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Columnista - 17 febrero, 2018

Más respeto, menos ofensas

Lo que menos necesita hoy por hoy la gente en Colombia son las ofensas. El deterioro de la tranquilidad y el irrespeto personal ante las diferencias. Ahondar las brechas ideológicas que terminan siendo insalvables y distanciarnos cada día más del hermano, de los padres o ellos entre sí. Es inaudito pensar en ofenderte porque no sientes […]

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Lo que menos necesita hoy por hoy la gente en Colombia son las ofensas. El deterioro de la tranquilidad y el irrespeto personal ante las diferencias. Ahondar las brechas ideológicas que terminan siendo insalvables y distanciarnos cada día más del hermano, de los padres o ellos entre sí. Es inaudito pensar en ofenderte porque no sientes o pienses igual que yo. La mejor forma de tratar a la persona que está por encima de mí -pensamiento cruel y mezquino- es calumniando su vida. Nada más nefasto que esto. Urge cultivar el respeto como un valor esencial ante la vida, por favor.

Nos enseñó Mahatma Ghandi: “Las diferencias honestas son a menudo un signo saludable del progreso”. Y fundamentados en esas diferencias es que podemos hacer de este país un paraíso terrenal, en donde reine la paz, que haya tolerancia ante las diferencias; es obvio que no todos pensamos  igual, hay diferencias con el socio, con el hermano o con  tu pareja de vida. Ser polos opuestos nos puede servir de complemento, pero nunca una justificación para hacernos daño.

En estos momentos de efervescencia política, en el país se agudiza la brecha social e ideológica que nos distancia cada día más. Antes nos dividía la guerrilla y los paramilitares, hoy nuestros propios odios. Nefastos ambos. Por un lado Uribe y por el otro Santos. Que uno tiene mano firme y el corazón grande y el otro es un presidente cobarde, entregado a las Farc. Un presidente flojo, dijera un candidato al senado por ahí. Que la izquierda es “Castrochavista”. Comunistas o socialistas de paño fino, zapatos de marca y casas suntuosas; que la derecha nos ha saqueado durante años.

Son verdades con ópticas diferentes. “Petro o el que diga Uribe”, justo en éstos momentos necesitamos menos polarización. Quizás necesitamos, nos urge, un líder que logre cautivar el corazón de todos, en donde quepamos los de derecha, los de izquierda, y los de centro. Que canalice las energías de todos, que fluya el ideal de sacar al país adelante con todo y sus deficiencias, pero también con sus grandes riquezas. Ese capital humano exquisito que es capaz de vibrar en medio del ocaso, de ver el único lucero en medio de una noche fría y de total oscuridad.

No olvidemos lo que pregonó R.G. Risch, senador norteamericano: “El respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar”. Demos la mano al enemigo, quizás sea el momento de anteponer odios y mezquindades y acercarnos más, sin ofensas, sin rencillas, ni odios llenos de penumbras con cielos llenos de nubes negras. Busquemos un horizonte donde las auroras lleguen cargadas de luz y esperanzas. Donde haya oportunidad para todos. Suena cursi y hasta de ensoñación, pero les pregunto ¿Hay acaso otra salida? Que cada uno busque en su interior la respuesta por favor.

“Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz”: Walt Disney. Más respeto, menos ofensas, eso añoramos.

Colofón: el 14 de febrero se dio inicio en Tlon Bar a los miércoles de poesía, con el primer recital del 2018, invitados de lujo: José Atuesta Mindiola y Nidio Quiroz, estrenando premio nacional. Grandes. Sólo Eso.

Columnista
17 febrero, 2018

Más respeto, menos ofensas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo S. Ortega Vergara

Lo que menos necesita hoy por hoy la gente en Colombia son las ofensas. El deterioro de la tranquilidad y el irrespeto personal ante las diferencias. Ahondar las brechas ideológicas que terminan siendo insalvables y distanciarnos cada día más del hermano, de los padres o ellos entre sí. Es inaudito pensar en ofenderte porque no sientes […]


Lo que menos necesita hoy por hoy la gente en Colombia son las ofensas. El deterioro de la tranquilidad y el irrespeto personal ante las diferencias. Ahondar las brechas ideológicas que terminan siendo insalvables y distanciarnos cada día más del hermano, de los padres o ellos entre sí. Es inaudito pensar en ofenderte porque no sientes o pienses igual que yo. La mejor forma de tratar a la persona que está por encima de mí -pensamiento cruel y mezquino- es calumniando su vida. Nada más nefasto que esto. Urge cultivar el respeto como un valor esencial ante la vida, por favor.

Nos enseñó Mahatma Ghandi: “Las diferencias honestas son a menudo un signo saludable del progreso”. Y fundamentados en esas diferencias es que podemos hacer de este país un paraíso terrenal, en donde reine la paz, que haya tolerancia ante las diferencias; es obvio que no todos pensamos  igual, hay diferencias con el socio, con el hermano o con  tu pareja de vida. Ser polos opuestos nos puede servir de complemento, pero nunca una justificación para hacernos daño.

En estos momentos de efervescencia política, en el país se agudiza la brecha social e ideológica que nos distancia cada día más. Antes nos dividía la guerrilla y los paramilitares, hoy nuestros propios odios. Nefastos ambos. Por un lado Uribe y por el otro Santos. Que uno tiene mano firme y el corazón grande y el otro es un presidente cobarde, entregado a las Farc. Un presidente flojo, dijera un candidato al senado por ahí. Que la izquierda es “Castrochavista”. Comunistas o socialistas de paño fino, zapatos de marca y casas suntuosas; que la derecha nos ha saqueado durante años.

Son verdades con ópticas diferentes. “Petro o el que diga Uribe”, justo en éstos momentos necesitamos menos polarización. Quizás necesitamos, nos urge, un líder que logre cautivar el corazón de todos, en donde quepamos los de derecha, los de izquierda, y los de centro. Que canalice las energías de todos, que fluya el ideal de sacar al país adelante con todo y sus deficiencias, pero también con sus grandes riquezas. Ese capital humano exquisito que es capaz de vibrar en medio del ocaso, de ver el único lucero en medio de una noche fría y de total oscuridad.

No olvidemos lo que pregonó R.G. Risch, senador norteamericano: “El respeto es una calle de dos vías, si lo quieres recibir, lo tienes que dar”. Demos la mano al enemigo, quizás sea el momento de anteponer odios y mezquindades y acercarnos más, sin ofensas, sin rencillas, ni odios llenos de penumbras con cielos llenos de nubes negras. Busquemos un horizonte donde las auroras lleguen cargadas de luz y esperanzas. Donde haya oportunidad para todos. Suena cursi y hasta de ensoñación, pero les pregunto ¿Hay acaso otra salida? Que cada uno busque en su interior la respuesta por favor.

“Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz”: Walt Disney. Más respeto, menos ofensas, eso añoramos.

Colofón: el 14 de febrero se dio inicio en Tlon Bar a los miércoles de poesía, con el primer recital del 2018, invitados de lujo: José Atuesta Mindiola y Nidio Quiroz, estrenando premio nacional. Grandes. Sólo Eso.