Según quedó establecido en el Presupuesto Bienal de Regalías 2019-2020 aprobado por el Congreso de la República, el departamento del Cesar recibirá un 58% más de recursos de regalías, al pasar de $682 mil millones en el bienio 2017-2018 a $1 billón de pesos en los próximos dos años. Este el monto más alto desde […]
Según quedó establecido en el Presupuesto Bienal de Regalías 2019-2020 aprobado por el Congreso de la República, el departamento del Cesar recibirá un 58% más de recursos de regalías, al pasar de $682 mil millones en el bienio 2017-2018 a $1 billón de pesos en los próximos dos años.
Este el monto más alto desde la creación del Sistema General de Regalías en el año 2012 y con ello el presidente Iván Duque considera que le responde a este y otros departamentos mineros, que reclaman más participación.
Es bienvenido el aumento del presupuesto, pero la promesa a las regiones productoras no está cumplida del todo; recordemos lo dicho por el Duque en su primer encuentro como presidente con los mandatarios locales desarrollado en Bogotá, el pasado 12 de julio.
“A mí no me gusta el sistema de los OCAD porque me parece que ha sido la centralización de recursos. Hay que devolverles esos recursos a los municipios para que se traduzcan en inversiones en educación, en salud, en vías terciarias y en atención a la primera infancia principalmente”, señaló en ese entonces.
Este recorderis no es un reclamo al mandatario sino una reflexión, porque consideramos que sí hay necesidad de los Órganos Colegiados de Administración y Decisión, OCAD, que se mantienen, como herramienta indispensable para filtrar la asignación de los recursos de regalías, que aun así se pierden.
No se puede repetir la historia y para ello hay que conocer qué paso en los territorios antes del 2012, cuando mandatarios locales y departamentales que recibían regalías directas llenaron sus bolsillos y desarrollaron obras que terminaron convertidas en ‘elefantes blancos’, lo cual todavía ocurre con algunos proyectos de infraestructura.
Debemos aprender de los errores del pasado, especialmente en el Cesar, donde se debe reforzar el rol veedor del Comité de Seguimiento a la Inversión de las Regalías, que hoy está a cargo de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Una dinámica nueva que tampoco puede salir de los entes de control es la de obras por regalías, un mecanismo voluntario para ejecutar obras en regiones por parte de las empresas privadas con el fin de agilizar y dinamizar la inversión de recursos en los territorios, las empresas que realizan actividades de exploración y explotación podrán formular y ejecutar proyectos de inversión, como parte del pago correspondiente a regalías.
Ayer hablábamos en este mismo espacio editorial de los recursos que vienen para el Cesar con los PDET, 8.64 billones de pesos para la inversión del campo, con lo que se vislumbra una ‘bonanza’ de recursos públicos para el departamento, pero esto solo se reflejará en el territorio con un manejo transparente por parte de los entes territoriales y un trabajo arduo de los entes de control en su lucha contra la corrupción.
Esperamos que en el Cesar la plata que compensa la explotación de nuestros recursos naturales contribuya al desarrollo territorial y no a seguir engordando los bolsillos de unos pocos que manejan la política en el departamento.
Según quedó establecido en el Presupuesto Bienal de Regalías 2019-2020 aprobado por el Congreso de la República, el departamento del Cesar recibirá un 58% más de recursos de regalías, al pasar de $682 mil millones en el bienio 2017-2018 a $1 billón de pesos en los próximos dos años. Este el monto más alto desde […]
Según quedó establecido en el Presupuesto Bienal de Regalías 2019-2020 aprobado por el Congreso de la República, el departamento del Cesar recibirá un 58% más de recursos de regalías, al pasar de $682 mil millones en el bienio 2017-2018 a $1 billón de pesos en los próximos dos años.
Este el monto más alto desde la creación del Sistema General de Regalías en el año 2012 y con ello el presidente Iván Duque considera que le responde a este y otros departamentos mineros, que reclaman más participación.
Es bienvenido el aumento del presupuesto, pero la promesa a las regiones productoras no está cumplida del todo; recordemos lo dicho por el Duque en su primer encuentro como presidente con los mandatarios locales desarrollado en Bogotá, el pasado 12 de julio.
“A mí no me gusta el sistema de los OCAD porque me parece que ha sido la centralización de recursos. Hay que devolverles esos recursos a los municipios para que se traduzcan en inversiones en educación, en salud, en vías terciarias y en atención a la primera infancia principalmente”, señaló en ese entonces.
Este recorderis no es un reclamo al mandatario sino una reflexión, porque consideramos que sí hay necesidad de los Órganos Colegiados de Administración y Decisión, OCAD, que se mantienen, como herramienta indispensable para filtrar la asignación de los recursos de regalías, que aun así se pierden.
No se puede repetir la historia y para ello hay que conocer qué paso en los territorios antes del 2012, cuando mandatarios locales y departamentales que recibían regalías directas llenaron sus bolsillos y desarrollaron obras que terminaron convertidas en ‘elefantes blancos’, lo cual todavía ocurre con algunos proyectos de infraestructura.
Debemos aprender de los errores del pasado, especialmente en el Cesar, donde se debe reforzar el rol veedor del Comité de Seguimiento a la Inversión de las Regalías, que hoy está a cargo de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Una dinámica nueva que tampoco puede salir de los entes de control es la de obras por regalías, un mecanismo voluntario para ejecutar obras en regiones por parte de las empresas privadas con el fin de agilizar y dinamizar la inversión de recursos en los territorios, las empresas que realizan actividades de exploración y explotación podrán formular y ejecutar proyectos de inversión, como parte del pago correspondiente a regalías.
Ayer hablábamos en este mismo espacio editorial de los recursos que vienen para el Cesar con los PDET, 8.64 billones de pesos para la inversión del campo, con lo que se vislumbra una ‘bonanza’ de recursos públicos para el departamento, pero esto solo se reflejará en el territorio con un manejo transparente por parte de los entes territoriales y un trabajo arduo de los entes de control en su lucha contra la corrupción.
Esperamos que en el Cesar la plata que compensa la explotación de nuestros recursos naturales contribuya al desarrollo territorial y no a seguir engordando los bolsillos de unos pocos que manejan la política en el departamento.