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Columnista - 10 febrero, 2022

Menos folclore y más debate

Así se nos va la temporada electoral en el Cesar en una especie de carnaval de gorras y camisetas de colores y con avanzadas bien nutridas. Pero de propuestas para ayudar a solucionar problemas de la gente en la calle, más bien poco. 

El que más publicidad tenga, el que más suene el jingle y el que más llene patios y salones en reuniones políticas pareciera ser quien pone la agenda y quien más opción tiene de llegar al Congreso. 

Así se nos va la temporada electoral en el Cesar en una especie de carnaval de gorras y camisetas de colores y con avanzadas bien nutridas. Pero de propuestas para ayudar a solucionar problemas de la gente en la calle, más bien poco. 

Sin duda el arte de la política tiene una parte de encanto y movilización de emociones y otra racional. Algunos dicen que la primera termina imponiéndose sobre la segunda con el llamado voto emocional que define elecciones. Pues en el Cesar pasa algo muy curioso, ese encanto de emociones no suele darse por discursos o ideas sino por la música, el fundingue con papayeras y grupos musicales, las nutridas avanzadas de campaña y la abundante publicidad que muestra poder.  

A ese conjunto de factores, le suman apoyos políticos y una cantidad de votos amarrados y conforman un cóctel exitoso para ganar una curul. Entre otras cosas, porque a muchos electores no les gusta perder, y en el bus que ven la victoria fácil y cerca, se montan. Sin mente como la barbie dirían. 

Paralelo a ese mundo, hay una lamentable realidad que padecen miles de personas que claman soluciones a sus necesidades por parte de quienes tienen o aspiran tener alguna dignidad en el Estado. De eso poco termina hablándose en el debate electoral. 

Para dar algunos datos crudos, Valledupar vuelve a estar en el podio como la quinta ciudad de Colombia con mayor desempleo y la segunda de la región Caribe. Uno de cada cuatro jóvenes está desempleado, sin contar los miles que padecen hambre física. Cada cinco días en el Cesar se presenta un suicidio. De esos, la mitad se da en Valledupar. En el 2021 se presentaron 74 homicidios, cifra que ha venido en ascenso en los últimos cinco años. Y así podemos nombrar más. 

¿Qué piensan hacer los candidatos ante esto?, ¿Qué están proponiendo? Nadie debería poder ganar una curul pasando de agache sin debatir y sin proponer ideas. Por eso son importantes los espacios de debate que se puedan generar para escuchar propuestas. 

Los candidatos deben saber que el Cesar no puede seguir siendo un departamento muerto que no produce nada, que no crea e innova en nada, donde la agroindustria sigue sin despegar y donde lo poco que hemos tenido se lo debemos a la fugaz bonanza algodonera y a la cuestionada explotación minera. 

La transición productiva que potencie el sector agrícola y la agroindustria es una urgencia, lo mismo la creación de empresas y la inversión en investigación para el desarrollo. Es un imperativo mejorar la precaria relación entre el sector público y el privado que es una de las causas de nuestro atraso.  

La calidad del gasto público en el Cesar es pésima, ladrona y ostentosa. Si no hay transparencia en el manejo de nuestros recursos no podemos hablar de progreso y democracia. El mejor ejemplo de ello es el Centro Cultural de la Música Vallenata, obra que invierte más del 70% de nuestras regalías del año 2021 y aun así se pasó por la cajeta la concertación ciudadana.   

Que solo el 36% de los jóvenes acceda a educación superior debe espabilarnos a todos. Detrás de esa cifra hay desempleo y pobreza, también hay suicidios ante la frustración por la falta de oportunidades. 

Por otro lado, el gobierno que vendió seguridad ha empeorado todos sus índices en el territorio. En el sur del Cesar el Eln atemoriza a la población. En zona rural de Pueblo Bello grupos al margen de la ley matan campesinos ante la mirada indolente de las instituciones. ¿Qué van a hacer los congresistas con el nuevo ministro de Defensa que reemplace al nefasto Molano?, ¿Qué van a hacer con la Fuerza Pública y la seguridad rural? 

Otra papa caliente que el perverso gobierno departamental no ha querido solucionar es el IDREEC por no hablar de toda la red pública de salud. ¿Cuál será el papel como congresistas respecto al IDREEC?, ¿No dirán nada?, ¿Ayudarán a liquidarlo?

Los temas sustanciales enunciados que no abarcan todo lo que se debe tratar, deberían ocupar la agenda del debate electoral pero están pasando inadvertidos. Por eso, si dejaramos de ser tan folclóricos y nos tomáramos más en serio las cosas, quizás nos iría mejor y de paso mucha más gente saldría a votar confiando en el sistema. 

Adenda: “traer recursos” al Cesar no da licencia para exculpar a los congresistas por hechos de corrupción y saqueo de empresas del Estado como Emdupar.

Por Iván Lozano

Columnista
10 febrero, 2022

Menos folclore y más debate

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Iván Lozano

Así se nos va la temporada electoral en el Cesar en una especie de carnaval de gorras y camisetas de colores y con avanzadas bien nutridas. Pero de propuestas para ayudar a solucionar problemas de la gente en la calle, más bien poco. 


El que más publicidad tenga, el que más suene el jingle y el que más llene patios y salones en reuniones políticas pareciera ser quien pone la agenda y quien más opción tiene de llegar al Congreso. 

Así se nos va la temporada electoral en el Cesar en una especie de carnaval de gorras y camisetas de colores y con avanzadas bien nutridas. Pero de propuestas para ayudar a solucionar problemas de la gente en la calle, más bien poco. 

Sin duda el arte de la política tiene una parte de encanto y movilización de emociones y otra racional. Algunos dicen que la primera termina imponiéndose sobre la segunda con el llamado voto emocional que define elecciones. Pues en el Cesar pasa algo muy curioso, ese encanto de emociones no suele darse por discursos o ideas sino por la música, el fundingue con papayeras y grupos musicales, las nutridas avanzadas de campaña y la abundante publicidad que muestra poder.  

A ese conjunto de factores, le suman apoyos políticos y una cantidad de votos amarrados y conforman un cóctel exitoso para ganar una curul. Entre otras cosas, porque a muchos electores no les gusta perder, y en el bus que ven la victoria fácil y cerca, se montan. Sin mente como la barbie dirían. 

Paralelo a ese mundo, hay una lamentable realidad que padecen miles de personas que claman soluciones a sus necesidades por parte de quienes tienen o aspiran tener alguna dignidad en el Estado. De eso poco termina hablándose en el debate electoral. 

Para dar algunos datos crudos, Valledupar vuelve a estar en el podio como la quinta ciudad de Colombia con mayor desempleo y la segunda de la región Caribe. Uno de cada cuatro jóvenes está desempleado, sin contar los miles que padecen hambre física. Cada cinco días en el Cesar se presenta un suicidio. De esos, la mitad se da en Valledupar. En el 2021 se presentaron 74 homicidios, cifra que ha venido en ascenso en los últimos cinco años. Y así podemos nombrar más. 

¿Qué piensan hacer los candidatos ante esto?, ¿Qué están proponiendo? Nadie debería poder ganar una curul pasando de agache sin debatir y sin proponer ideas. Por eso son importantes los espacios de debate que se puedan generar para escuchar propuestas. 

Los candidatos deben saber que el Cesar no puede seguir siendo un departamento muerto que no produce nada, que no crea e innova en nada, donde la agroindustria sigue sin despegar y donde lo poco que hemos tenido se lo debemos a la fugaz bonanza algodonera y a la cuestionada explotación minera. 

La transición productiva que potencie el sector agrícola y la agroindustria es una urgencia, lo mismo la creación de empresas y la inversión en investigación para el desarrollo. Es un imperativo mejorar la precaria relación entre el sector público y el privado que es una de las causas de nuestro atraso.  

La calidad del gasto público en el Cesar es pésima, ladrona y ostentosa. Si no hay transparencia en el manejo de nuestros recursos no podemos hablar de progreso y democracia. El mejor ejemplo de ello es el Centro Cultural de la Música Vallenata, obra que invierte más del 70% de nuestras regalías del año 2021 y aun así se pasó por la cajeta la concertación ciudadana.   

Que solo el 36% de los jóvenes acceda a educación superior debe espabilarnos a todos. Detrás de esa cifra hay desempleo y pobreza, también hay suicidios ante la frustración por la falta de oportunidades. 

Por otro lado, el gobierno que vendió seguridad ha empeorado todos sus índices en el territorio. En el sur del Cesar el Eln atemoriza a la población. En zona rural de Pueblo Bello grupos al margen de la ley matan campesinos ante la mirada indolente de las instituciones. ¿Qué van a hacer los congresistas con el nuevo ministro de Defensa que reemplace al nefasto Molano?, ¿Qué van a hacer con la Fuerza Pública y la seguridad rural? 

Otra papa caliente que el perverso gobierno departamental no ha querido solucionar es el IDREEC por no hablar de toda la red pública de salud. ¿Cuál será el papel como congresistas respecto al IDREEC?, ¿No dirán nada?, ¿Ayudarán a liquidarlo?

Los temas sustanciales enunciados que no abarcan todo lo que se debe tratar, deberían ocupar la agenda del debate electoral pero están pasando inadvertidos. Por eso, si dejaramos de ser tan folclóricos y nos tomáramos más en serio las cosas, quizás nos iría mejor y de paso mucha más gente saldría a votar confiando en el sistema. 

Adenda: “traer recursos” al Cesar no da licencia para exculpar a los congresistas por hechos de corrupción y saqueo de empresas del Estado como Emdupar.

Por Iván Lozano