El pasado domingo 21 de abril, la convocatoria a protestar en las calles, propuesta por opositores a las reformas sociales del presidente Petro, especialmente rechazando el cambio del manejo del dinero destinado a la atención de la salud de la gente afiliadas a las EPS, en todo el país tuvo multitudinaria acogida. El presidente Petro responde […]
El pasado domingo 21 de abril, la convocatoria a protestar en las calles, propuesta por opositores a las reformas sociales del presidente Petro, especialmente rechazando el cambio del manejo del dinero destinado a la atención de la salud de la gente afiliadas a las EPS, en todo el país tuvo multitudinaria acogida.
El presidente Petro responde retando a sus opositores políticos, para lo cual invita al pueblo a caminar en las calles festivamente el próximo primero de mayo, fecha en la cual se conmemora el ‘Día Internacional de los Trabajadores’. Además, el presidente anunció que participará en la caminata y hablará en la plaza de Bolívar de Bogotá. La expectativa por escucharlo es grande; sin embargo, diga lo que diga, los opositores intransigentes seguirán incendiando el ambiente con el propósito de aumentar las protestas contra el presidente Petro.
Según el consenso nacional, Colombia necesita muchos cambios, pero los políticos tradicionales solo quieren reformas de formas, rechazando las de fondos, lo que ha generado enorme polarización política, situación realmente peligrosa en un país con guerra fratricida permanente, cuya mayor financiación proviene de actos ilícitos. Entonces no es descabellado pensar que, a muchos actores de tan compleja guerra, lo que más les conviene es el desorden producido por la radicalización ideológica que, generalmente, conlleva a circunstancias impredecibles, por ende, en nuestro país hay mucha incertidumbre y angustia en gran parte de su población.
En diciembre de 2022, Pedro Castillo, presidente del Perú, de ideología socialista fue derrocado y encarcelado por orden del Congreso de allá, con el respaldo de la mayoría de los mandatarios de otros países con inclinación capitalista, por consiguiente, no sería nada raro que los actuales congresistas colombianos, cuya mayoría ataca al presidente Petro, acusándolo con la intención de deslegitimarlo para poder destituirlo y encarcelarlo. En el Perú tal confabulación suscitó la muerte de más de medio centenar de personas. No quisiera ni siquiera imaginar quépodría ocurrir en Colombia, donde la inquina, la delincuencia y la criminalidad superan ampliamente a las del Perú. Mi ferviente deseo es que tanto los de la izquierda como los de la derecha reflexionen razonablemente y depongan las actitudes violentas, para que por lo menos logremos convivir sin tantas afugias.
Las venganzas y el odio perturban la mente de la humanidad y también sus sentimientos, si a esto le añadimos el miedo, las mentiras, la injusticia, la discriminación, la impunidad, la desigualdad, las difamaciones, la falta de oportunidades beneficiosas y demás circunstancias que menoscaban las condiciones de vida, no cabe duda alguna de que en el mundo terrenal siempre pulularán los resentidos, capaces de cometer cualquier delito, no solo para sobrevivir, sino para satisfacer instintos crueles, tales como robar, violar, secuestrar y asesinar, entre otros, sin ninguna compasión.
Juzgarán que me aparto del presidente Petro, rotundamente, no. Mi apoyo a él permanece intacto. Me dolería inmensamente si llegaran a darle golpe de Estado, aunque creo que no hay motivos para removerlo. Claro, se ha equivocado como todos los humanos, y pese a su talante rebelde, considero que ha hecho bastante por su patria también la nuestra, con mucho más esmero que cualquiera de los políticos que lo zahieren con revanchismo por sus contundentes denuncias, en vez de pedirle perdón al país por los abusos cometidos.
Por José Romero Churio
El pasado domingo 21 de abril, la convocatoria a protestar en las calles, propuesta por opositores a las reformas sociales del presidente Petro, especialmente rechazando el cambio del manejo del dinero destinado a la atención de la salud de la gente afiliadas a las EPS, en todo el país tuvo multitudinaria acogida. El presidente Petro responde […]
El pasado domingo 21 de abril, la convocatoria a protestar en las calles, propuesta por opositores a las reformas sociales del presidente Petro, especialmente rechazando el cambio del manejo del dinero destinado a la atención de la salud de la gente afiliadas a las EPS, en todo el país tuvo multitudinaria acogida.
El presidente Petro responde retando a sus opositores políticos, para lo cual invita al pueblo a caminar en las calles festivamente el próximo primero de mayo, fecha en la cual se conmemora el ‘Día Internacional de los Trabajadores’. Además, el presidente anunció que participará en la caminata y hablará en la plaza de Bolívar de Bogotá. La expectativa por escucharlo es grande; sin embargo, diga lo que diga, los opositores intransigentes seguirán incendiando el ambiente con el propósito de aumentar las protestas contra el presidente Petro.
Según el consenso nacional, Colombia necesita muchos cambios, pero los políticos tradicionales solo quieren reformas de formas, rechazando las de fondos, lo que ha generado enorme polarización política, situación realmente peligrosa en un país con guerra fratricida permanente, cuya mayor financiación proviene de actos ilícitos. Entonces no es descabellado pensar que, a muchos actores de tan compleja guerra, lo que más les conviene es el desorden producido por la radicalización ideológica que, generalmente, conlleva a circunstancias impredecibles, por ende, en nuestro país hay mucha incertidumbre y angustia en gran parte de su población.
En diciembre de 2022, Pedro Castillo, presidente del Perú, de ideología socialista fue derrocado y encarcelado por orden del Congreso de allá, con el respaldo de la mayoría de los mandatarios de otros países con inclinación capitalista, por consiguiente, no sería nada raro que los actuales congresistas colombianos, cuya mayoría ataca al presidente Petro, acusándolo con la intención de deslegitimarlo para poder destituirlo y encarcelarlo. En el Perú tal confabulación suscitó la muerte de más de medio centenar de personas. No quisiera ni siquiera imaginar quépodría ocurrir en Colombia, donde la inquina, la delincuencia y la criminalidad superan ampliamente a las del Perú. Mi ferviente deseo es que tanto los de la izquierda como los de la derecha reflexionen razonablemente y depongan las actitudes violentas, para que por lo menos logremos convivir sin tantas afugias.
Las venganzas y el odio perturban la mente de la humanidad y también sus sentimientos, si a esto le añadimos el miedo, las mentiras, la injusticia, la discriminación, la impunidad, la desigualdad, las difamaciones, la falta de oportunidades beneficiosas y demás circunstancias que menoscaban las condiciones de vida, no cabe duda alguna de que en el mundo terrenal siempre pulularán los resentidos, capaces de cometer cualquier delito, no solo para sobrevivir, sino para satisfacer instintos crueles, tales como robar, violar, secuestrar y asesinar, entre otros, sin ninguna compasión.
Juzgarán que me aparto del presidente Petro, rotundamente, no. Mi apoyo a él permanece intacto. Me dolería inmensamente si llegaran a darle golpe de Estado, aunque creo que no hay motivos para removerlo. Claro, se ha equivocado como todos los humanos, y pese a su talante rebelde, considero que ha hecho bastante por su patria también la nuestra, con mucho más esmero que cualquiera de los políticos que lo zahieren con revanchismo por sus contundentes denuncias, en vez de pedirle perdón al país por los abusos cometidos.
Por José Romero Churio