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Columnista - 29 junio, 2023

Mujeres olvidadas

Por Edgardo Mendoza Guerra -Tiro de chorro Hoy, cuando las organizaciones femeninas del mundo reclaman derechos a su causa, después de tantos años de machismo puro, algunas mujeres tan discretas pero importantes son parte del olvido. Comparto muchas tareas del género rosa, su capacidad de trabajo, inteligencia, honradez y creatividad, incluso muchas veces poniendo en […]

Por Edgardo Mendoza Guerra -Tiro de chorro

Hoy, cuando las organizaciones femeninas del mundo reclaman derechos a su causa, después de tantos años de machismo puro, algunas mujeres tan discretas pero importantes son parte del olvido.

Comparto muchas tareas del género rosa, su capacidad de trabajo, inteligencia, honradez y creatividad, incluso muchas veces poniendo en riesgo la masculinidad, pero esa será otra discusión posiblemente estéril, por ahora. Al menos déjenme defender algunas mujeres anónimas del medio, es decir los medios de comunicación y concretamente en Valledupar, una ciudad que sigue al galope, pero al igual será tema de próximas columnas, si los grandes capitalistas compramedios no adquieren al querido EL PILÓN local.

Presentaré entonces a ese ramillete de mujeres que en las emisoras y periódicos hacen el café y otros oficios propios de la empresa, pero que terminan siendo más comunicadoras que los propios periodistas. 

Ellas con una intuición superior, son capaces de preguntar, reclamar, recordar, comparar respuestas con preguntas que guardan un silencio enorme y a veces cómplice. Ellas saben por conocimiento propio quienes reciben “cositas raras” en medio de “cositas sucias”, pero conocen como la palma de sus manos quienes somos cada uno de nosotros, nuestro pasado, presente y hasta futuro.

Hoy no caben todas por lo tanto iniciaré con Betty A, en Ondas de Macondo aquella emisora que los adultos conocieron. Llegaba siempre temprano y nunca salía a la hora cumplida, prefería esperar por si algo pasaba y siempre pasaba algo. Parece escucharla con su voz tibia pero afirmativa: Ayer, apenas salía entraron dos mujeres del barrio que conozco, andan en busca de locutores y los pendejos maridos trabajando como celadores y ellas pendiente de la bulla, además les traen comida las muy descaradas en esas cabinas dejan hasta aretes olvidados, en los baños de todo ¿qué tal si aquí pagaran a tiempo?

Radio Reloj, Hilda B, morenita, delgada, había sido reina de carnavales, se dejó del marido y los periodistas de entonces la vincularon al medio. Lo sabía todo, poca guardadora de secretos, la secretaria sale con el gerente, pero el novio la recoge a las seis con besitos en la cara, ni vergüenza sienten las mujeres de hoy, un hombre casado y viejo, con razón estrena bolsos cada mes y usa el mismo perfume de la esposa del gerente, posiblemente la esposa no sabe, pero entre cielo y tierra nada hay oculto, hasta ganas me dan de decírselo, pero mejor… Al rato entra en escena Lola C, esos periodistas reciben plata de músicos y políticos con razón no denuncian nada y la comunidad de idiota viene a poner quejas, yo que sé todo, estoy que exploto.

Olímpica Estéreo, Rosyris D. Esos locutores reciben bicicletas, motos, botellas y sobres y no son capaces de darle nada a uno, las muchachas llegan bobitas buscándolos con unas falditas que muestran casi todo, después salen preñás y vienen los ayayayay, como me digan soy capaz de  decirles de quien puede ser el pelao, a veces salen una semana con uno y luego con el otro, las casadas son peores, les traen regalos costosos y los maríos en esas minas sucios de carbón y ellas aquí de desastre en desastre. Tengo una lista que voy a publicar, pero puede haber vaina, al fin yo no soy baúl de nadie…

RCN Rumba, Gisela E. Yo aquí abro la puerta es con cautela, como esta vaina para es sola, uno encuentra siempre sus “bojoticos” por todas partes, incluso la mujer del otro locutor vacila con el compañero y el de pendejo lo invita a todas partes. Ni que hablar de la secre, esa se hace la mosquita muerta, pero hace hasta pa vender, bueno al menos conmigo es especial, de los regalos que le dan recibo algo, porque cuando viene el novio a buscarla le digo que hoy sale tardísimo por la auditoria, pero el día que me falle suelto la jeta.

Radio Guatapurí, Carmen F. y Yesenia G. casi al unísono responden: La verdad no sé qué le ven esas mujeres a estos señores de aquí, los esperan afuera como unas desesperadas, algunas entran al patio dizque al baño, ya fulanita esta viejona pero se cree barby y las otras vienen por saludos y discos.

Parecen brujas apenas saben que hay músicos o candidatos políticos se ponen pilosas, menos mal que el robispicio que había está bajo control, pero siempre algo cogen, ellos bobos no son. En otros tiempos con esos porrazos de carnaval ese patio se llenaba de mujeres casi encueras por todas partes, si hubieran existido cámaras era para erizar la piel por el descaro. Otra cosa que no entiendo por qué los políticos hombres tienen que darles plata a otros hombres. ¡Ajá responde Yesenia, si ese es el negocio socia!

Columnista
29 junio, 2023

Mujeres olvidadas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Edgardo Mendoza Guerra

Por Edgardo Mendoza Guerra -Tiro de chorro Hoy, cuando las organizaciones femeninas del mundo reclaman derechos a su causa, después de tantos años de machismo puro, algunas mujeres tan discretas pero importantes son parte del olvido. Comparto muchas tareas del género rosa, su capacidad de trabajo, inteligencia, honradez y creatividad, incluso muchas veces poniendo en […]


Por Edgardo Mendoza Guerra -Tiro de chorro

Hoy, cuando las organizaciones femeninas del mundo reclaman derechos a su causa, después de tantos años de machismo puro, algunas mujeres tan discretas pero importantes son parte del olvido.

Comparto muchas tareas del género rosa, su capacidad de trabajo, inteligencia, honradez y creatividad, incluso muchas veces poniendo en riesgo la masculinidad, pero esa será otra discusión posiblemente estéril, por ahora. Al menos déjenme defender algunas mujeres anónimas del medio, es decir los medios de comunicación y concretamente en Valledupar, una ciudad que sigue al galope, pero al igual será tema de próximas columnas, si los grandes capitalistas compramedios no adquieren al querido EL PILÓN local.

Presentaré entonces a ese ramillete de mujeres que en las emisoras y periódicos hacen el café y otros oficios propios de la empresa, pero que terminan siendo más comunicadoras que los propios periodistas. 

Ellas con una intuición superior, son capaces de preguntar, reclamar, recordar, comparar respuestas con preguntas que guardan un silencio enorme y a veces cómplice. Ellas saben por conocimiento propio quienes reciben “cositas raras” en medio de “cositas sucias”, pero conocen como la palma de sus manos quienes somos cada uno de nosotros, nuestro pasado, presente y hasta futuro.

Hoy no caben todas por lo tanto iniciaré con Betty A, en Ondas de Macondo aquella emisora que los adultos conocieron. Llegaba siempre temprano y nunca salía a la hora cumplida, prefería esperar por si algo pasaba y siempre pasaba algo. Parece escucharla con su voz tibia pero afirmativa: Ayer, apenas salía entraron dos mujeres del barrio que conozco, andan en busca de locutores y los pendejos maridos trabajando como celadores y ellas pendiente de la bulla, además les traen comida las muy descaradas en esas cabinas dejan hasta aretes olvidados, en los baños de todo ¿qué tal si aquí pagaran a tiempo?

Radio Reloj, Hilda B, morenita, delgada, había sido reina de carnavales, se dejó del marido y los periodistas de entonces la vincularon al medio. Lo sabía todo, poca guardadora de secretos, la secretaria sale con el gerente, pero el novio la recoge a las seis con besitos en la cara, ni vergüenza sienten las mujeres de hoy, un hombre casado y viejo, con razón estrena bolsos cada mes y usa el mismo perfume de la esposa del gerente, posiblemente la esposa no sabe, pero entre cielo y tierra nada hay oculto, hasta ganas me dan de decírselo, pero mejor… Al rato entra en escena Lola C, esos periodistas reciben plata de músicos y políticos con razón no denuncian nada y la comunidad de idiota viene a poner quejas, yo que sé todo, estoy que exploto.

Olímpica Estéreo, Rosyris D. Esos locutores reciben bicicletas, motos, botellas y sobres y no son capaces de darle nada a uno, las muchachas llegan bobitas buscándolos con unas falditas que muestran casi todo, después salen preñás y vienen los ayayayay, como me digan soy capaz de  decirles de quien puede ser el pelao, a veces salen una semana con uno y luego con el otro, las casadas son peores, les traen regalos costosos y los maríos en esas minas sucios de carbón y ellas aquí de desastre en desastre. Tengo una lista que voy a publicar, pero puede haber vaina, al fin yo no soy baúl de nadie…

RCN Rumba, Gisela E. Yo aquí abro la puerta es con cautela, como esta vaina para es sola, uno encuentra siempre sus “bojoticos” por todas partes, incluso la mujer del otro locutor vacila con el compañero y el de pendejo lo invita a todas partes. Ni que hablar de la secre, esa se hace la mosquita muerta, pero hace hasta pa vender, bueno al menos conmigo es especial, de los regalos que le dan recibo algo, porque cuando viene el novio a buscarla le digo que hoy sale tardísimo por la auditoria, pero el día que me falle suelto la jeta.

Radio Guatapurí, Carmen F. y Yesenia G. casi al unísono responden: La verdad no sé qué le ven esas mujeres a estos señores de aquí, los esperan afuera como unas desesperadas, algunas entran al patio dizque al baño, ya fulanita esta viejona pero se cree barby y las otras vienen por saludos y discos.

Parecen brujas apenas saben que hay músicos o candidatos políticos se ponen pilosas, menos mal que el robispicio que había está bajo control, pero siempre algo cogen, ellos bobos no son. En otros tiempos con esos porrazos de carnaval ese patio se llenaba de mujeres casi encueras por todas partes, si hubieran existido cámaras era para erizar la piel por el descaro. Otra cosa que no entiendo por qué los políticos hombres tienen que darles plata a otros hombres. ¡Ajá responde Yesenia, si ese es el negocio socia!