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Columnista - 27 junio, 2020

Movilidad del Futuro

La movilidad eléctrica sigue siendo una de las mejores soluciones para combatir los desafíos gemelos de las crisis económica y climática. Solo en Europa, la movilidad eléctrica creará más de 1 millón de nuevos empleos en la fabricación de vehículos, el despliegue de infraestructura de carga y las cadenas de suministro para 2030. El transporte representa el 23% de […]

La movilidad eléctrica sigue siendo una de las mejores soluciones para combatir los desafíos gemelos de las crisis económica y climática. Solo en Europa, la movilidad eléctrica creará más de 1 millón de nuevos empleos en la fabricación de vehículos, el despliegue de infraestructura de carga y las cadenas de suministro para 2030.

El transporte representa el 23% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía en la actualidad y el 34% del potencial de reducción de GEI urbano en 2050. El transporte también es uno de los principales contribuyentes a la contaminación del aire, ya que representa alrededor de la mitad de las emisiones mundiales actuales. Las tecnologías de electrificación disponibles actualmente tienen el potencial de eliminar estas emisiones para 2050. 

Las ventajas de la tecnología son claras: la contaminación del aire y el ruido se reducen, mientras que las emisiones se eliminan. La electrificación es la forma más flexible, eficiente de energía y sostenible para descarbonizar la economía.

Para ayudar a frenar el cambio climático mediante la reducción de emisiones, se necesita una acción integral y rápida tanto a nivel global como regional, pero las ciudades son un buen punto de partida. Los efectos de la contaminación causada por el transporte son especialmente altos en las zonas urbanas, donde un gran número de personas y vehículos se mueven dentro de un pequeño espacio geográfico. Más del 80% de las personas que viven en áreas urbanas están expuestas a niveles de calidad del aire que exceden los límites de la Organización Mundial de la Salud, un fenómeno causado por el uso de energía de combustibles fósiles para calentar y enfriar edificios, y para impulsar vehículos. Para dar un ejemplo, Londres está en la lista de las 10 principales ciudades del mundo donde las posibilidades de morir por la contaminación del transporte son altas.

Las ciudades ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan dos tercios de la demanda energética mundial y el 70% de nuestras emisiones globales de GEI. Pero la alta densidad de instalaciones e infraestructura de las ciudades también ofrece una oportunidad única para impulsar innovaciones tecnológicas rentables y aprovechar las sinergias entre sectores para crear un sistema energético altamente eficiente.

A pesar de este enorme potencial, las ciudades no podrán resolver estos desafíos por sí mismas. Existe la necesidad de una alineación vertical en todos los niveles del Gobierno para garantizar una transición de energía limpia, especialmente en el contexto actual de recuperación económica, ya que la toma de decisiones, la regulación, la planificación, la infraestructura, la financiación y la entrega a menudo se comparten entre regionales, nacionales y gobiernos locales.

A propósito del futuro de la movilidad eléctrica y el enfoque de la recuperación verde, evoco al Sistema Estratégico de Transporte de Valledupar, proyecto que consideré como el de mayor envergadura de los últimos 25 años en nuestra ciudad. Ese anhelo esta reducido a ser un remedo, sin embargo, todavía es un proyecto fundamental que constituye una oportunidad para construir la ciudad del futuro, asimismo, para viabilizar estrategias de cultura ciudadana, desincentivar el uso del carro particular, fomentar el uso de transporte público, fomentar el turismo y configurar un modelo atractivo para el inversionista en aras de materializar el añorado y necesario sistema estratégico de transporte.

Columnista
27 junio, 2020

Movilidad del Futuro

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

La movilidad eléctrica sigue siendo una de las mejores soluciones para combatir los desafíos gemelos de las crisis económica y climática. Solo en Europa, la movilidad eléctrica creará más de 1 millón de nuevos empleos en la fabricación de vehículos, el despliegue de infraestructura de carga y las cadenas de suministro para 2030. El transporte representa el 23% de […]


La movilidad eléctrica sigue siendo una de las mejores soluciones para combatir los desafíos gemelos de las crisis económica y climática. Solo en Europa, la movilidad eléctrica creará más de 1 millón de nuevos empleos en la fabricación de vehículos, el despliegue de infraestructura de carga y las cadenas de suministro para 2030.

El transporte representa el 23% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con la energía en la actualidad y el 34% del potencial de reducción de GEI urbano en 2050. El transporte también es uno de los principales contribuyentes a la contaminación del aire, ya que representa alrededor de la mitad de las emisiones mundiales actuales. Las tecnologías de electrificación disponibles actualmente tienen el potencial de eliminar estas emisiones para 2050. 

Las ventajas de la tecnología son claras: la contaminación del aire y el ruido se reducen, mientras que las emisiones se eliminan. La electrificación es la forma más flexible, eficiente de energía y sostenible para descarbonizar la economía.

Para ayudar a frenar el cambio climático mediante la reducción de emisiones, se necesita una acción integral y rápida tanto a nivel global como regional, pero las ciudades son un buen punto de partida. Los efectos de la contaminación causada por el transporte son especialmente altos en las zonas urbanas, donde un gran número de personas y vehículos se mueven dentro de un pequeño espacio geográfico. Más del 80% de las personas que viven en áreas urbanas están expuestas a niveles de calidad del aire que exceden los límites de la Organización Mundial de la Salud, un fenómeno causado por el uso de energía de combustibles fósiles para calentar y enfriar edificios, y para impulsar vehículos. Para dar un ejemplo, Londres está en la lista de las 10 principales ciudades del mundo donde las posibilidades de morir por la contaminación del transporte son altas.

Las ciudades ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan dos tercios de la demanda energética mundial y el 70% de nuestras emisiones globales de GEI. Pero la alta densidad de instalaciones e infraestructura de las ciudades también ofrece una oportunidad única para impulsar innovaciones tecnológicas rentables y aprovechar las sinergias entre sectores para crear un sistema energético altamente eficiente.

A pesar de este enorme potencial, las ciudades no podrán resolver estos desafíos por sí mismas. Existe la necesidad de una alineación vertical en todos los niveles del Gobierno para garantizar una transición de energía limpia, especialmente en el contexto actual de recuperación económica, ya que la toma de decisiones, la regulación, la planificación, la infraestructura, la financiación y la entrega a menudo se comparten entre regionales, nacionales y gobiernos locales.

A propósito del futuro de la movilidad eléctrica y el enfoque de la recuperación verde, evoco al Sistema Estratégico de Transporte de Valledupar, proyecto que consideré como el de mayor envergadura de los últimos 25 años en nuestra ciudad. Ese anhelo esta reducido a ser un remedo, sin embargo, todavía es un proyecto fundamental que constituye una oportunidad para construir la ciudad del futuro, asimismo, para viabilizar estrategias de cultura ciudadana, desincentivar el uso del carro particular, fomentar el uso de transporte público, fomentar el turismo y configurar un modelo atractivo para el inversionista en aras de materializar el añorado y necesario sistema estratégico de transporte.