Si tengo que hacer hoy un homenaje por las 500 columnas que he escrito en EL PILÓN –con la de hoy-, los primeros reconocimientos son para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, para el insigne dirigente Dickson Quiróz Torres, quien consumó con creces este proyecto del periódico y para Patrocinio Jiménez “Patro”, como le decíamos […]
Si tengo que hacer hoy un homenaje por las 500 columnas que he escrito en EL PILÓN –con la de hoy-, los primeros reconocimientos son para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, para el insigne dirigente Dickson Quiróz Torres, quien consumó con creces este proyecto del periódico y para Patrocinio Jiménez “Patro”, como le decíamos a este baluarte periodista barranquillero, con quien me unió una gran amistad junto al célebre presentador radial y de TV y comunicador social Francisco De la Hoz Vives (“Pacho” De La Hoz).
Esta columna denominada “Reflexiones de Tíochiro y Tíonan” cumple hoy dos épocas, la inicial cuando el director era el incuestionable abogado y periodista Dickson Quiróz Torres y su mentor Iván Alejandro Duarte, ‘El Vallenatín’, tiempo en el cual se publicaron 100 columnas y 400 en esta nueva era, solo para diferenciar una de la otra.
Son prácticamente 10 años, de las casi tres décadas que tiene este diario, presente en el acontecer del país.
Yo soy un simple amanuense de las opiniones de mis consejeros periodísticos quienes, a veces, son radicales y otras muy puntuales.
Pero como hay que brindar por este evento, me corresponde a mí tomar la vocería para manifestar, también, lo concomitante, que ha sido esta relación entre el columnista y los hacedores del periódico y sus directivos, que resumo de mucho respeto, responsabilidad y transparencia, que es al final y al cabo lo que une este concepto periodístico.
A nombre de Tíochiro y Tíonan también, agradecer a los miles de lectores que han hecho posible mantener esta columna cada miércoles, aunque antes era cada lunes. Han sido dos épocas maravillosas.
Como seguramente les ha ocurrido a muchos de mis compañeros columnistas, muchas veces me he sentado a escribir la columna con una idea fija y termino escribiendo sobre otro tema, cada semana es cada vez más difícil llenar las hojas en blanco.
Corroboro las palabras de nuestro glorioso Nobel: “Y esto me permite decirles una cosa que compruebo ahora, después de haber publicado cinco libros: el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página”.
A mis compañeros columnistas los exhorto a no claudicar en la escritura, y poner en práctica aquella maravillosa frase del novelista francés Honoré de Balzac: “Lo único que importa es poner el trasero en la silla cuantas veces sea necesario”, hasta la próxima semana.
Si tengo que hacer hoy un homenaje por las 500 columnas que he escrito en EL PILÓN –con la de hoy-, los primeros reconocimientos son para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, para el insigne dirigente Dickson Quiróz Torres, quien consumó con creces este proyecto del periódico y para Patrocinio Jiménez “Patro”, como le decíamos […]
Si tengo que hacer hoy un homenaje por las 500 columnas que he escrito en EL PILÓN –con la de hoy-, los primeros reconocimientos son para mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan, para el insigne dirigente Dickson Quiróz Torres, quien consumó con creces este proyecto del periódico y para Patrocinio Jiménez “Patro”, como le decíamos a este baluarte periodista barranquillero, con quien me unió una gran amistad junto al célebre presentador radial y de TV y comunicador social Francisco De la Hoz Vives (“Pacho” De La Hoz).
Esta columna denominada “Reflexiones de Tíochiro y Tíonan” cumple hoy dos épocas, la inicial cuando el director era el incuestionable abogado y periodista Dickson Quiróz Torres y su mentor Iván Alejandro Duarte, ‘El Vallenatín’, tiempo en el cual se publicaron 100 columnas y 400 en esta nueva era, solo para diferenciar una de la otra.
Son prácticamente 10 años, de las casi tres décadas que tiene este diario, presente en el acontecer del país.
Yo soy un simple amanuense de las opiniones de mis consejeros periodísticos quienes, a veces, son radicales y otras muy puntuales.
Pero como hay que brindar por este evento, me corresponde a mí tomar la vocería para manifestar, también, lo concomitante, que ha sido esta relación entre el columnista y los hacedores del periódico y sus directivos, que resumo de mucho respeto, responsabilidad y transparencia, que es al final y al cabo lo que une este concepto periodístico.
A nombre de Tíochiro y Tíonan también, agradecer a los miles de lectores que han hecho posible mantener esta columna cada miércoles, aunque antes era cada lunes. Han sido dos épocas maravillosas.
Como seguramente les ha ocurrido a muchos de mis compañeros columnistas, muchas veces me he sentado a escribir la columna con una idea fija y termino escribiendo sobre otro tema, cada semana es cada vez más difícil llenar las hojas en blanco.
Corroboro las palabras de nuestro glorioso Nobel: “Y esto me permite decirles una cosa que compruebo ahora, después de haber publicado cinco libros: el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página”.
A mis compañeros columnistas los exhorto a no claudicar en la escritura, y poner en práctica aquella maravillosa frase del novelista francés Honoré de Balzac: “Lo único que importa es poner el trasero en la silla cuantas veces sea necesario”, hasta la próxima semana.