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Columnista - 9 abril, 2012

Mi primera demanda

Por Jacobo Solano La semana anterior fue una semana de contrastes, por un lado recibí la grata noticia de ser el columnista más leído en el Pilón con 2.980 visitas en la web, lo cual agradezco y me asigna una gran responsabilidad para emitir conceptos y seguir trabajando, investigando y denunciando para cumplirles a mis […]

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Por Jacobo Solano
La semana anterior fue una semana de contrastes, por un lado recibí la grata noticia de ser el columnista más leído en el Pilón con 2.980 visitas en la web, lo cual agradezco y me asigna una gran responsabilidad para emitir conceptos y seguir trabajando, investigando y denunciando para cumplirles a mis lectores. Pero por otro, recibí mi primera demanda por injuria, de un personaje al que más adelante me referiré, que tomo con tranquilidad y que asumiré con suficiente sensatez. La califico como un ataque a la libertad de opinión en un país que se precia de proteger este derecho, es grave que se pretenda acudir a esta práctica para silenciar conceptos adversos que pueden fomentar el ataque reiterativo a la prensa libre como está ocurriendo en Ecuador, donde Rafael Correa atropella a los medios, sin que nadie haga nada y se da el lujo hasta de perdonarlos, ¿qué tal? Además no solo soy yo el afectado, también otros dos respetados columnistas de este diario, el arquitecto Alberto Erazo que con sus aportes ha construido una identidad de opinión a través de sus artículos y, Germán Piedrahita, un artista irreverente que con su visión transformadora basada en los conceptos, siempre pone el dedo en la llaga, aunque a muchos no les guste, y que en estos momentos atraviesa una difícil situación de salud, pero como lo conozco, sé que no claudicará, ni si está en una camilla, ante este ataque rastrero de parte de Jaime Arias, el Cabildo Gobernador Kankuamo que no le gustó lo que escribí en mi columna titulada LA DICTADURA DE JAIME ARIAS, en la que hago referencia a todos los actos censurables de su mandato, que no es más que un régimen totalitario porque no le da espacio a un relevo y menos al debate abierto.  Amparado en su condición de indígena y soportado en su poderío económico, se opone a proyectos que son de vital importancia para su comunidad como el servicio de gas, la educación de calidad, la laguna de oxidación y, de ñapa, rechaza el turismo, como si su resguardo fuera una República independiente y no se rigiera por la Constitución colombiana.
En cuanto a estos casos de demandas a columnistas, ya son muchos los precedentes que se han sentado a nivel nacional, que imagino, el juez y el fiscal valorarán para tomar una decisión, por mencionar dos: Alfredo Molano, columnista de el Espectador, con suficientes argumentos venció en juicio a la familia Araujo; y la investigadora política de la Silla Vacía, Claudia López, quien fue demandada por el tristemente célebre Ernesto Samper con la pretensión de encarcelarla y cobrarle una suma millonaria por afectar, dizque, su imagen. La labor de un columnista no es limitarse a registrar hechos o perseguir la noticia, eso les corresponde a los periodistas; o ser lambón de personajes políticos para conseguir puestos o contratos. El columnista debe estar comprometido con lo que escribe, sin sesgos ni pasiones y no debe dejarse arrastrar por el miedo, porque la gente no lo lee, el lector busca en el columnista, aquella voz que lo represente y sea capaz de enfrentarse con su pluma a una situación anómala, también busca conocimiento sobre determinados temas para ilustrarse. Agradezco a la FLIP (Fundación para la Libertad de Prensa) y al Diario EL PILÓN por el apoyo y convoco a la organización Atánquez Libre para que conformemos un solo bloque, para luchar por sus derechos y que el 10 de abril estén atentos a la citación, donde tendré el gusto de conocer al famoso emperador de La Sierra.

Columnista
9 abril, 2012

Mi primera demanda

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Por Jacobo Solano La semana anterior fue una semana de contrastes, por un lado recibí la grata noticia de ser el columnista más leído en el Pilón con 2.980 visitas en la web, lo cual agradezco y me asigna una gran responsabilidad para emitir conceptos y seguir trabajando, investigando y denunciando para cumplirles a mis […]


Por Jacobo Solano
La semana anterior fue una semana de contrastes, por un lado recibí la grata noticia de ser el columnista más leído en el Pilón con 2.980 visitas en la web, lo cual agradezco y me asigna una gran responsabilidad para emitir conceptos y seguir trabajando, investigando y denunciando para cumplirles a mis lectores. Pero por otro, recibí mi primera demanda por injuria, de un personaje al que más adelante me referiré, que tomo con tranquilidad y que asumiré con suficiente sensatez. La califico como un ataque a la libertad de opinión en un país que se precia de proteger este derecho, es grave que se pretenda acudir a esta práctica para silenciar conceptos adversos que pueden fomentar el ataque reiterativo a la prensa libre como está ocurriendo en Ecuador, donde Rafael Correa atropella a los medios, sin que nadie haga nada y se da el lujo hasta de perdonarlos, ¿qué tal? Además no solo soy yo el afectado, también otros dos respetados columnistas de este diario, el arquitecto Alberto Erazo que con sus aportes ha construido una identidad de opinión a través de sus artículos y, Germán Piedrahita, un artista irreverente que con su visión transformadora basada en los conceptos, siempre pone el dedo en la llaga, aunque a muchos no les guste, y que en estos momentos atraviesa una difícil situación de salud, pero como lo conozco, sé que no claudicará, ni si está en una camilla, ante este ataque rastrero de parte de Jaime Arias, el Cabildo Gobernador Kankuamo que no le gustó lo que escribí en mi columna titulada LA DICTADURA DE JAIME ARIAS, en la que hago referencia a todos los actos censurables de su mandato, que no es más que un régimen totalitario porque no le da espacio a un relevo y menos al debate abierto.  Amparado en su condición de indígena y soportado en su poderío económico, se opone a proyectos que son de vital importancia para su comunidad como el servicio de gas, la educación de calidad, la laguna de oxidación y, de ñapa, rechaza el turismo, como si su resguardo fuera una República independiente y no se rigiera por la Constitución colombiana.
En cuanto a estos casos de demandas a columnistas, ya son muchos los precedentes que se han sentado a nivel nacional, que imagino, el juez y el fiscal valorarán para tomar una decisión, por mencionar dos: Alfredo Molano, columnista de el Espectador, con suficientes argumentos venció en juicio a la familia Araujo; y la investigadora política de la Silla Vacía, Claudia López, quien fue demandada por el tristemente célebre Ernesto Samper con la pretensión de encarcelarla y cobrarle una suma millonaria por afectar, dizque, su imagen. La labor de un columnista no es limitarse a registrar hechos o perseguir la noticia, eso les corresponde a los periodistas; o ser lambón de personajes políticos para conseguir puestos o contratos. El columnista debe estar comprometido con lo que escribe, sin sesgos ni pasiones y no debe dejarse arrastrar por el miedo, porque la gente no lo lee, el lector busca en el columnista, aquella voz que lo represente y sea capaz de enfrentarse con su pluma a una situación anómala, también busca conocimiento sobre determinados temas para ilustrarse. Agradezco a la FLIP (Fundación para la Libertad de Prensa) y al Diario EL PILÓN por el apoyo y convoco a la organización Atánquez Libre para que conformemos un solo bloque, para luchar por sus derechos y que el 10 de abril estén atentos a la citación, donde tendré el gusto de conocer al famoso emperador de La Sierra.