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Columnista - 21 diciembre, 2022

Mensaje de Navidad 2022

Hoy me siento feliz de haber servido de instrumento a Dios para componerle una canción al hombre más grande y sagrado que ha pisado la tierra,  desde muy chico recibía mensajes en los sueños,  el cuadro de San Martín de porras y la mano de Dios me eran familiares.

Por Rosendo Romero Ospino

Hoy me siento feliz de haber servido de instrumento a Dios para componerle una canción al hombre más grande y sagrado que ha pisado la tierra,  desde muy chico recibía mensajes en los sueños,  el cuadro de San Martín de porras y la mano de Dios me eran familiares.

Era la época en que no me gustaba limpiarme los mocos y andaba pies descalzo sin camisa  y el pantalón corto agarrado de una mano, a veces una espina me hacía caminar con el taloncito alzado, hoy la entiendo mejor la espiritualidad.

El aire para entrar a tu cuerpo y salir de él sin hacerte daño, tiene que ser necesariamente espiritual, el pensamiento para procesarse dentro de uno tiene que ser necesariamente espiritual, de lo contrario, estaríamos dejando trozos de pensamientos por todas partes y el mundo sería pequeño para tantos pensamientos, igual las canciones, estas son intangibles, nadie puede derramar un puñado de canciones a las palomas en el parque de la plaza Alfonzo López. 

Qué tal que las palabras no fueran intangibles, como haríamos con los insultos, rodaran por ahí como el plástico; las malas palabras, las mentiras, las ofensas, las maldiciones, etc. Hemos convivido por años y años con lo espiritual pero hay alguien que dice que lo espiritual no existe porque no se ve ni se manipula, de acuerdo con el estado de ánimo o de la locura de muchos genios del intelecto, no se trata de que Dios se deje ver de ti, se trata de que tu veas a Dios.

El vallenato es una música espiritual que tiene permiso de Dios, desde que Francisco el Hombre derrotó al diablo con su acordeón; el vallenato es música de Dios.

En el 2022 ocurrieron tres hechos gratos para nuestra música, primero el Binomio de Oro, viajó dos veces a Europa, Dos a Paraguay, tres a México y tres a Estados Unidos, Jean Carlos se gana El Grammy y Silvestre Dangónd nos deja a todos cautivados con su actuación en la novela Leandro Díaz.

Pero, en materia de música una vez más se demuestra que lo que hay que reforzar es el vallenato tradicional, primero fue Rafa Pérez, con ‘Mi novia Mujer’, luego Oñate, con el súper éxito de Amílcar Calderón, y ahora mi compadre Silvio Brito con el tema de mi compadre Roberto Calderón, ‘Me quito el nombre’. 

En la familia musical de los Díaz, hay un gallo “tapao” se llama Diomedes de Jesús Díaz, ojalá sea él ese cantor que necesita el vallenato y recogerá la bandera de Martin Elías y la de su papá.

Feliz Navidad para todos

Columnista
21 diciembre, 2022

Mensaje de Navidad 2022

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

Hoy me siento feliz de haber servido de instrumento a Dios para componerle una canción al hombre más grande y sagrado que ha pisado la tierra,  desde muy chico recibía mensajes en los sueños,  el cuadro de San Martín de porras y la mano de Dios me eran familiares.


Por Rosendo Romero Ospino

Hoy me siento feliz de haber servido de instrumento a Dios para componerle una canción al hombre más grande y sagrado que ha pisado la tierra,  desde muy chico recibía mensajes en los sueños,  el cuadro de San Martín de porras y la mano de Dios me eran familiares.

Era la época en que no me gustaba limpiarme los mocos y andaba pies descalzo sin camisa  y el pantalón corto agarrado de una mano, a veces una espina me hacía caminar con el taloncito alzado, hoy la entiendo mejor la espiritualidad.

El aire para entrar a tu cuerpo y salir de él sin hacerte daño, tiene que ser necesariamente espiritual, el pensamiento para procesarse dentro de uno tiene que ser necesariamente espiritual, de lo contrario, estaríamos dejando trozos de pensamientos por todas partes y el mundo sería pequeño para tantos pensamientos, igual las canciones, estas son intangibles, nadie puede derramar un puñado de canciones a las palomas en el parque de la plaza Alfonzo López. 

Qué tal que las palabras no fueran intangibles, como haríamos con los insultos, rodaran por ahí como el plástico; las malas palabras, las mentiras, las ofensas, las maldiciones, etc. Hemos convivido por años y años con lo espiritual pero hay alguien que dice que lo espiritual no existe porque no se ve ni se manipula, de acuerdo con el estado de ánimo o de la locura de muchos genios del intelecto, no se trata de que Dios se deje ver de ti, se trata de que tu veas a Dios.

El vallenato es una música espiritual que tiene permiso de Dios, desde que Francisco el Hombre derrotó al diablo con su acordeón; el vallenato es música de Dios.

En el 2022 ocurrieron tres hechos gratos para nuestra música, primero el Binomio de Oro, viajó dos veces a Europa, Dos a Paraguay, tres a México y tres a Estados Unidos, Jean Carlos se gana El Grammy y Silvestre Dangónd nos deja a todos cautivados con su actuación en la novela Leandro Díaz.

Pero, en materia de música una vez más se demuestra que lo que hay que reforzar es el vallenato tradicional, primero fue Rafa Pérez, con ‘Mi novia Mujer’, luego Oñate, con el súper éxito de Amílcar Calderón, y ahora mi compadre Silvio Brito con el tema de mi compadre Roberto Calderón, ‘Me quito el nombre’. 

En la familia musical de los Díaz, hay un gallo “tapao” se llama Diomedes de Jesús Díaz, ojalá sea él ese cantor que necesita el vallenato y recogerá la bandera de Martin Elías y la de su papá.

Feliz Navidad para todos