Por Aquilino Cotes Zuleta Las familias guajiras sufren a cada momento de hechos aciagos, que perturban el acontecer normal de cada hogar, por culpa de conductores borrachos, por choferes inexpertos que desconocen las normas elementales de tránsito o hijos de “papi y mami” que no les importa la suerte de los demás. Los datos estadísticos […]
Por Aquilino Cotes Zuleta
Las familias guajiras sufren a cada momento de hechos aciagos, que perturban el acontecer normal de cada hogar, por culpa de conductores borrachos, por choferes inexpertos que desconocen las normas elementales de tránsito o hijos de “papi y mami” que no les importa la suerte de los demás.
Los datos estadísticos son escalofriantes en pueblos como Fonseca, sur de La Guajira, en donde a diario se reportan accidentes producto de la imprudencia de conductores de carros y motocicletas. Inclusive, se habla de que las autoridades civiles y policivas no hacen nada para evitar los accidentes.
Cada familia fonsequera está molesta y a diario los ciudadanos se quejan del ensordecedor ruido y del pánico que causan los conductores ebrios en sus carros por las calles, a plena luz del día y en las madrugadas.
El último hecho lamentable sucedió el pasado domingo 10 de noviembre, a eso de las 9 de la mañana, cuando aún el pueblo no se había despertado; un conductor de un campero gris arrolló y mató a un joven de 14 años de edad. Al parecer, el carro invadió el carril por donde el muchacho se transportaba en una motocicleta y lo embistió de manera brutal,en la calle 17 con carrera 15, cerca de su casa.
Al chofer del carro quien presuntamente es familiar del Alcalde del Municipio de Distracción (La Guajira) no le importó, no auxilió al menor, lo dejó ahí tirado agonizando, y huyó raudo por la calle 17. Hay versiones que indican que el infractor se va a entregar a las autoridades.
La desgracia que ronda al pueblo en cada esquina le arrebató la vida a Yoiser Yosith Molina Gámez, quien en enero próximo iba a cumplir 15 años. Era –según su familia- un muchacho alegre, muy sano y querendón, estudiante de octavo grado en la institución Educativa “Ernesto Parodi”.Era hijo de Yoel Molina y Luzmila Gámez.
El domingo, día del accidente, su familia estaba de fiesta, porque era la primera comunión de su hermana Yoelis (8 años), en la iglesia del pueblo.
Todos se levantaron muy temprano ese domingo, para asistir a las 9 de la mañana a la Iglesia. Sin embargo, antes de partir el muchacho salió en la moto de un familiar, iba a motilarse (cerca de la casa).
Partió por la calle 17 (preferencial) y cuando iba llegando a la carrera 15 esquina el campero le salió al paso y lo arrolló, provocándole la muerte. En cuestiones de segundos la tragedia recorrió el pueblo y llegó la noticia a la iglesia. Nadie lo podía creer y aunque la ceremonia continuo con quienes quedaban en el templo, la alegría de la familia se trasformó en llantos y dolor. En gritos desgarradores de una madre que en cuestiones de segundos tenía que soportar la pérdida de su hijo.
Su papá, un trabajador de las minas del Cerrejón, está atónito, y sus hermanos, familiares y amiguitos lloran desconsoladamente la partida de Yoiser Yosith. Su mamá Luzmila no apartó de sus manos la última camiseta que vistió en vida su hijo y se aferra a ella, mientras que los fonsequeros reclaman justicia, justicia, contra los causantes de tantas desgracias humanas. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro
Por Aquilino Cotes Zuleta Las familias guajiras sufren a cada momento de hechos aciagos, que perturban el acontecer normal de cada hogar, por culpa de conductores borrachos, por choferes inexpertos que desconocen las normas elementales de tránsito o hijos de “papi y mami” que no les importa la suerte de los demás. Los datos estadísticos […]
Por Aquilino Cotes Zuleta
Las familias guajiras sufren a cada momento de hechos aciagos, que perturban el acontecer normal de cada hogar, por culpa de conductores borrachos, por choferes inexpertos que desconocen las normas elementales de tránsito o hijos de “papi y mami” que no les importa la suerte de los demás.
Los datos estadísticos son escalofriantes en pueblos como Fonseca, sur de La Guajira, en donde a diario se reportan accidentes producto de la imprudencia de conductores de carros y motocicletas. Inclusive, se habla de que las autoridades civiles y policivas no hacen nada para evitar los accidentes.
Cada familia fonsequera está molesta y a diario los ciudadanos se quejan del ensordecedor ruido y del pánico que causan los conductores ebrios en sus carros por las calles, a plena luz del día y en las madrugadas.
El último hecho lamentable sucedió el pasado domingo 10 de noviembre, a eso de las 9 de la mañana, cuando aún el pueblo no se había despertado; un conductor de un campero gris arrolló y mató a un joven de 14 años de edad. Al parecer, el carro invadió el carril por donde el muchacho se transportaba en una motocicleta y lo embistió de manera brutal,en la calle 17 con carrera 15, cerca de su casa.
Al chofer del carro quien presuntamente es familiar del Alcalde del Municipio de Distracción (La Guajira) no le importó, no auxilió al menor, lo dejó ahí tirado agonizando, y huyó raudo por la calle 17. Hay versiones que indican que el infractor se va a entregar a las autoridades.
La desgracia que ronda al pueblo en cada esquina le arrebató la vida a Yoiser Yosith Molina Gámez, quien en enero próximo iba a cumplir 15 años. Era –según su familia- un muchacho alegre, muy sano y querendón, estudiante de octavo grado en la institución Educativa “Ernesto Parodi”.Era hijo de Yoel Molina y Luzmila Gámez.
El domingo, día del accidente, su familia estaba de fiesta, porque era la primera comunión de su hermana Yoelis (8 años), en la iglesia del pueblo.
Todos se levantaron muy temprano ese domingo, para asistir a las 9 de la mañana a la Iglesia. Sin embargo, antes de partir el muchacho salió en la moto de un familiar, iba a motilarse (cerca de la casa).
Partió por la calle 17 (preferencial) y cuando iba llegando a la carrera 15 esquina el campero le salió al paso y lo arrolló, provocándole la muerte. En cuestiones de segundos la tragedia recorrió el pueblo y llegó la noticia a la iglesia. Nadie lo podía creer y aunque la ceremonia continuo con quienes quedaban en el templo, la alegría de la familia se trasformó en llantos y dolor. En gritos desgarradores de una madre que en cuestiones de segundos tenía que soportar la pérdida de su hijo.
Su papá, un trabajador de las minas del Cerrejón, está atónito, y sus hermanos, familiares y amiguitos lloran desconsoladamente la partida de Yoiser Yosith. Su mamá Luzmila no apartó de sus manos la última camiseta que vistió en vida su hijo y se aferra a ella, mientras que los fonsequeros reclaman justicia, justicia, contra los causantes de tantas desgracias humanas. Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro