Si pagas para llegar, llegas a robar. Este slogan o lema lo tiene el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama. Es un lema que hay que analizarlo con cabeza fría. Porque cuando una campaña política de cualquier nivel se va apropiando o comprando “líderes”, estos “líderes” saben que si el comprador llega al poder el […]
Si pagas para llegar, llegas a robar. Este slogan o lema lo tiene el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama. Es un lema que hay que analizarlo con cabeza fría. Porque cuando una campaña política de cualquier nivel se va apropiando o comprando “líderes”, estos “líderes” saben que si el comprador llega al poder el robo de los recursos públicos está asegurado y el “líder” tendrá fundamentos para exigir su respectiva mermelada.
Este “líder” (entrecomillado), no es un verdadero líder, es un típico bandido que ayuda al deterioro de la política como garante del desarrollo social y humano. Desde luego que hoy en todas las campañas se habla de “nuestros líderes”, es decir, de los que están comprados, dizque porque tienen el don de liderazgo. Cuando el candidato principal llega a los municipios y barrios en su arenga mercantilista sobredimensiona las cualidades de su “líder”, lo que está haciendo es recordándole que su compromiso es grande, porque ya tiene una plata recibida y que no le puede fallar con los tantos votos que negociaron.
En campañas políticas se distorsiona y empobrece el concepto de un verdadero líder (sin entrecomillado), un verdadero líder primero lo es todo el tiempo y no en campañas políticas, un líder es ético y la gente lo sigue por su actuación desinteresada frente a los problemas sociales que asume y gestiona en beneficio de todos. En campañas políticas aparecen miles de bandidos que se enganchan el disfraz de líder, pero no han venido haciendo nada a favor de la comunidad, simplemente se dedican a realizar actividades para sus intereses propios, sin importarle los problemas que afectan a aquellas poblaciones a las cuales dicen representar.
Jhon Durston plantea “que existen dos estilos de relación de los líderes y la comunidad: una es la relación clientelista y autoritaria, donde los beneficios conseguidos por las personas están mediatizados por intereses y compromisos políticos partidistas y el otro tipo de relación es democrática”. Pero desafortunadamente, aunque las elecciones colombianas hacen parte del ejercicio democrático, los “lideres” de los candidatos hacen parte de la primera relación, donde cada “líder” tiene un valor en pesos de acuerdo con la zona donde se cree tiene el peso electoral.
Estos “lideres” no tienen principios de partidos políticos, son pluripartidistas y se acomodan a las circunstancias de las chequeras. Por eso, cuando terminan las elecciones el candidato rico perdedor llama a sus “líderes” y les pregunta ¿qué pasó?
La respuesta obvia del “líder perdedor” es que la comunidad votó por el candidato ganador por convicción, porque la plata va a alcanzar más y por su programa de gestión o desarrollo que les va a resolver los problemas comunitarios.
Si pagas para llegar, llegas a robar. Este slogan o lema lo tiene el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama. Es un lema que hay que analizarlo con cabeza fría. Porque cuando una campaña política de cualquier nivel se va apropiando o comprando “líderes”, estos “líderes” saben que si el comprador llega al poder el […]
Si pagas para llegar, llegas a robar. Este slogan o lema lo tiene el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama. Es un lema que hay que analizarlo con cabeza fría. Porque cuando una campaña política de cualquier nivel se va apropiando o comprando “líderes”, estos “líderes” saben que si el comprador llega al poder el robo de los recursos públicos está asegurado y el “líder” tendrá fundamentos para exigir su respectiva mermelada.
Este “líder” (entrecomillado), no es un verdadero líder, es un típico bandido que ayuda al deterioro de la política como garante del desarrollo social y humano. Desde luego que hoy en todas las campañas se habla de “nuestros líderes”, es decir, de los que están comprados, dizque porque tienen el don de liderazgo. Cuando el candidato principal llega a los municipios y barrios en su arenga mercantilista sobredimensiona las cualidades de su “líder”, lo que está haciendo es recordándole que su compromiso es grande, porque ya tiene una plata recibida y que no le puede fallar con los tantos votos que negociaron.
En campañas políticas se distorsiona y empobrece el concepto de un verdadero líder (sin entrecomillado), un verdadero líder primero lo es todo el tiempo y no en campañas políticas, un líder es ético y la gente lo sigue por su actuación desinteresada frente a los problemas sociales que asume y gestiona en beneficio de todos. En campañas políticas aparecen miles de bandidos que se enganchan el disfraz de líder, pero no han venido haciendo nada a favor de la comunidad, simplemente se dedican a realizar actividades para sus intereses propios, sin importarle los problemas que afectan a aquellas poblaciones a las cuales dicen representar.
Jhon Durston plantea “que existen dos estilos de relación de los líderes y la comunidad: una es la relación clientelista y autoritaria, donde los beneficios conseguidos por las personas están mediatizados por intereses y compromisos políticos partidistas y el otro tipo de relación es democrática”. Pero desafortunadamente, aunque las elecciones colombianas hacen parte del ejercicio democrático, los “lideres” de los candidatos hacen parte de la primera relación, donde cada “líder” tiene un valor en pesos de acuerdo con la zona donde se cree tiene el peso electoral.
Estos “lideres” no tienen principios de partidos políticos, son pluripartidistas y se acomodan a las circunstancias de las chequeras. Por eso, cuando terminan las elecciones el candidato rico perdedor llama a sus “líderes” y les pregunta ¿qué pasó?
La respuesta obvia del “líder perdedor” es que la comunidad votó por el candidato ganador por convicción, porque la plata va a alcanzar más y por su programa de gestión o desarrollo que les va a resolver los problemas comunitarios.