Estoy con el alma golpeada, supe que hace varios días había fallecido una de las personas que más he querido en la vida, uno de los compadres predilectos, de los tanto que tengo, el ‘rey de la 26 en los Fundadores’, ‘el papá de los latoneros’, ‘el fuete de las hembras’, ‘el campeón del baile’, […]
Estoy con el alma golpeada, supe que hace varios días había fallecido una de las personas que más he querido en la vida, uno de los compadres predilectos, de los tanto que tengo, el ‘rey de la 26 en los Fundadores’, ‘el papá de los latoneros’, ‘el fuete de las hembras’, ‘el campeón del baile’, ‘el dirigente cívico’, ‘el servidor oportuno y amigo como ninguno’. Más que mi compadre era mi hermano y casi siempre, hijo mayor; yo era su refugio, mi apartamento era suyo, pero su casa era la mía y fueron muchas las veces que dentro de la tormenta busqué su compañía para mitigar las penas.
Era raro, con solo encontrarlo debajo de un carro me causaba alegría, me sacaba mi mecedora me daba tinto y agua bien helada y comenzaba a contarme sus proezas en ‘La Araña’, un Patrol destartalado que yo le regalé, que convirtió en Ford y terminó en Toyota de estaca, con el concurso de mi eterno mecánico y también querido compadre Atilio, otro hijo de 92. Íbamos a comer mondongo, carne asada o pescado a sitios escogidos por él. Bebíamos cervezas, ron y a veces ‘chirrinche’ añejado en cocos e íbamos donde “las mujeres buenas “; solo para verlo bailar salsa o lo que le pusieran. El gusto era Carmen Elena, una guaracha de Aníbal y después quebrar 2 o 3 ‘muchachachonas’ en una tarde y yo ‘esgajao’ de la risa lo aplaudía y envidiaba.
Era un ser maravilloso, gran trabajador con cuerpo grande y piel morena. Casi 2 metros de estatura y más de 100 kilos y así tenía el alma: grande, bondadoso en exceso y sano hasta más no poder. Embustero, piadoso; casi siempre de hembras y de buen tirador, cuando yo sabía que nunca había tenido un chopo.
Nos deja mi compadre ‘Iche’ un inmenso vacío que a estas horas de la vida no se puede llenar. Su honradez era admirable a toda prueba. Hombres como él no se dan todos los días y a sus hijos, mis ahijados: ‘El Cacha’, José, Fabián, ‘Goyita’ y ‘El Popo’, les hará mucha falta lo mismo que a sus amigos y, a mi que eternamente lo llevaré en el corazón.
A ellos mis condolencias al igual que a toda la familia, especialmente sus hermanos mis compadres Guido y Jorge. Y a Dios le advierto -porque con seguridad está allá- que cuide a sus hembras, porque le llegó Satanás. Así también le decían, y si las baila, se las martilla, tal como pasaba cuando en ‘la Araña’ las llevaba a Hurtado, no sin antes pasar por donde su compadre papá, para que tirara para un full de gasolina y las gaseosas.
Se acabó el espacio pero no puedo omitir que era un militante activo del conservatismo de raca mandaca, que con una larga familia descendiente del gran villanuevero Alejandro Romero, siempre estuvo al pie del cañón. Adiós compadre ‘Iche’, guárdenos un puestecito a mi compadre Atilio y a mi.
Anécdota: Una vez, en el apogeo de su juventud llegó al apartamento muy triste y preocupado y me comentó que había tenido una pelea con un muchacho que le faltó y había tenido que darle una cachetada y, que lo había denunciado y dicho que le había pegado con un ladrillo. ¿Qué hago?
Le dije que cuando fuera a la cita y se sentara al frente del Inspector, cogiera el escritorio y lo levantara y le dijera: “Ud cree que yo con la fuerza que tengo si le doy con un ladrillo no le cortó la cabeza, yo solo lo roce con la palma de la mano”. Lo hizo y el Inspector sonriente le dijo: “Es verdad, ¡váyase!”; y a usted, dirigiéndose al ofendido, lo increpó: “si vuelve aquí a echar mentiras, lo pongo preso”.
Estoy con el alma golpeada, supe que hace varios días había fallecido una de las personas que más he querido en la vida, uno de los compadres predilectos, de los tanto que tengo, el ‘rey de la 26 en los Fundadores’, ‘el papá de los latoneros’, ‘el fuete de las hembras’, ‘el campeón del baile’, […]
Estoy con el alma golpeada, supe que hace varios días había fallecido una de las personas que más he querido en la vida, uno de los compadres predilectos, de los tanto que tengo, el ‘rey de la 26 en los Fundadores’, ‘el papá de los latoneros’, ‘el fuete de las hembras’, ‘el campeón del baile’, ‘el dirigente cívico’, ‘el servidor oportuno y amigo como ninguno’. Más que mi compadre era mi hermano y casi siempre, hijo mayor; yo era su refugio, mi apartamento era suyo, pero su casa era la mía y fueron muchas las veces que dentro de la tormenta busqué su compañía para mitigar las penas.
Era raro, con solo encontrarlo debajo de un carro me causaba alegría, me sacaba mi mecedora me daba tinto y agua bien helada y comenzaba a contarme sus proezas en ‘La Araña’, un Patrol destartalado que yo le regalé, que convirtió en Ford y terminó en Toyota de estaca, con el concurso de mi eterno mecánico y también querido compadre Atilio, otro hijo de 92. Íbamos a comer mondongo, carne asada o pescado a sitios escogidos por él. Bebíamos cervezas, ron y a veces ‘chirrinche’ añejado en cocos e íbamos donde “las mujeres buenas “; solo para verlo bailar salsa o lo que le pusieran. El gusto era Carmen Elena, una guaracha de Aníbal y después quebrar 2 o 3 ‘muchachachonas’ en una tarde y yo ‘esgajao’ de la risa lo aplaudía y envidiaba.
Era un ser maravilloso, gran trabajador con cuerpo grande y piel morena. Casi 2 metros de estatura y más de 100 kilos y así tenía el alma: grande, bondadoso en exceso y sano hasta más no poder. Embustero, piadoso; casi siempre de hembras y de buen tirador, cuando yo sabía que nunca había tenido un chopo.
Nos deja mi compadre ‘Iche’ un inmenso vacío que a estas horas de la vida no se puede llenar. Su honradez era admirable a toda prueba. Hombres como él no se dan todos los días y a sus hijos, mis ahijados: ‘El Cacha’, José, Fabián, ‘Goyita’ y ‘El Popo’, les hará mucha falta lo mismo que a sus amigos y, a mi que eternamente lo llevaré en el corazón.
A ellos mis condolencias al igual que a toda la familia, especialmente sus hermanos mis compadres Guido y Jorge. Y a Dios le advierto -porque con seguridad está allá- que cuide a sus hembras, porque le llegó Satanás. Así también le decían, y si las baila, se las martilla, tal como pasaba cuando en ‘la Araña’ las llevaba a Hurtado, no sin antes pasar por donde su compadre papá, para que tirara para un full de gasolina y las gaseosas.
Se acabó el espacio pero no puedo omitir que era un militante activo del conservatismo de raca mandaca, que con una larga familia descendiente del gran villanuevero Alejandro Romero, siempre estuvo al pie del cañón. Adiós compadre ‘Iche’, guárdenos un puestecito a mi compadre Atilio y a mi.
Anécdota: Una vez, en el apogeo de su juventud llegó al apartamento muy triste y preocupado y me comentó que había tenido una pelea con un muchacho que le faltó y había tenido que darle una cachetada y, que lo había denunciado y dicho que le había pegado con un ladrillo. ¿Qué hago?
Le dije que cuando fuera a la cita y se sentara al frente del Inspector, cogiera el escritorio y lo levantara y le dijera: “Ud cree que yo con la fuerza que tengo si le doy con un ladrillo no le cortó la cabeza, yo solo lo roce con la palma de la mano”. Lo hizo y el Inspector sonriente le dijo: “Es verdad, ¡váyase!”; y a usted, dirigiéndose al ofendido, lo increpó: “si vuelve aquí a echar mentiras, lo pongo preso”.