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Política - 25 abril, 2010

Mockus, un “duro limpio” que busca la Presidencia

Se consolida campaña del Partido Verde Quizá porque se disfrazó de ‘super ciudadano’, se casó en un circo, se bajó los pantalones frente a estudiantes universitarios –con quienes alguna vez se enfrentó a puñetazos–, muchos se tomaban en broma a Antanas Mockus Sivikas, incluso después de ganar dos veces la Alcaldía de Bogotá.  Pero ahora […]

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Se consolida campaña del Partido Verde

Quizá porque se disfrazó de ‘super ciudadano’, se casó en un circo, se bajó los pantalones frente a estudiantes universitarios –con quienes alguna vez se enfrentó a puñetazos–, muchos se tomaban en broma a Antanas Mockus Sivikas, incluso después de ganar dos veces la Alcaldía de Bogotá.  Pero ahora que está en segundo lugar en las encuestas con miras a las elecciones presidenciales del 30 de mayo, el país político comienzan a tomarlo en serio.
Hasta el gobierno, que lo ignoró cuando figuraba octavo en las encuestas, ahora lo tiene en la mira. “Ven la posibilidad de que los derrotemos”, dice Antanas en voz baja, tras tomar un profundo respiro, mientras mira por la ventana de su camioneta, que abordó minutos antes con ayuda de sus guardaespaldas en medio del enjambre de reporteros y fotógrafos que ahora le sigue casi a todos lados.
“Vamos a ganar en primera vuelta”, agrega a un reportero de la AP que lo acompaña en el vehículo a la salida de un reciente debate con otros candidatos y rumbo a otra actividad.

El mal del párkinson

Al dirigirse hacia el auto, Mockus, un matemático y filósofo, de 58 años, camina despacio y recto, sólo se nota cierta inestabilidad al bajar unos escalones y nadie dice nada, ni sus contrincantes, algunos de los cuales han prometido ni siquiera referirse a su reciente confesión: padece el inicio del mal de párkinson.

A comienzos de abril, Mockus reveló ante los medios que en noviembre recibió el diagnostico del párkinson, un trastorno que afecta las células nerviosas o neuronas en una parte del cerebro que controla los movimientos musculares y un padecimiento de origen desconocido, que por ahora no tiene cura. Dijo que no quería engañar a la población, ni que el padecimiento fuera usado como argumento de campaña en su contra.

Ya es abuelo

Mockus, casado, con cuatro hijos y dos nietos, aseguró que está en la fase inicial de la enfermedad, que le provoca temblores en la mano derecha y que tiene de 10 a 12 años de vida normal, gracias a medicamentos y su capacidad mental no resulte afectada.
Las encuestas indican que ningún candidato ganaría en la primera vuelta, para lo cual son necesarios más de 50% de los votos, y que habrá una segunda ronda, prevista para el 20 de junio.  Sin embargo, el despegue de Mockus asombra.

Sus números comenzaron a mejorar después de las elecciones legislativas del 14 de marzo, cuando sorpresivamente el Partido Verde, que esperaba apenas ganar dos curules en el Senado de 102 miembros, consiguió al menos cinco.

De inmediato se habló en la prensa del fenómeno del Partido Verde, que en aquellos mismos comicios, pero en una boleta aparte, eligió a Mockus –hijo de un matrimonio de inmigrantes lituanos– como su candidato presidencial entre otros dos aspirantes del grupo: los ex alcaldes de Bogotá Enrique Peñaloza (1998-2000) y Luis Eduardo Garzón (2004-2007).

Las encuestas

En las semanas siguientes, Mockus, que apenas aparecía en encuestas con 3% de las preferencias, comenzó a repuntar y en la más reciente, del 16 de abril, aparece detrás del favorito, el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, del oficialista Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U).
En el estudio de mediados de este mes –realizado por la empresa Ipsos-Napoleón Franco y que entrevistó a 1.200 personas, en encuestas personales realizadas del 13 al 14 de abril en 36 distintas ciudades del país y que tuvo un margen de error de 3,1%– la firma consultó también sobre una posible segunda vuelta.

En caso de que pasen Santos y Mockus, un 45% votaría por el ex ministro de Defensa, un economista de 58 años, y 37% por el aspirante del Partido Verde, de acuerdo con la muestra.
El repunte no sólo se atribuye al atractivo que puede tener una propuesta independiente, sino también a que sus antiguos contrincantes verdes, Peñaloza y Garzón, permanecieron a su lado respaldándolo y dando una imagen de unidad, mientras en otros partidos las riñas intestinas generaban malestar entre los colombianos, cansados de la política tradicional, de acuerdo con analistas consultados por la agencia de noticias AP.

“Creo que una vez que no hubo reelección de Álvaro Uribe por prohibición de una alta corte en un fallo de febrero), la gente empezó a ver otras cosas como la corrupción… Hay un cansancio en la población con la política, y Mockus ofrece una imagen refrescante, que es claro que no se ha robado plata”, dijo Armando Borrero, ex consejero presidencial de defensa.
Mockus, con sus cabellos encanecidos y lentes que acentúan sus aires de profesor universitario, no es un abierto crítico a la principal bandera del gobierno Uribe: el combate a los grupos armados ilegales, principalmente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
“Mockus no está afiliado ni con liberales ni con conservadores (los partidos tradicionales), no representa ni está asociado a la clase política tradicional, pero sí tiene una agenda de seguridad que uno diría es relativamente parecida a la agenda” del actual gobierno, dijo Sandra Borda, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes.

Centro derecha

En “materia de seguridad, Mockus es de centro derecha, pero en el resto de los temas lo calificaría como un candidato de centro y creo que eso es parte del atractivo que tiene, la gente quiere continuar viviendo en un país seguro”, agregó Borda.
Mockus ha dicho que no negociará con las FARC un canje de secuestrados en poder de los rebeldes por la excarcelación de guerrilleros.
“Con las FARC, yo creo que las hemos maleducado hasta los tuétanos, que, simbólicamente, hemos premiando el secuestro. Hemos dejado que nos manipulen a punta de secuestros”, asegura el candidato.
La diferencia con el estado de cosas actual, dice, es que su lucha contra “los ilegales será desde la legalidad”, una abierta referencia a escándalos como el surgido a mediados del 2008 sobre ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de miembros del ejército, que presentaban a las víctimas como guerrilleros, paramilitares, criminales o narcotraficantes abatidos en combate.
Mockus también ha anunciado que elevará impuestos, aunque no ha dicho en cuánto, para mantener instituciones como una oficina estatal que facilita becas y programas de estudios y otra de atención a menores abandonados. Promete poner énfasis en la educación ciudadana e insistir en que el delito, en cualquiera de sus formas, desde el narco hasta la violencia intrafamiliar, es tan grave “como si alguien le pega a su mamá”.

El fenómeno del Partido Verde

La plataforma del Partido Verde va más allá de lo netamente ambiental aunque sí incluye, en los 15 puntos del programa de gobierno, asuntos como la promoción de energías limpias y programas educativos para el manejo de residuos sólidos y ahorro del agua, entre otros.
Ante los escépticos sobre cómo se logra ese cambio cultural, Mockus exhibe sus experiencias en la Alcaldía de Bogotá, cuando consiguió, no sin pocas burlas, que los capitalinos comenzaran a respetar señales de tránsito o dejar de botar basura por las ventanas de sus autos y todo con una campaña en la que usó mimos con los rostros pintados de blanco que se movían por las calles de la ciudad señalando al infractor.
Mockus ha hecho una campaña mucho menos llena de la simbología y espectáculos que en sus primeras incursiones en la política para llegar a la Alcaldía de Bogotá o a la Presidencia, anteriormente cuando luego se unió como fórmula vicepresidencial de Noemí Sanín.
A la alcaldía entró por primera vez en 1994 tras hacerse conocido en todo el país porque un año antes, como rector de la Universidad Nacional (1991-1993), en un acto ante estudiantes en un recinto de esa casa de estudios en Bogotá fue recibido con atronadores chiflidos: Mockus, en silencio y visiblemente molesto, respondió bajándose los pantalones y mostrando sus nalgas al auditorio y dijo que, aunque podría ser un mal ejemplo para la juventud, era una reacción a la violencia y además tenía el color de la paz: blanco.
Fue forzado a renunciar y poco después arrancó su campaña independiente por la Alcaldía.
Al estar en campaña en 1994 y en un debate en la Universidad Nacional, Mockus se abalanzó e intercambió puñetazos cuando un manifestante intentó quitarle el micrófono con el que iba a hablar.
A pesar de un discurso casi en acertijos –como su explicación para bajarse los pantalones o más tarde caerse a golpes–, fue ganando simpatías y se alzó victorioso, iniciándose un período de gobierno en el que entre otras los mimos en las calles, la prohibición del uso de la pólvora, causante de cientos de heridos en juegos pirotécnicos cada año en el asueto navideño y estableció el llamado horario “zanahoria” para que los bares y el expendió de licor quedara prohibido a partir de la una de la madrugada.
De aquellos días de su primera Alcaldía, los bogotanos también recuerdan cuando Mockus vestido de “superhéroe” de mallas amarillas y capa roja, salió por las calles a quitar avisos que ensuciaban las paredes. “El presidente Mockus no va a negociar ni la contratación ni de un portero”, asegura Peñaloza.
Mockus renunció a la Alcaldía para buscar la Presidencia en los comicios del 1998, pero salió derrotado. Volvió a competir por la Alcaldía, como independiente, y nuevamente ganó en las elecciones de 2002.
Al percibir su repunte reciente, simpatizantes del presidente Uribe, como el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, dijeron que a los ilegales no se los combatía “con mimos y girasoles”.
Mockus sólo replicó que fue condecorado por Uribe en 2003 por su apoyo al trabajo de seguridad del país. “No ofrezco un camino de rosas, sino uno de consolidación”, dice el candidato en su sitio oficial en Internet.  “No soy blando”, agrega, “soy un duro limpio”, sentenció.

Política
25 abril, 2010

Mockus, un “duro limpio” que busca la Presidencia

Se consolida campaña del Partido Verde Quizá porque se disfrazó de ‘super ciudadano’, se casó en un circo, se bajó los pantalones frente a estudiantes universitarios –con quienes alguna vez se enfrentó a puñetazos–, muchos se tomaban en broma a Antanas Mockus Sivikas, incluso después de ganar dos veces la Alcaldía de Bogotá.  Pero ahora […]


Boton Wpp

Se consolida campaña del Partido Verde

Quizá porque se disfrazó de ‘super ciudadano’, se casó en un circo, se bajó los pantalones frente a estudiantes universitarios –con quienes alguna vez se enfrentó a puñetazos–, muchos se tomaban en broma a Antanas Mockus Sivikas, incluso después de ganar dos veces la Alcaldía de Bogotá.  Pero ahora que está en segundo lugar en las encuestas con miras a las elecciones presidenciales del 30 de mayo, el país político comienzan a tomarlo en serio.
Hasta el gobierno, que lo ignoró cuando figuraba octavo en las encuestas, ahora lo tiene en la mira. “Ven la posibilidad de que los derrotemos”, dice Antanas en voz baja, tras tomar un profundo respiro, mientras mira por la ventana de su camioneta, que abordó minutos antes con ayuda de sus guardaespaldas en medio del enjambre de reporteros y fotógrafos que ahora le sigue casi a todos lados.
“Vamos a ganar en primera vuelta”, agrega a un reportero de la AP que lo acompaña en el vehículo a la salida de un reciente debate con otros candidatos y rumbo a otra actividad.

El mal del párkinson

Al dirigirse hacia el auto, Mockus, un matemático y filósofo, de 58 años, camina despacio y recto, sólo se nota cierta inestabilidad al bajar unos escalones y nadie dice nada, ni sus contrincantes, algunos de los cuales han prometido ni siquiera referirse a su reciente confesión: padece el inicio del mal de párkinson.

A comienzos de abril, Mockus reveló ante los medios que en noviembre recibió el diagnostico del párkinson, un trastorno que afecta las células nerviosas o neuronas en una parte del cerebro que controla los movimientos musculares y un padecimiento de origen desconocido, que por ahora no tiene cura. Dijo que no quería engañar a la población, ni que el padecimiento fuera usado como argumento de campaña en su contra.

Ya es abuelo

Mockus, casado, con cuatro hijos y dos nietos, aseguró que está en la fase inicial de la enfermedad, que le provoca temblores en la mano derecha y que tiene de 10 a 12 años de vida normal, gracias a medicamentos y su capacidad mental no resulte afectada.
Las encuestas indican que ningún candidato ganaría en la primera vuelta, para lo cual son necesarios más de 50% de los votos, y que habrá una segunda ronda, prevista para el 20 de junio.  Sin embargo, el despegue de Mockus asombra.

Sus números comenzaron a mejorar después de las elecciones legislativas del 14 de marzo, cuando sorpresivamente el Partido Verde, que esperaba apenas ganar dos curules en el Senado de 102 miembros, consiguió al menos cinco.

De inmediato se habló en la prensa del fenómeno del Partido Verde, que en aquellos mismos comicios, pero en una boleta aparte, eligió a Mockus –hijo de un matrimonio de inmigrantes lituanos– como su candidato presidencial entre otros dos aspirantes del grupo: los ex alcaldes de Bogotá Enrique Peñaloza (1998-2000) y Luis Eduardo Garzón (2004-2007).

Las encuestas

En las semanas siguientes, Mockus, que apenas aparecía en encuestas con 3% de las preferencias, comenzó a repuntar y en la más reciente, del 16 de abril, aparece detrás del favorito, el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos, del oficialista Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U).
En el estudio de mediados de este mes –realizado por la empresa Ipsos-Napoleón Franco y que entrevistó a 1.200 personas, en encuestas personales realizadas del 13 al 14 de abril en 36 distintas ciudades del país y que tuvo un margen de error de 3,1%– la firma consultó también sobre una posible segunda vuelta.

En caso de que pasen Santos y Mockus, un 45% votaría por el ex ministro de Defensa, un economista de 58 años, y 37% por el aspirante del Partido Verde, de acuerdo con la muestra.
El repunte no sólo se atribuye al atractivo que puede tener una propuesta independiente, sino también a que sus antiguos contrincantes verdes, Peñaloza y Garzón, permanecieron a su lado respaldándolo y dando una imagen de unidad, mientras en otros partidos las riñas intestinas generaban malestar entre los colombianos, cansados de la política tradicional, de acuerdo con analistas consultados por la agencia de noticias AP.

“Creo que una vez que no hubo reelección de Álvaro Uribe por prohibición de una alta corte en un fallo de febrero), la gente empezó a ver otras cosas como la corrupción… Hay un cansancio en la población con la política, y Mockus ofrece una imagen refrescante, que es claro que no se ha robado plata”, dijo Armando Borrero, ex consejero presidencial de defensa.
Mockus, con sus cabellos encanecidos y lentes que acentúan sus aires de profesor universitario, no es un abierto crítico a la principal bandera del gobierno Uribe: el combate a los grupos armados ilegales, principalmente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
“Mockus no está afiliado ni con liberales ni con conservadores (los partidos tradicionales), no representa ni está asociado a la clase política tradicional, pero sí tiene una agenda de seguridad que uno diría es relativamente parecida a la agenda” del actual gobierno, dijo Sandra Borda, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes.

Centro derecha

En “materia de seguridad, Mockus es de centro derecha, pero en el resto de los temas lo calificaría como un candidato de centro y creo que eso es parte del atractivo que tiene, la gente quiere continuar viviendo en un país seguro”, agregó Borda.
Mockus ha dicho que no negociará con las FARC un canje de secuestrados en poder de los rebeldes por la excarcelación de guerrilleros.
“Con las FARC, yo creo que las hemos maleducado hasta los tuétanos, que, simbólicamente, hemos premiando el secuestro. Hemos dejado que nos manipulen a punta de secuestros”, asegura el candidato.
La diferencia con el estado de cosas actual, dice, es que su lucha contra “los ilegales será desde la legalidad”, una abierta referencia a escándalos como el surgido a mediados del 2008 sobre ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de miembros del ejército, que presentaban a las víctimas como guerrilleros, paramilitares, criminales o narcotraficantes abatidos en combate.
Mockus también ha anunciado que elevará impuestos, aunque no ha dicho en cuánto, para mantener instituciones como una oficina estatal que facilita becas y programas de estudios y otra de atención a menores abandonados. Promete poner énfasis en la educación ciudadana e insistir en que el delito, en cualquiera de sus formas, desde el narco hasta la violencia intrafamiliar, es tan grave “como si alguien le pega a su mamá”.

El fenómeno del Partido Verde

La plataforma del Partido Verde va más allá de lo netamente ambiental aunque sí incluye, en los 15 puntos del programa de gobierno, asuntos como la promoción de energías limpias y programas educativos para el manejo de residuos sólidos y ahorro del agua, entre otros.
Ante los escépticos sobre cómo se logra ese cambio cultural, Mockus exhibe sus experiencias en la Alcaldía de Bogotá, cuando consiguió, no sin pocas burlas, que los capitalinos comenzaran a respetar señales de tránsito o dejar de botar basura por las ventanas de sus autos y todo con una campaña en la que usó mimos con los rostros pintados de blanco que se movían por las calles de la ciudad señalando al infractor.
Mockus ha hecho una campaña mucho menos llena de la simbología y espectáculos que en sus primeras incursiones en la política para llegar a la Alcaldía de Bogotá o a la Presidencia, anteriormente cuando luego se unió como fórmula vicepresidencial de Noemí Sanín.
A la alcaldía entró por primera vez en 1994 tras hacerse conocido en todo el país porque un año antes, como rector de la Universidad Nacional (1991-1993), en un acto ante estudiantes en un recinto de esa casa de estudios en Bogotá fue recibido con atronadores chiflidos: Mockus, en silencio y visiblemente molesto, respondió bajándose los pantalones y mostrando sus nalgas al auditorio y dijo que, aunque podría ser un mal ejemplo para la juventud, era una reacción a la violencia y además tenía el color de la paz: blanco.
Fue forzado a renunciar y poco después arrancó su campaña independiente por la Alcaldía.
Al estar en campaña en 1994 y en un debate en la Universidad Nacional, Mockus se abalanzó e intercambió puñetazos cuando un manifestante intentó quitarle el micrófono con el que iba a hablar.
A pesar de un discurso casi en acertijos –como su explicación para bajarse los pantalones o más tarde caerse a golpes–, fue ganando simpatías y se alzó victorioso, iniciándose un período de gobierno en el que entre otras los mimos en las calles, la prohibición del uso de la pólvora, causante de cientos de heridos en juegos pirotécnicos cada año en el asueto navideño y estableció el llamado horario “zanahoria” para que los bares y el expendió de licor quedara prohibido a partir de la una de la madrugada.
De aquellos días de su primera Alcaldía, los bogotanos también recuerdan cuando Mockus vestido de “superhéroe” de mallas amarillas y capa roja, salió por las calles a quitar avisos que ensuciaban las paredes. “El presidente Mockus no va a negociar ni la contratación ni de un portero”, asegura Peñaloza.
Mockus renunció a la Alcaldía para buscar la Presidencia en los comicios del 1998, pero salió derrotado. Volvió a competir por la Alcaldía, como independiente, y nuevamente ganó en las elecciones de 2002.
Al percibir su repunte reciente, simpatizantes del presidente Uribe, como el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, dijeron que a los ilegales no se los combatía “con mimos y girasoles”.
Mockus sólo replicó que fue condecorado por Uribe en 2003 por su apoyo al trabajo de seguridad del país. “No ofrezco un camino de rosas, sino uno de consolidación”, dice el candidato en su sitio oficial en Internet.  “No soy blando”, agrega, “soy un duro limpio”, sentenció.