena, lo que ayudaría a mejorar la competitividad regional e ingresar al grupo de territorios con visión suprarregional, soñando que con recursos de regalías podríamos tener corredores fluviales en el Cesar que conecten con la Ciénaga de Zapatosa, de ahí al río Magdalena, hasta llegar al mar Caribe y de ahí al resto del mundo, con un transporte a bajo costo.

Editorial
5 septiembre, 2014

Navegabilidad del Magdalena, le conviene al Cesar

Excelente noticia la que se conoció la semana pasada, que daba cuenta de la adjudicación de una concesión para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, con el propósito de fortalecer el transporte fluvial y disminuir el camionero. Desde todo punto de vista son innumerables los beneficios para el país en general y específicamente […]


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Excelente noticia la que se conoció la semana pasada, que daba cuenta de la adjudicación de una concesión para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena, con el propósito de fortalecer el transporte fluvial y disminuir el camionero. Desde todo punto de vista son innumerables los beneficios para el país en general y específicamente para los pueblos por donde pasa el Magdalena que volverían a florecer con la dinámica económica que puede traer una mayor actividad carguera en las aguas del principal afluente colombiano.

El objetivo de esta Concesión que busca mover carga entre Puerto Salgar y Barranquilla es hacer un transporte más limpio que el camionero y 60 por ciento más barato. Aunque es un proyecto a trece años, en menos de cinco años se puedan estar viendo resultados, especialmente si se mira que la primera unidad funcional, de cuatro que tiene contempladas, es Bocas de Ceniza-La Gloria, este último municipio cesarense que históricamente ha vivido del río. De ahí le siguen La Gloria-Barrancabermeja, Barrancabermeja-Puerto Berrío y Puerto Berrío-Puerto Salgar/La Dorada.

Lo que se veía como una vieja aspiración, de volver a darle al río Magdalena el papel protagónico que tenía cuando aún no había vías para que los camiones transportaran la carga como lo hacen hegemónicamente hasta ahora, se ve más cerca de convertirse en una realidad. Incluso, la misma Cormagdalena, corporación creada para garantizar la navegabilidad del Magdalena, trabaja paralelo a la concesión, en un proyecto verde que si se concretar su registro en las Naciones Unidas antes de que finalice este año, Colombia se ubicaría entre las naciones a la vanguardia en materia de protección al medio ambiente, el cual consiste en una metodología conocida como Mecanismo de Desarrollo Limpio,, que busca la sustitución de carga del modo carretero al fluvial con el fin de contribuir a la mitigación del cambio climático mediante la reducción de gases efecto invernadero.

Los beneficios por eso son incontables. Y si se mira desde lo social, los pueblos que hoy están sobre las vías nacionales, por lo menos en el Cesar, reducirían problemas de prostitución de menores de edad, drogadicción y enfermedades de transmisión sexual que ha dejado la actividad transportadora en su mayoría, por cuanto estas poblaciones son sitios de reposo de los camioneros. Eso sin contar los altos índices de accidentalidad.

De todas maneras este proyecto, que cuesta 2,5 billones de pesos, es una APP (Asociación Pública Privada) de iniciativa pública de la Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena, que fue adjudicada a la Sociedad Futura Navelena S.A.S., conformada por la Sociedad Constructora Norberto Odebrecht de Colombia Ltda, que tiene un 87%; y la Sociedad Valores y Contratos S.A., con un 13%.

El tema es muy importante y debe entrar ya a la agenda de congresistas, alcaldes y gobernador. Hay que pensar en la oportunidad que se abre y pensar en que pueden habilitarse varios puertos fluviales en el Cesar, para planchones que no necesitan mucho calado, a lo largo del río Cesar y que lleven al Magdalena, lo que ayudaría a mejorar la competitividad regional e ingresar al grupo de territorios con visión suprarregional, soñando que con recursos de regalías podríamos tener corredores fluviales en el Cesar que conecten con la Ciénaga de Zapatosa, de ahí al río Magdalena, hasta llegar al mar Caribe y de ahí al resto del mundo, con un transporte a bajo costo.