En Alemania para ingresar a las salas de espera de los transportes existen varias entradas con grandes colas, pero hay una que la utilizan los vara’os, que no pagan, permanece solitaria, y pensé: qué tal en Colombia; es decir, el desastre: todo mundo ‘picariando’ y metiéndose para no pagar. Nada más fue que el Gobierno, […]
En Alemania para ingresar a las salas de espera de los transportes existen varias entradas con grandes colas, pero hay una que la utilizan los vara’os, que no pagan, permanece solitaria, y pensé: qué tal en Colombia; es decir, el desastre: todo mundo ‘picariando’ y metiéndose para no pagar.
Nada más fue que el Gobierno, de buena fe y para ayudar a los necesitados ordenara la reconexión del agua y prohibiera el corte de ella y la luz para que casi todo mundo dejara de pagar, poniendo en aprietos a las empresas. Yo vivo en un conjunto residencial de clase media que se las tiran de ‘muy muy’ y creo que todos pagamos los servicios, no me cabe en la cabeza que alguno adoptara la pícara actitud de no pagar.
Hablando con el gerente de Emdupar, Nicolás Maestre, me manifestó la gran preocupación que tiene por que el dinero que están recibiendo es nada, la gente resolvió, pudiendo hacerlo, no pagar y la plata no alcanza para comprar los elementos de purificación del agua y nos quedamos sin servicios o bebemos agua cruda, con el riesgo de una epidemia diarreica encima de la pandemia que nos azota. Lo mismo la luz, sino se paga, no tienen con que comprarla; sin embargo, va una apuesta: la televisión, el celular y el internet si lo pagaron. Movistar, Claro y Tigo dan tijera rápido, y de pronto el gas.
Se imaginan esta vaina sin hielo, agua helada, abanicos y aire acondicionado, da miedo pensarlo. Qué tal esto sin nevera o congeladores, me aterra imaginarlo y qué tal sin televisión o radio y lo mismo pasaría con el gas si no se paga y sin luz, no queda otra, la leña o el carbón, así que preparémonos para buscar las astillas de Brasil o el negrito de guayacán.
Se imaginan la tragedia que nos estamos buscando nada más por actuar como unos verdaderos pícaros. Vas a ver el noticiero o una película, ¿cómo ño?; abres la nevera para tomarte un vaso de agua helada, ¡la pistola!; te estás muriendo del calor y prendes el abanico o el aire, ¡ya, ahora sí!; y como última instancia resuelves bañarte, y con qué agua; la comida como se va a hacer, no hay otra solución pollo asado, menudencias y consomé donde Goncha, en La Viña o almuerzos corrientes a muy buen precio en el Club Valledupar, además de un variado menú con rápido servicio a domicilio para todo el que quiera; los que consiguieron leña o carbón y con el chorrito de agua que les llega a cocinar arroz o yuca, malanga, plátanos y guineo, bastante para comer en las tres balas con salchihuevos, queso, sardinas, salchichas o un pedacito de carne perdidos, Mi Futuro a domicilio. Lástima que El Patacón Pisao no esté en servicio.
Ya ven al infierno que nos conduce ‘picarear’ y no pagar los servicios públicos. Reflexionemos y ayudemos a no empeorar este terrible momento que estamos viviendo.
Señor gobernador Monsalvo y Alcalde Mello Castro, felicitaciones por la manera corajuda como han enfrentado esta calamitosa situación. Sé que por gusto ya hubieran llegado a todos los barrios de la ciudad a llevarles ayuda, allá llegarán, pero por lo pronto les pido encarecidamente mirar hacia El Boliche donde los amigos Caga seca, Guillermo Pabón, Manuel Pimienta, Emiro Meneses, Gustavo Carrillo, Jovan Meneses, Santos Arias, Edwin Andrade, Óscar Valdés, Robinson Ochoa, Manuela Marulanda, José Millán y Karina Pabón, quienes me lo han suplicado.
En Alemania para ingresar a las salas de espera de los transportes existen varias entradas con grandes colas, pero hay una que la utilizan los vara’os, que no pagan, permanece solitaria, y pensé: qué tal en Colombia; es decir, el desastre: todo mundo ‘picariando’ y metiéndose para no pagar. Nada más fue que el Gobierno, […]
En Alemania para ingresar a las salas de espera de los transportes existen varias entradas con grandes colas, pero hay una que la utilizan los vara’os, que no pagan, permanece solitaria, y pensé: qué tal en Colombia; es decir, el desastre: todo mundo ‘picariando’ y metiéndose para no pagar.
Nada más fue que el Gobierno, de buena fe y para ayudar a los necesitados ordenara la reconexión del agua y prohibiera el corte de ella y la luz para que casi todo mundo dejara de pagar, poniendo en aprietos a las empresas. Yo vivo en un conjunto residencial de clase media que se las tiran de ‘muy muy’ y creo que todos pagamos los servicios, no me cabe en la cabeza que alguno adoptara la pícara actitud de no pagar.
Hablando con el gerente de Emdupar, Nicolás Maestre, me manifestó la gran preocupación que tiene por que el dinero que están recibiendo es nada, la gente resolvió, pudiendo hacerlo, no pagar y la plata no alcanza para comprar los elementos de purificación del agua y nos quedamos sin servicios o bebemos agua cruda, con el riesgo de una epidemia diarreica encima de la pandemia que nos azota. Lo mismo la luz, sino se paga, no tienen con que comprarla; sin embargo, va una apuesta: la televisión, el celular y el internet si lo pagaron. Movistar, Claro y Tigo dan tijera rápido, y de pronto el gas.
Se imaginan esta vaina sin hielo, agua helada, abanicos y aire acondicionado, da miedo pensarlo. Qué tal esto sin nevera o congeladores, me aterra imaginarlo y qué tal sin televisión o radio y lo mismo pasaría con el gas si no se paga y sin luz, no queda otra, la leña o el carbón, así que preparémonos para buscar las astillas de Brasil o el negrito de guayacán.
Se imaginan la tragedia que nos estamos buscando nada más por actuar como unos verdaderos pícaros. Vas a ver el noticiero o una película, ¿cómo ño?; abres la nevera para tomarte un vaso de agua helada, ¡la pistola!; te estás muriendo del calor y prendes el abanico o el aire, ¡ya, ahora sí!; y como última instancia resuelves bañarte, y con qué agua; la comida como se va a hacer, no hay otra solución pollo asado, menudencias y consomé donde Goncha, en La Viña o almuerzos corrientes a muy buen precio en el Club Valledupar, además de un variado menú con rápido servicio a domicilio para todo el que quiera; los que consiguieron leña o carbón y con el chorrito de agua que les llega a cocinar arroz o yuca, malanga, plátanos y guineo, bastante para comer en las tres balas con salchihuevos, queso, sardinas, salchichas o un pedacito de carne perdidos, Mi Futuro a domicilio. Lástima que El Patacón Pisao no esté en servicio.
Ya ven al infierno que nos conduce ‘picarear’ y no pagar los servicios públicos. Reflexionemos y ayudemos a no empeorar este terrible momento que estamos viviendo.
Señor gobernador Monsalvo y Alcalde Mello Castro, felicitaciones por la manera corajuda como han enfrentado esta calamitosa situación. Sé que por gusto ya hubieran llegado a todos los barrios de la ciudad a llevarles ayuda, allá llegarán, pero por lo pronto les pido encarecidamente mirar hacia El Boliche donde los amigos Caga seca, Guillermo Pabón, Manuel Pimienta, Emiro Meneses, Gustavo Carrillo, Jovan Meneses, Santos Arias, Edwin Andrade, Óscar Valdés, Robinson Ochoa, Manuela Marulanda, José Millán y Karina Pabón, quienes me lo han suplicado.