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Editorial - 3 agosto, 2018

Nadie responde por las crisis de la salud

En el editorial del miércoles analizamos la crisis de las entidades promotoras de salud, mejor conocidas como EPS, que justifican su pésimo servicio a los $2.6 billones de deudas acumuladas vencidas a más de un año, que tiene la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, ADRES, con el gremio […]

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En el editorial del miércoles analizamos la crisis de las entidades promotoras de salud, mejor conocidas como EPS, que justifican su pésimo servicio a los $2.6 billones de deudas acumuladas vencidas a más de un año, que tiene la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, ADRES, con el gremio de las EPS.

Hoy revisamos el problema con los institutos prestadores de salud, IPS, que son las clínicas, hospitales, centros médicos y demás entidades que las EPS contratan para cumplir con sus planes y servicios a los usuarios del sistema de salud. Nos enfocamos en Valledupar, donde pululan las quejas de los usuarios de las clínicas por los precarios servicios y se suman las del personal médico y administrativo por la demora en los pagos de los sueldos. En el sector público no podemos dejar de mencionar la crisis del Idreec y los esporádicos paros en el Hospital Rosario Pumarejo.

Recientemente, las protestas de los trabajadores de la salud se centran en el grupo empresarial Médicos S.A., del cual hacen parte las clínicas de Alta Complejidad del Caribe, Clínica Valledupar, Médicos LTDA Central y la Clínica Médicos de San Juan del Cesar, La Guajira.

La cabeza visible de Médicos S.A., Carlos Arce, explicó en un reciente encuentro con la prensa que su crisis se debe a que las EPS les adeudan cerca de 240 mil millones de pesos.

Sin embargo, en la opinión pública cuestiona a la organización por su evidente expansión en este momento de crisis. ¿Por qué si tiene plata para comprar otras clínicas y no para pagar las nóminas puntualmente? Ante ese interrogante, Arce responde que los bancos le prestan para inversiones, no para pagar salarios.

No tratamos de cuestionar a Carlos Arce, quien como profesional de la medicina conoce mejor que nadie el sentido de la misión médica, reconocemos que es empresario, y de los buenos; en el 2015 recibió el galardón como empresario del año por parte de la Cámara de Comercio de Valledupar, debido a los logros obtenidos en el sector salud, como gerente, director y presidente de clínicas locales y otras entidades dedicadas a atender y transportar pacientes.

Lo que queda claro es que las finanzas y la salud riñen, pues las sumas y restas son complicadas al momento de buscar rentabilidad en un servicio, cuya esencia es el bienestar y la preservación de la vida, que no debería tener precio. No obstante, hay quienes han encontrado un ‘buen negocio’ a costa de la vida de los colombianos; recordemos el ‘Cartel de la hemofilia’ en Córdoba que desangró a la salud con 50 mil millones de pesos en recobros, con IPS de papel.

En conclusión, el problema es estructural y se debe buscar la fórmula para que el sistema de salud no sea visto como una mina sino como un servicio, que se termine la cadena en la que las EPS se escudan en los dineros que les adeuda el ADRES y las IPS en la mora de las EPS, pese a los aportes que salen del bolsillo de los colombianos.

“Yo le pago cuando me paguen, si es que le pagan al que me debe a mí”. Este estribillo de una canción vallenata debe dejar de sonar en la salud de nuestro país y para ellos urge una revisión y cambios estructurales por parte del Gobierno que comienza el próximo 7 de agosto, en cabeza de Iván Duque Márquez.

Editorial
3 agosto, 2018

Nadie responde por las crisis de la salud

En el editorial del miércoles analizamos la crisis de las entidades promotoras de salud, mejor conocidas como EPS, que justifican su pésimo servicio a los $2.6 billones de deudas acumuladas vencidas a más de un año, que tiene la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, ADRES, con el gremio […]


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En el editorial del miércoles analizamos la crisis de las entidades promotoras de salud, mejor conocidas como EPS, que justifican su pésimo servicio a los $2.6 billones de deudas acumuladas vencidas a más de un año, que tiene la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud, ADRES, con el gremio de las EPS.

Hoy revisamos el problema con los institutos prestadores de salud, IPS, que son las clínicas, hospitales, centros médicos y demás entidades que las EPS contratan para cumplir con sus planes y servicios a los usuarios del sistema de salud. Nos enfocamos en Valledupar, donde pululan las quejas de los usuarios de las clínicas por los precarios servicios y se suman las del personal médico y administrativo por la demora en los pagos de los sueldos. En el sector público no podemos dejar de mencionar la crisis del Idreec y los esporádicos paros en el Hospital Rosario Pumarejo.

Recientemente, las protestas de los trabajadores de la salud se centran en el grupo empresarial Médicos S.A., del cual hacen parte las clínicas de Alta Complejidad del Caribe, Clínica Valledupar, Médicos LTDA Central y la Clínica Médicos de San Juan del Cesar, La Guajira.

La cabeza visible de Médicos S.A., Carlos Arce, explicó en un reciente encuentro con la prensa que su crisis se debe a que las EPS les adeudan cerca de 240 mil millones de pesos.

Sin embargo, en la opinión pública cuestiona a la organización por su evidente expansión en este momento de crisis. ¿Por qué si tiene plata para comprar otras clínicas y no para pagar las nóminas puntualmente? Ante ese interrogante, Arce responde que los bancos le prestan para inversiones, no para pagar salarios.

No tratamos de cuestionar a Carlos Arce, quien como profesional de la medicina conoce mejor que nadie el sentido de la misión médica, reconocemos que es empresario, y de los buenos; en el 2015 recibió el galardón como empresario del año por parte de la Cámara de Comercio de Valledupar, debido a los logros obtenidos en el sector salud, como gerente, director y presidente de clínicas locales y otras entidades dedicadas a atender y transportar pacientes.

Lo que queda claro es que las finanzas y la salud riñen, pues las sumas y restas son complicadas al momento de buscar rentabilidad en un servicio, cuya esencia es el bienestar y la preservación de la vida, que no debería tener precio. No obstante, hay quienes han encontrado un ‘buen negocio’ a costa de la vida de los colombianos; recordemos el ‘Cartel de la hemofilia’ en Córdoba que desangró a la salud con 50 mil millones de pesos en recobros, con IPS de papel.

En conclusión, el problema es estructural y se debe buscar la fórmula para que el sistema de salud no sea visto como una mina sino como un servicio, que se termine la cadena en la que las EPS se escudan en los dineros que les adeuda el ADRES y las IPS en la mora de las EPS, pese a los aportes que salen del bolsillo de los colombianos.

“Yo le pago cuando me paguen, si es que le pagan al que me debe a mí”. Este estribillo de una canción vallenata debe dejar de sonar en la salud de nuestro país y para ellos urge una revisión y cambios estructurales por parte del Gobierno que comienza el próximo 7 de agosto, en cabeza de Iván Duque Márquez.