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Editorial - 12 noviembre, 2023

Médicos del alma, música sin fronteras

El mismo día viernes en la noche en que se hacía el primer concierto de Silvestre Dangond, muchos visitantes a la ciudad fueron también convocados a un evento especial, bajo la sigla MSF, que algunos pensaron que era de carácter médico, de la conocida organización Médicos Sin Fronteras.

El mismo día viernes en la noche en que se hacía el primer concierto de Silvestre Dangond, muchos visitantes a la ciudad fueron también convocados a un evento especial, bajo la sigla MSF, que algunos pensaron que era de carácter médico, de la conocida organización Médicos Sin Fronteras.

Pero ese día al tiempo que se llenaba el Parque de la Leyenda se copaba también en el Club Valledupar el merecido homenaje a Israel Romero y al empresario Ramón Dávila, cabeza de Gases del Caribe e importante contribuyente a las causas culturales de la región.

El homenaje al pollo Isra estaba cantado pero demorado en Valledupar. También en el caso de Dávila, a quienes sus amigos llaman ‘El Monche’, secundado por una amplia delegación de Barranquilla su sede principal.

Aunque parecía ser más un homenaje de la natal Villanueva, de donde son, fue la ocasión para unir mucho más a la vieja provincia del sur de la Guajira y Valledupar. Se escucharon felices a sanjuaneros, fonsequeros, urumiteros, barranqueros y vallenatos exaltar la tradición de los buenos acordeoneros de Villanueva y especialmente a los músicos de la dinastía Romero, como el homenajeado, Rosendo, el Morre, o la voz mágica de Israel David, hijo del pollo, convertido en gallo del canto (¿no será que la fuerza, atracción y permanencia del padre, por un lado lo lanza pero por el otro le hace sombra?). También hubo otros acordeones notables, entre ellos y ellas Diana Burgos, ya con proyección para grandes premios, que interpretó la cumbia, con belleza y acordeón vallenato; y que remató el Pangue Maestre, cerrando con broche de oro el amanecer de la buena revista musical. No se nos pueden olvidar -aunque excúsennos aquellos que sí se nos olvidan- al lado del que recordamos, el mencionado gallo, la dulce voz de Silvio Brito y a la cantante Liliana Geney, estrella de Sahagún que viene pidiendo pista.

Qué no decir de los compositores que estuvieron presentes, entre otros, los Fernandos románticos del vallenato, Dangond y Meneses; Gustavo Gutiérrez y Roberto Calderón que imprimieron su nota y notable poesía en el escenario, que congregó a visitantes del interior, de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba y de Venezuela.

MSF fue todo el despliegue de Música Sin Fronteras, bajo la dirección del cultor del folclor Ricardo Gutierrez, la asesoría y curaduría musical de Julio Oñate. Que desde un grupo de WhatsApp fue estrechando lazos, compartiendo viejas historias y partituras antiquísimas y ampliando el horizonte en todas las latitudes, más allá del Caribe Tropical.

Ocasión para mostrar la permanencia y el olfato musical de Israel y su marca y producto, el Binomio de Oro, brillando en todo escenario. Su líder Israel fue reconocido por Codiscos, cuya cabeza, Fernando López, recordó que en 1975 empezaron juntos con una pareja sin igual en la música vallenata, Israel y Rafael Orozco. Muchas cosas podemos decir, anécdotas provincianas, pero el espacio es corto. El vallenato, resultó, una vez más, ofreciéndonos, con su ‘mejoral’, un encuentro con médicos del alma.

Editorial
12 noviembre, 2023

Médicos del alma, música sin fronteras

El mismo día viernes en la noche en que se hacía el primer concierto de Silvestre Dangond, muchos visitantes a la ciudad fueron también convocados a un evento especial, bajo la sigla MSF, que algunos pensaron que era de carácter médico, de la conocida organización Médicos Sin Fronteras.


El mismo día viernes en la noche en que se hacía el primer concierto de Silvestre Dangond, muchos visitantes a la ciudad fueron también convocados a un evento especial, bajo la sigla MSF, que algunos pensaron que era de carácter médico, de la conocida organización Médicos Sin Fronteras.

Pero ese día al tiempo que se llenaba el Parque de la Leyenda se copaba también en el Club Valledupar el merecido homenaje a Israel Romero y al empresario Ramón Dávila, cabeza de Gases del Caribe e importante contribuyente a las causas culturales de la región.

El homenaje al pollo Isra estaba cantado pero demorado en Valledupar. También en el caso de Dávila, a quienes sus amigos llaman ‘El Monche’, secundado por una amplia delegación de Barranquilla su sede principal.

Aunque parecía ser más un homenaje de la natal Villanueva, de donde son, fue la ocasión para unir mucho más a la vieja provincia del sur de la Guajira y Valledupar. Se escucharon felices a sanjuaneros, fonsequeros, urumiteros, barranqueros y vallenatos exaltar la tradición de los buenos acordeoneros de Villanueva y especialmente a los músicos de la dinastía Romero, como el homenajeado, Rosendo, el Morre, o la voz mágica de Israel David, hijo del pollo, convertido en gallo del canto (¿no será que la fuerza, atracción y permanencia del padre, por un lado lo lanza pero por el otro le hace sombra?). También hubo otros acordeones notables, entre ellos y ellas Diana Burgos, ya con proyección para grandes premios, que interpretó la cumbia, con belleza y acordeón vallenato; y que remató el Pangue Maestre, cerrando con broche de oro el amanecer de la buena revista musical. No se nos pueden olvidar -aunque excúsennos aquellos que sí se nos olvidan- al lado del que recordamos, el mencionado gallo, la dulce voz de Silvio Brito y a la cantante Liliana Geney, estrella de Sahagún que viene pidiendo pista.

Qué no decir de los compositores que estuvieron presentes, entre otros, los Fernandos románticos del vallenato, Dangond y Meneses; Gustavo Gutiérrez y Roberto Calderón que imprimieron su nota y notable poesía en el escenario, que congregó a visitantes del interior, de las sabanas de Bolívar, Sucre y Córdoba y de Venezuela.

MSF fue todo el despliegue de Música Sin Fronteras, bajo la dirección del cultor del folclor Ricardo Gutierrez, la asesoría y curaduría musical de Julio Oñate. Que desde un grupo de WhatsApp fue estrechando lazos, compartiendo viejas historias y partituras antiquísimas y ampliando el horizonte en todas las latitudes, más allá del Caribe Tropical.

Ocasión para mostrar la permanencia y el olfato musical de Israel y su marca y producto, el Binomio de Oro, brillando en todo escenario. Su líder Israel fue reconocido por Codiscos, cuya cabeza, Fernando López, recordó que en 1975 empezaron juntos con una pareja sin igual en la música vallenata, Israel y Rafael Orozco. Muchas cosas podemos decir, anécdotas provincianas, pero el espacio es corto. El vallenato, resultó, una vez más, ofreciéndonos, con su ‘mejoral’, un encuentro con médicos del alma.