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Columnista - 8 septiembre, 2014

Mi reencuentro con el país real

Un cuarto de siglo en el exilio debería ser suficiente para aceptar el cambio de patria y al país donde resido como propio. No es así. Nunca destruí los caminos del retorno a Colombia y volver es siempre una forma de reencontrarme. Volví a Valledupar a Villanueva a Manaure a la bella Urumita, a todos […]

Un cuarto de siglo en el exilio debería ser suficiente para aceptar el cambio de patria y al país donde resido como propio. No es así. Nunca destruí los caminos del retorno a Colombia y volver es siempre una forma de reencontrarme.

Volví a Valledupar a Villanueva a Manaure a la bella Urumita, a todos esos lugares que hacen parte de mis mejores recuerdos y que durante 25 años me han generado tantas nostalgias, porque como bien dice Poncho Cotes jr. en su expresiva composición “Linda Manaurera”:
“Manaure es la tierra de mis sentimientos pero a Villanueva la cargo aquí adentro…. Tengo que añorarlos con toda razón, sí, allá tengo el alma y aquí el corazón…. Ay! Manaure es la tierra donde yo nací pero en Villanueva tengo que morír… Es que este es el pueblo de mi ensoñación, aquí queda el cielo que hay en mi canción”

Pero aunque la visita a mi país natal no fue para quedarme, sí tuvo que ver con las causas de mi exilio y con el propósito de explorar los caminos del retorno, porque el deseo de regresar siempre ha estado presente.

Fui invitada a los Foros de Víctimas en Barranquilla y en Cali, a un encuentro, en Cartagena, de mujeres caribeñas víctimas de la violencia política y a eventos menores en otras ciudades.

Fueron todos espacios de convivencia y ejercicios democráticos de tolerancia y de acercamiento que permiten creer en la reconciliación con justicia y en la paz. El Foro de Cali se vio afectado por la agresividad de un grupo minoritario que intentó, sin lograrlo, sabotear el evento.

Lo demás fue debate abierto, discusión amplia, testimonios duros y desgarradores, reflejo de la también dura confrontación. Sin embargo, vale destacar que aunque las exposiciones dejaron sentir el inmenso dolor, la mayoría de las víctimas no exhibió odio ni menos deseos de venganza.

Pareció como si hubiéramos entendido que los Foros no eran tribunales de justicia, no se trataba de condenar ni de absolver a victimarios sino de exponer la tragedia que hemos padecido y convencernos de que la guerra no es la opción. Como bien dijo allí Alan Mc Bride-víctima irlandés-“Si yo no hubiera aceptado el Acuerdo de paz mi hija quizás también hubiera sido víctima”

A los Foros fuimos a compartir heridas y dolores para atenuar sus efectos. Se hizo evidente la urgencia de buscar caminos de paz y de entendimiento para afrontar los graves problemas del país en un ambiente de tolerancia y de libre ejercicio democrático.

Fue muy grata la estadía en Colombia, muy saludable el reencuentro con el país real y con una parte de ese PAIS BUENO que asistió a los Foros, periodistas, académicos, escritores, políticos y líderes populares, entre ellos muchos vallenatos (cesarenses y guajiros). Definitivamente otra Colombia es posible. Se impone la tarea de trabajar para lograrlo.

Tenemos que ser capaces de diseñar rutas hacia la paz y la convivencia con un modelo económico en armonía con la naturaleza, también víctima del conflicto.

Columnista
8 septiembre, 2014

Mi reencuentro con el país real

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Un cuarto de siglo en el exilio debería ser suficiente para aceptar el cambio de patria y al país donde resido como propio. No es así. Nunca destruí los caminos del retorno a Colombia y volver es siempre una forma de reencontrarme. Volví a Valledupar a Villanueva a Manaure a la bella Urumita, a todos […]


Un cuarto de siglo en el exilio debería ser suficiente para aceptar el cambio de patria y al país donde resido como propio. No es así. Nunca destruí los caminos del retorno a Colombia y volver es siempre una forma de reencontrarme.

Volví a Valledupar a Villanueva a Manaure a la bella Urumita, a todos esos lugares que hacen parte de mis mejores recuerdos y que durante 25 años me han generado tantas nostalgias, porque como bien dice Poncho Cotes jr. en su expresiva composición “Linda Manaurera”:
“Manaure es la tierra de mis sentimientos pero a Villanueva la cargo aquí adentro…. Tengo que añorarlos con toda razón, sí, allá tengo el alma y aquí el corazón…. Ay! Manaure es la tierra donde yo nací pero en Villanueva tengo que morír… Es que este es el pueblo de mi ensoñación, aquí queda el cielo que hay en mi canción”

Pero aunque la visita a mi país natal no fue para quedarme, sí tuvo que ver con las causas de mi exilio y con el propósito de explorar los caminos del retorno, porque el deseo de regresar siempre ha estado presente.

Fui invitada a los Foros de Víctimas en Barranquilla y en Cali, a un encuentro, en Cartagena, de mujeres caribeñas víctimas de la violencia política y a eventos menores en otras ciudades.

Fueron todos espacios de convivencia y ejercicios democráticos de tolerancia y de acercamiento que permiten creer en la reconciliación con justicia y en la paz. El Foro de Cali se vio afectado por la agresividad de un grupo minoritario que intentó, sin lograrlo, sabotear el evento.

Lo demás fue debate abierto, discusión amplia, testimonios duros y desgarradores, reflejo de la también dura confrontación. Sin embargo, vale destacar que aunque las exposiciones dejaron sentir el inmenso dolor, la mayoría de las víctimas no exhibió odio ni menos deseos de venganza.

Pareció como si hubiéramos entendido que los Foros no eran tribunales de justicia, no se trataba de condenar ni de absolver a victimarios sino de exponer la tragedia que hemos padecido y convencernos de que la guerra no es la opción. Como bien dijo allí Alan Mc Bride-víctima irlandés-“Si yo no hubiera aceptado el Acuerdo de paz mi hija quizás también hubiera sido víctima”

A los Foros fuimos a compartir heridas y dolores para atenuar sus efectos. Se hizo evidente la urgencia de buscar caminos de paz y de entendimiento para afrontar los graves problemas del país en un ambiente de tolerancia y de libre ejercicio democrático.

Fue muy grata la estadía en Colombia, muy saludable el reencuentro con el país real y con una parte de ese PAIS BUENO que asistió a los Foros, periodistas, académicos, escritores, políticos y líderes populares, entre ellos muchos vallenatos (cesarenses y guajiros). Definitivamente otra Colombia es posible. Se impone la tarea de trabajar para lograrlo.

Tenemos que ser capaces de diseñar rutas hacia la paz y la convivencia con un modelo económico en armonía con la naturaleza, también víctima del conflicto.