La semana pasada mis amistades, familiares y personas muy cercanas, despertaron preocupadas y sorprendidas porque mi cara apareció en el diario local y en la red de Twitter dondeen una nota se me acusaba de “misógino”, un titular muy bien pensado y convenientemente utilizado para atacar mi nombre, mi imagen y hasta mi cargo; el resultado, un intento fallido […]
La semana pasada mis amistades, familiares y personas muy cercanas, despertaron preocupadas y sorprendidas porque mi cara apareció en el diario local y en la red de Twitter dondeen una nota se me acusaba de “misógino”, un titular muy bien pensado y convenientemente utilizado para atacar mi nombre, mi imagen y hasta mi cargo; el resultado, un intento fallido que murió ese mismo día porque quienes me conocen saben que me he esforzado por construir un prestigio a prueba de ataques de toda índole incluido, por supuesto, los más bajos.
Las dos recientes columnas publicadas amablemente por este diario, contienen un análisis juicioso de un tema que en condiciones normales podría servir para entender la dinámica de las preferencias de hombres y mujeres cuando van a elegir pareja de manera biológica y que si el lector (los que saben leer) se toma el trabajo de analizarlas de manera objetiva notará que el mensaje es absolutamente distante de lo que irresponsablemente se intentó hacer en la mencionada nota y fue la de atribuirme un calificativo que de tomar fuerza puede acabar con el prestigio de una persona debido a lo delicado que resulta que te declaren en redes sociales,misógino.
Lo primero que debo decir es que por un lado se comprueba que andamos bastante mal en comprensión de lectura, y estoa raíz de la invasión que han hecho las redes sociales y el mundo digital en los espectadores, puesto que a pesar que los niveles de alfabetización son muy altos en el país y que tanto la cobertura como el acceso a la educación superior es casi completa, aún existen analfabetas por convicción, además que nos volvimos audiovisuales y cada vez adaptamos nuestra capacidad de comprensión a los contenidos donde el audio y el video son elementos principales, con un componente adicional, y es que deben ser lo suficientemente cortos y llamativos para que la audienciase quede enganchada mínimo por veinte segundos, y los que todavía nos aventuramos a escribir nos esforzamos por crear relatos que seduzcan al lector mientras que otros simplemente se preocupan por crear un llamativo titular no importa que el contenido sea impotable o simplemente no tenga ninguna conexión con éste.
Por otro lado, está la innegable realidad de una lucha de géneros a la que un sector de la sociedad ha llevado a la mujer con la falsa idea de defenderlas y luchar por sus derechos a adoptar un fanatismo peligroso que ha seducido a muchas a adoptar como credo la errónea idea que los hombres son una amenaza y que cualquier acto, comportamiento por mínimo o inofensivo que parezca, solo baste gritar “machista”, “misógino” y automáticamente en solidaridad de cuerpo el varón es lanzado a la hoguera como en los tiempos del oscurantismo cuando con el simple hecho de que alguien gritara ¡herejía! o ¡hechicería! era suficiente argumento para que la inquisición hiciera su parte.
En lo que sí estamos todos de acuerdo es que la mujer no debe ser discriminada por su condición, mucho menos maltratada o asesinada, y que los derechos adquiridos durante décadas en una lucha, ahí sí por mujeres valiosas,han abierto el camino para que hoy estén en los mismos niveles de responsabilidades, reconocimiento y prestigio que los hombres, y celebramos que así continúen hasta recuperar plenamente los espacios que aún le niegan; pero, en contraste a los movimientos que practican el fanatismo, elsexismo o promueven actos que han llevado por ejemplo a parejas de lesbianas que han adoptado niños legalmente y que luego le amputan los genitales por el hecho de ser varón,solo busquen estas noticias en la web y los casos son espeluznantes; o qué decir del número de fallecimientos de niñas embarazadas por practicarse abortos bajo el argumento que son dueñas de su cuerpo y no van a “cumplir un mero papel biológico de reproducción”. ¿Cómo le llamamos a esto?
Mientras escribía esta nota, el reguetón sigue denigrando de la mujer a quien convirtió en un objeto sexual, el mercado de trata de niñas para ofrecerlas en turismo sexual crece escandalosamente en el país y los casos de enfermedades de transmisión sexual en menores de quince años están en aumento, ojalá pudieran tener la misma atención y virulenciaque tuvieron con mis columnas por el simple hecho de no comprender la lectura o bajo manipulación buscar reconocimiento comiendo del prójimo.
Por: Eloy Gutiérrez Anaya
La semana pasada mis amistades, familiares y personas muy cercanas, despertaron preocupadas y sorprendidas porque mi cara apareció en el diario local y en la red de Twitter dondeen una nota se me acusaba de “misógino”, un titular muy bien pensado y convenientemente utilizado para atacar mi nombre, mi imagen y hasta mi cargo; el resultado, un intento fallido […]
La semana pasada mis amistades, familiares y personas muy cercanas, despertaron preocupadas y sorprendidas porque mi cara apareció en el diario local y en la red de Twitter dondeen una nota se me acusaba de “misógino”, un titular muy bien pensado y convenientemente utilizado para atacar mi nombre, mi imagen y hasta mi cargo; el resultado, un intento fallido que murió ese mismo día porque quienes me conocen saben que me he esforzado por construir un prestigio a prueba de ataques de toda índole incluido, por supuesto, los más bajos.
Las dos recientes columnas publicadas amablemente por este diario, contienen un análisis juicioso de un tema que en condiciones normales podría servir para entender la dinámica de las preferencias de hombres y mujeres cuando van a elegir pareja de manera biológica y que si el lector (los que saben leer) se toma el trabajo de analizarlas de manera objetiva notará que el mensaje es absolutamente distante de lo que irresponsablemente se intentó hacer en la mencionada nota y fue la de atribuirme un calificativo que de tomar fuerza puede acabar con el prestigio de una persona debido a lo delicado que resulta que te declaren en redes sociales,misógino.
Lo primero que debo decir es que por un lado se comprueba que andamos bastante mal en comprensión de lectura, y estoa raíz de la invasión que han hecho las redes sociales y el mundo digital en los espectadores, puesto que a pesar que los niveles de alfabetización son muy altos en el país y que tanto la cobertura como el acceso a la educación superior es casi completa, aún existen analfabetas por convicción, además que nos volvimos audiovisuales y cada vez adaptamos nuestra capacidad de comprensión a los contenidos donde el audio y el video son elementos principales, con un componente adicional, y es que deben ser lo suficientemente cortos y llamativos para que la audienciase quede enganchada mínimo por veinte segundos, y los que todavía nos aventuramos a escribir nos esforzamos por crear relatos que seduzcan al lector mientras que otros simplemente se preocupan por crear un llamativo titular no importa que el contenido sea impotable o simplemente no tenga ninguna conexión con éste.
Por otro lado, está la innegable realidad de una lucha de géneros a la que un sector de la sociedad ha llevado a la mujer con la falsa idea de defenderlas y luchar por sus derechos a adoptar un fanatismo peligroso que ha seducido a muchas a adoptar como credo la errónea idea que los hombres son una amenaza y que cualquier acto, comportamiento por mínimo o inofensivo que parezca, solo baste gritar “machista”, “misógino” y automáticamente en solidaridad de cuerpo el varón es lanzado a la hoguera como en los tiempos del oscurantismo cuando con el simple hecho de que alguien gritara ¡herejía! o ¡hechicería! era suficiente argumento para que la inquisición hiciera su parte.
En lo que sí estamos todos de acuerdo es que la mujer no debe ser discriminada por su condición, mucho menos maltratada o asesinada, y que los derechos adquiridos durante décadas en una lucha, ahí sí por mujeres valiosas,han abierto el camino para que hoy estén en los mismos niveles de responsabilidades, reconocimiento y prestigio que los hombres, y celebramos que así continúen hasta recuperar plenamente los espacios que aún le niegan; pero, en contraste a los movimientos que practican el fanatismo, elsexismo o promueven actos que han llevado por ejemplo a parejas de lesbianas que han adoptado niños legalmente y que luego le amputan los genitales por el hecho de ser varón,solo busquen estas noticias en la web y los casos son espeluznantes; o qué decir del número de fallecimientos de niñas embarazadas por practicarse abortos bajo el argumento que son dueñas de su cuerpo y no van a “cumplir un mero papel biológico de reproducción”. ¿Cómo le llamamos a esto?
Mientras escribía esta nota, el reguetón sigue denigrando de la mujer a quien convirtió en un objeto sexual, el mercado de trata de niñas para ofrecerlas en turismo sexual crece escandalosamente en el país y los casos de enfermedades de transmisión sexual en menores de quince años están en aumento, ojalá pudieran tener la misma atención y virulenciaque tuvieron con mis columnas por el simple hecho de no comprender la lectura o bajo manipulación buscar reconocimiento comiendo del prójimo.
Por: Eloy Gutiérrez Anaya