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Editorial - 12 enero, 2020

Momento para reflexionar, taxistas

El anuncio de la plataforma Uber de irse de Colombia ha generado controversia, noticias de primera plana, tendencias en redes sociales, disgustos en distintos escenarios. Más allá del origen político del asunto, si es que lo es, y de las confrontaciones legales que vienen para el país por esta decisión del Estado colombiano a través […]

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El anuncio de la plataforma Uber de irse de Colombia ha generado controversia, noticias de primera plana, tendencias en redes sociales, disgustos en distintos escenarios. Más allá del origen político del asunto, si es que lo es, y de las confrontaciones legales que vienen para el país por esta decisión del Estado colombiano a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, surge una reflexión del otro actor que mira desde la distancia lo que sería un triunfo: el gremio taxista.

Un asunto es importante destacarlo en esta historia. Uber llegó a posicionarse y lo hizo ganando aplausos por calidad, eficiencia y facilidades para los usuarios, no solo tecnológicas sino también monetarias. Mientras que al gremio taxista, que aunque mueve a la ciudad, le crece la mala fama por sobrecostos y mal servicio.
De manera que mientras crece la controversia por la partida de la plataforma estadounidense, revive la polémica por el mal servicio de un sector amplio del gremio taxista que mancha a toda la comitiva.

Vale la pena entonces que definitivamente haya respuestas a muchas preguntas que hemos hecho incansablemente en estas páginas de noticias y editoriales: ¿quién controla el abuso en las tarifas, principalmente en temporadas de festivales y vacaciones? Desde el aeropuerto Alfonso López cobran los taxistas lo que desean cobrar, interpretan caprichosamente el Decreto 000050 del 27 de febrero de 2017 que como ha comprobado este diario para muchos de ellos no existe.

El artículo segundo de ese decreto establece tarifas diferenciales desde el aeropuerto hasta las seis comunas e incluye un sector 7; ninguno de esos viajes supera el valor de $10.500 pesos y hoy en la terminal aérea o hacia ella cobran, en algunos casos, $12.000, y durante Festival Vallenato más.

Urge control. ¡Urgente!, este tema lo hemos señalado en varias oportunidades. Esperamos que el nuevo secretario de Tránsito y Transporte ponga orden en ese sentido, que se abra la conversación con el gremio, se establezcan compromisos y se cumplan. Es la hora y no hay un dato exacto de cuántos taxistas portan la tarjeta de operación que establece los parámetros tarifarios del decreto, para empezar.

De la atención al usuario debemos hablar en otra oportunidad pues es de los aspectos más preocupantes en Valledupar, ciudad que se mueve con la economía de los servicios a nivel regional, pero experimenta un problema grave de atención al usuario en todos los sectores, el gremio taxista solo hace parte de ellos. Lo analizaremos en otras ediciones.
No está tan alejado de la realidad aquel mensaje que circula en redes sociales y la internet: “no es Uber el que afectó a los taxistas, ni Airbn el que afectó la hotelería, es el mal servicio y la poca habilidad de cambio ante nuevos mercados…”.

Editorial
12 enero, 2020

Momento para reflexionar, taxistas

El anuncio de la plataforma Uber de irse de Colombia ha generado controversia, noticias de primera plana, tendencias en redes sociales, disgustos en distintos escenarios. Más allá del origen político del asunto, si es que lo es, y de las confrontaciones legales que vienen para el país por esta decisión del Estado colombiano a través […]


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El anuncio de la plataforma Uber de irse de Colombia ha generado controversia, noticias de primera plana, tendencias en redes sociales, disgustos en distintos escenarios. Más allá del origen político del asunto, si es que lo es, y de las confrontaciones legales que vienen para el país por esta decisión del Estado colombiano a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, surge una reflexión del otro actor que mira desde la distancia lo que sería un triunfo: el gremio taxista.

Un asunto es importante destacarlo en esta historia. Uber llegó a posicionarse y lo hizo ganando aplausos por calidad, eficiencia y facilidades para los usuarios, no solo tecnológicas sino también monetarias. Mientras que al gremio taxista, que aunque mueve a la ciudad, le crece la mala fama por sobrecostos y mal servicio.
De manera que mientras crece la controversia por la partida de la plataforma estadounidense, revive la polémica por el mal servicio de un sector amplio del gremio taxista que mancha a toda la comitiva.

Vale la pena entonces que definitivamente haya respuestas a muchas preguntas que hemos hecho incansablemente en estas páginas de noticias y editoriales: ¿quién controla el abuso en las tarifas, principalmente en temporadas de festivales y vacaciones? Desde el aeropuerto Alfonso López cobran los taxistas lo que desean cobrar, interpretan caprichosamente el Decreto 000050 del 27 de febrero de 2017 que como ha comprobado este diario para muchos de ellos no existe.

El artículo segundo de ese decreto establece tarifas diferenciales desde el aeropuerto hasta las seis comunas e incluye un sector 7; ninguno de esos viajes supera el valor de $10.500 pesos y hoy en la terminal aérea o hacia ella cobran, en algunos casos, $12.000, y durante Festival Vallenato más.

Urge control. ¡Urgente!, este tema lo hemos señalado en varias oportunidades. Esperamos que el nuevo secretario de Tránsito y Transporte ponga orden en ese sentido, que se abra la conversación con el gremio, se establezcan compromisos y se cumplan. Es la hora y no hay un dato exacto de cuántos taxistas portan la tarjeta de operación que establece los parámetros tarifarios del decreto, para empezar.

De la atención al usuario debemos hablar en otra oportunidad pues es de los aspectos más preocupantes en Valledupar, ciudad que se mueve con la economía de los servicios a nivel regional, pero experimenta un problema grave de atención al usuario en todos los sectores, el gremio taxista solo hace parte de ellos. Lo analizaremos en otras ediciones.
No está tan alejado de la realidad aquel mensaje que circula en redes sociales y la internet: “no es Uber el que afectó a los taxistas, ni Airbn el que afectó la hotelería, es el mal servicio y la poca habilidad de cambio ante nuevos mercados…”.