Entrevista: José Luís Quessep Esguerra: Por: Mary Daza Orozco Cortesía para El Pilón Fue una de las figuras centrales de los XIV Salones Regionales de Artistas Caribes. Cada exposición en la que participa lo llena de una energía contagiosa, de suerte que no tiene inconveniente en hablar una y otra vez, para los que se […]
Entrevista:
José Luís Quessep Esguerra:
Por: Mary Daza Orozco
Cortesía para El Pilón
Fue una de las figuras centrales de los XIV Salones Regionales de Artistas Caribes. Cada exposición en la que participa lo llena de una energía contagiosa, de suerte que no tiene inconveniente en hablar una y otra vez, para los que se acercan a él, sobre el significado de su trabajo. Es José Luis Quessep Esguerra, pintor, escultor, un sucreño, que vive en el centro de Sincelejo en una casona republicana de más de cien años, en donde no hay un rincón que no respire arte.
El Maestro de pelo cano, pero rezumante de juventud, no evade ninguna pregunta, las responde con una rapidez admirable, como si supiera de antemano lo que se le va a preguntar. Esta entrevista comenzó en Sincelejo cuando me mostró la obra ya terminada, continuó en un restaurante de Valledupar y terminó en un amanecer cuando el sol comenzaba a hacer filigranas tras los cerros y el olor a café se regaba por todo el apartamento.
Mary Daza: ¿Por qué esa simbiosis: Cawlombia; qué es?
José Luis Quessep. Cawlombia, es nuestro país que atraviesa una situación difícil; es la ingerencia extranjera de Estados Unidos en el país, es el T LC, que ha traído, entre otras cosas, la postración de la ganadería, la leche se pierde en los hatos por la abundancia de la leche en polvo que está llegando; Cawlombia son las FARC, las Bacrin, todo eso difícil que estamos viviendo, tenemos una bota arriba de nosotros que nos aplasta; el conflicto con la droga, si no tuviéramos a los gringos no seríamos Cawlombia, sino Colombia, todo eso yo lo conjugo, junto con el material que utilicé, que es la boñiga de vaca, y resulta un juego con el nombre; tiene sentido, no es que el material esté puesto allí, sino que el material sujeta el nombre. Esa es la importancia de la obra.
MD. ¿Cómo se le ocurrió trabajar con ese material?
JLQ. Cada obra mía lleva el sello del Caribe. En la memoria colectiva nuestra, la casa de palma y bahareque, con sus paredes de barro, mezclado con cal y boñiga de vaca, es un símbolo, por excelencia, del principio.
MD: ¿Y los colores?
JLQ. Utilizo el mataratón y el achiote, son colores sacados directamente de la naturaleza, colores maravillosos
MD: ¿Qué clase de obra es Cawlombia?
JLQ. Conceptual. Sí, para hacernos pensar, yo no creo en el arte que no tiene sentido, lo evidente no tiene ningún sentido, porque ya está claro; mis obras hacen pensar; no son fáciles de entender, son para que el que las vea investigue y se cuestione. No comprendo un arte que no diga cosas. No creo en obras que adornen las paredes de señoras burguesas, esas pinturas ornamentales que a veces hay que hacerlas para vender, pero ese no es el sentido del arte.
MD. ¿Son obras protesta las suyas?
JLQ. No, la protesta está en mis canciones, porque tiene que ser explícita y solo la palabra tiene ese poder, que sea abierta, que se entienda al instante, en una de mis canciones, inéditas, dice: “… no tienen techo, no tienen casa, no tienen nada para comer…”. Lo que se plantea está explícito.
Artista integral
(José Luis Quessep se declara un artista integral, porque se ha metido por todos los vericuetos del arte y ha logrado momentos interesantes: en el canto, grabó y sigue componiendo canciones de protesta social, participó en show musicales en la televisión; en el teatro fueron muchas las obras en las que participó, en el teatro La Mama de Bogotá; en la actuación, estuvo en el elenco de ‘Azúcar’, la inolvidable telenovela colombiana, en ‘La Palabra del diablo’, con Mayolo; en muchas más, fue mimo, es adorador de la vida y amante ferviente de la naturaleza. Estudió en Londres, se llenó de arte, en distintas ciudades de Europa; y sigue vibrando con cada instante de vida en el que pueda hacer algo bonito.)
MD. Ya usted había trabajado con elementos del ambiente terrígeno de Colombia.
JLQ. Sí, en mi obra ‘Silencio II’, son cinco hamacas, con sus cuerpos (muñecos) adentro que no es otra cosa que la imagen de los moribundos, víctimas de las matanzas, que los bajan de las montañas, allá en mi región de los Montes de María, yo soy montemariano. En ‘Silencio I’, también con boñiga de vaca, en ella, con cubículos que son grandes letras, se lee la palabra ‘Casa’ y hay una silla, todo también con boñiga de vaca, es un pueblo abandonado, de esos que dejan en el camino los que huyen de la violencia.
MD. Definitivamente está comprometido con la situación del país, ¿todo artista debe comprometerse así?
JLQ. Algunos, los que quieran, yo lo hago porque creo que es mi labor, no sólo los políticos tienen esa obligación, también los artistas tenemos la obligación de señalar, de despertar a la gente, de protestar, no es todo belleza, y los artistas no estamos obligados a hacer todo bonito siempre. Obviamente yo realizo la pintura que hacen todos los artistas, con los materiales tradicionales. Yo creo que un artista debe tener una información global, porque de no ser así hace una sola cosa y puede cansar.
MD. ¿Arte contemporáneo?
El arte contemporáneo es más abismal, más grande. Se ha vuelto al hiperrealismo. El arte es cíclico, pero yo no soy de vaivenes, no soy de modas, un artista no puede ser de modas.
La fiesta de la vida
(José Luis es de figura menuda, ojos vivaces en los que se mezclaron muchos colores para que emitan tonalidades verdosas o azulosas; a pesar de que fue víctima de un tumor canceroso en el cerebro, que superó hace diez años, dice que ese trance lo fortaleció de ahí que le rinda culto ‘a la fiesta de la vida’, en su pequeño y ágil cuerpo ‘habita la pena de no hacer más por los otros, la impotencia de no enderezar lo torcido, los fantasmas de la muerte’)
MD. ¿Quién es más universal, Giovanni Quessep o José Luis Quessep?
JLQ. Giovanni es una sombra tan grande que me cobija, es un poeta de tal purismo, de tal lirismo que nos lleva más allá de la muerte; es mi hermano a quien admiro y sé que es universal completamente. Yo soy un artista de la vida, del amor; un ecólogo. También creo en el poder del subconsciente, mente convincente, no decir yo voy a ser, sino yo soy, yo quiero, el presente es lo que vivo, Giovanni, no se ajusta propiamente a todos estos temblores de la vida.
MD. ¿No cree que los dos son universales, cada uno en el mundo en que actúa?
JLQ. Cuando uno vive en lugares distantes como Sincelejo o Valledupar, es muy difícil hablar de ese ser universal; sin embargo, cuando se realizan obras como Cawlombia se es universal sin discusión.
MD. Entonces, ¿en qué quedamos si Giovanni es también de Sincelejo y vive en Popayán que no es la gran ciudad?
JLQ. (Sonríe ampliamente y contesta) Tienes razón, y qué difícil la respuesta, pero yo no es que sea el mejor jurado para escoger quién es el mejor, Giovanni es reconocido en el mundo, y en su poema ‘La Alondra y los Alacranes’ nos aclara esta pregunta:
“Acuérdate muchacha
que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona…”
MD. Pero bueno, yo me pregunto: ¿Qué es un hombre universal?
JLQ. Un hombre es universal cuando le cabe el mundo en el corazón.
(Es una delicia hablar, en cualquier parte, con el maestro José Luis Quessep Esguerra, especialmente en su reserva forestal, a poquísimos minutos de Sincelejo, desde allí, con el Golfo de Morrosquillo al frente, lejano y cercano, con sus ojos derrochando verdor, estará ahora inventando otra obra con la ayuda de su inseparable Ramón Salazar, de los niños campesinos amasando estiércol con barro y arena, de los artesanos trenzando caña flecha, y con el deseo imperioso de tener en sus manos otra creación que redima a Colombia de Cawlombia y seguir disfrutando del juego eterno de la vida).
Entrevista: José Luís Quessep Esguerra: Por: Mary Daza Orozco Cortesía para El Pilón Fue una de las figuras centrales de los XIV Salones Regionales de Artistas Caribes. Cada exposición en la que participa lo llena de una energía contagiosa, de suerte que no tiene inconveniente en hablar una y otra vez, para los que se […]
Entrevista:
José Luís Quessep Esguerra:
Por: Mary Daza Orozco
Cortesía para El Pilón
Fue una de las figuras centrales de los XIV Salones Regionales de Artistas Caribes. Cada exposición en la que participa lo llena de una energía contagiosa, de suerte que no tiene inconveniente en hablar una y otra vez, para los que se acercan a él, sobre el significado de su trabajo. Es José Luis Quessep Esguerra, pintor, escultor, un sucreño, que vive en el centro de Sincelejo en una casona republicana de más de cien años, en donde no hay un rincón que no respire arte.
El Maestro de pelo cano, pero rezumante de juventud, no evade ninguna pregunta, las responde con una rapidez admirable, como si supiera de antemano lo que se le va a preguntar. Esta entrevista comenzó en Sincelejo cuando me mostró la obra ya terminada, continuó en un restaurante de Valledupar y terminó en un amanecer cuando el sol comenzaba a hacer filigranas tras los cerros y el olor a café se regaba por todo el apartamento.
Mary Daza: ¿Por qué esa simbiosis: Cawlombia; qué es?
José Luis Quessep. Cawlombia, es nuestro país que atraviesa una situación difícil; es la ingerencia extranjera de Estados Unidos en el país, es el T LC, que ha traído, entre otras cosas, la postración de la ganadería, la leche se pierde en los hatos por la abundancia de la leche en polvo que está llegando; Cawlombia son las FARC, las Bacrin, todo eso difícil que estamos viviendo, tenemos una bota arriba de nosotros que nos aplasta; el conflicto con la droga, si no tuviéramos a los gringos no seríamos Cawlombia, sino Colombia, todo eso yo lo conjugo, junto con el material que utilicé, que es la boñiga de vaca, y resulta un juego con el nombre; tiene sentido, no es que el material esté puesto allí, sino que el material sujeta el nombre. Esa es la importancia de la obra.
MD. ¿Cómo se le ocurrió trabajar con ese material?
JLQ. Cada obra mía lleva el sello del Caribe. En la memoria colectiva nuestra, la casa de palma y bahareque, con sus paredes de barro, mezclado con cal y boñiga de vaca, es un símbolo, por excelencia, del principio.
MD: ¿Y los colores?
JLQ. Utilizo el mataratón y el achiote, son colores sacados directamente de la naturaleza, colores maravillosos
MD: ¿Qué clase de obra es Cawlombia?
JLQ. Conceptual. Sí, para hacernos pensar, yo no creo en el arte que no tiene sentido, lo evidente no tiene ningún sentido, porque ya está claro; mis obras hacen pensar; no son fáciles de entender, son para que el que las vea investigue y se cuestione. No comprendo un arte que no diga cosas. No creo en obras que adornen las paredes de señoras burguesas, esas pinturas ornamentales que a veces hay que hacerlas para vender, pero ese no es el sentido del arte.
MD. ¿Son obras protesta las suyas?
JLQ. No, la protesta está en mis canciones, porque tiene que ser explícita y solo la palabra tiene ese poder, que sea abierta, que se entienda al instante, en una de mis canciones, inéditas, dice: “… no tienen techo, no tienen casa, no tienen nada para comer…”. Lo que se plantea está explícito.
Artista integral
(José Luis Quessep se declara un artista integral, porque se ha metido por todos los vericuetos del arte y ha logrado momentos interesantes: en el canto, grabó y sigue componiendo canciones de protesta social, participó en show musicales en la televisión; en el teatro fueron muchas las obras en las que participó, en el teatro La Mama de Bogotá; en la actuación, estuvo en el elenco de ‘Azúcar’, la inolvidable telenovela colombiana, en ‘La Palabra del diablo’, con Mayolo; en muchas más, fue mimo, es adorador de la vida y amante ferviente de la naturaleza. Estudió en Londres, se llenó de arte, en distintas ciudades de Europa; y sigue vibrando con cada instante de vida en el que pueda hacer algo bonito.)
MD. Ya usted había trabajado con elementos del ambiente terrígeno de Colombia.
JLQ. Sí, en mi obra ‘Silencio II’, son cinco hamacas, con sus cuerpos (muñecos) adentro que no es otra cosa que la imagen de los moribundos, víctimas de las matanzas, que los bajan de las montañas, allá en mi región de los Montes de María, yo soy montemariano. En ‘Silencio I’, también con boñiga de vaca, en ella, con cubículos que son grandes letras, se lee la palabra ‘Casa’ y hay una silla, todo también con boñiga de vaca, es un pueblo abandonado, de esos que dejan en el camino los que huyen de la violencia.
MD. Definitivamente está comprometido con la situación del país, ¿todo artista debe comprometerse así?
JLQ. Algunos, los que quieran, yo lo hago porque creo que es mi labor, no sólo los políticos tienen esa obligación, también los artistas tenemos la obligación de señalar, de despertar a la gente, de protestar, no es todo belleza, y los artistas no estamos obligados a hacer todo bonito siempre. Obviamente yo realizo la pintura que hacen todos los artistas, con los materiales tradicionales. Yo creo que un artista debe tener una información global, porque de no ser así hace una sola cosa y puede cansar.
MD. ¿Arte contemporáneo?
El arte contemporáneo es más abismal, más grande. Se ha vuelto al hiperrealismo. El arte es cíclico, pero yo no soy de vaivenes, no soy de modas, un artista no puede ser de modas.
La fiesta de la vida
(José Luis es de figura menuda, ojos vivaces en los que se mezclaron muchos colores para que emitan tonalidades verdosas o azulosas; a pesar de que fue víctima de un tumor canceroso en el cerebro, que superó hace diez años, dice que ese trance lo fortaleció de ahí que le rinda culto ‘a la fiesta de la vida’, en su pequeño y ágil cuerpo ‘habita la pena de no hacer más por los otros, la impotencia de no enderezar lo torcido, los fantasmas de la muerte’)
MD. ¿Quién es más universal, Giovanni Quessep o José Luis Quessep?
JLQ. Giovanni es una sombra tan grande que me cobija, es un poeta de tal purismo, de tal lirismo que nos lleva más allá de la muerte; es mi hermano a quien admiro y sé que es universal completamente. Yo soy un artista de la vida, del amor; un ecólogo. También creo en el poder del subconsciente, mente convincente, no decir yo voy a ser, sino yo soy, yo quiero, el presente es lo que vivo, Giovanni, no se ajusta propiamente a todos estos temblores de la vida.
MD. ¿No cree que los dos son universales, cada uno en el mundo en que actúa?
JLQ. Cuando uno vive en lugares distantes como Sincelejo o Valledupar, es muy difícil hablar de ese ser universal; sin embargo, cuando se realizan obras como Cawlombia se es universal sin discusión.
MD. Entonces, ¿en qué quedamos si Giovanni es también de Sincelejo y vive en Popayán que no es la gran ciudad?
JLQ. (Sonríe ampliamente y contesta) Tienes razón, y qué difícil la respuesta, pero yo no es que sea el mejor jurado para escoger quién es el mejor, Giovanni es reconocido en el mundo, y en su poema ‘La Alondra y los Alacranes’ nos aclara esta pregunta:
“Acuérdate muchacha
que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona…”
MD. Pero bueno, yo me pregunto: ¿Qué es un hombre universal?
JLQ. Un hombre es universal cuando le cabe el mundo en el corazón.
(Es una delicia hablar, en cualquier parte, con el maestro José Luis Quessep Esguerra, especialmente en su reserva forestal, a poquísimos minutos de Sincelejo, desde allí, con el Golfo de Morrosquillo al frente, lejano y cercano, con sus ojos derrochando verdor, estará ahora inventando otra obra con la ayuda de su inseparable Ramón Salazar, de los niños campesinos amasando estiércol con barro y arena, de los artesanos trenzando caña flecha, y con el deseo imperioso de tener en sus manos otra creación que redima a Colombia de Cawlombia y seguir disfrutando del juego eterno de la vida).