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Columnista - 18 enero, 2020

Más allá de UBER

Las ciudades son el corazón de la economía global y representan más del 80 por ciento del PIB mundial. Carreteras, rieles y otras formas de transporte son las arterias que nutren ese corazón. Cuando estos se obstruyen o debilitan, los resultados son severos.  Las empresas, los residentes y las ciudades sufren los altos costos económicos, en forma de […]

Las ciudades son el corazón de la economía global y representan más del 80 por ciento del PIB mundial. Carreteras, rieles y otras formas de transporte son las arterias que nutren ese corazón. Cuando estos se obstruyen o debilitan, los resultados son severos. 

Las empresas, los residentes y las ciudades sufren los altos costos económicos, en forma de tiempo perdido, combustible desperdiciado y los costos para hacer negocios. Cómo mejorar la movilidad es una de las preocupaciones emergentes de las ciudades, con el fin de hacerlas más limpias, ecológicas, habitables y eficientes.

El año pasado, McKinsey y Bloomberg New Energy Finance publicaron el análisis: Una perspectiva integrada sobre el futuro de la movilidad, que describió cuatro tendencias que están cambiando rápidamente el transporte de pasajeros: electrificación, autonomía, conectividad y uso compartido. 

La movilidad en las ciudades, necesita ser más inteligente para ser sostenible, para lograrlo las ciudades necesitan combinar múltiples modos de transporte, incluidos automóviles privados, transporte público, transbordadores automáticos, micro-movilidad, ciclismo, caminata y los sistemas de transporte integrados para combatir la congestión y la contaminación y, por lo tanto, aumentar la calidad de vida.

Las diferentes irrupciones o modalidades de movilidad en las ciudades son inspiradas por el impacto ambiental generado por la combustión de los combustibles de origen fósil y por su condición de ser fuentes no renovables. Otro aspecto importante está relacionado con el continuo crecimiento poblacional y la formación de las macro-ciudades condición que favorece la reproducción de los problemas de movilidad, a pesar de los sistemas integrados existentes.

El efecto de ese escenario ha favorecido el aparecimiento de empresas innovadoras que buscan brindar alternativas a las formas tradicionales de movilizarse; fáciles de usar, eficientes y amigables con el medio ambiente, en ese contexto, siguen en ascenso el uso de soluciones inherentes a la micro-movilidad y el transporte compartido.

El cese de la prestación del servicio de Uber, ordenado el 20 de diciembre de 2019, por la Superintendencia de Industria y Comercio, fue recibida con satisfacción por el gremio de taxistas, pero con desencanto por los usuarios de Uber. En la irrupción de la IV Revolución Industrial, según Klaus Schwab, autor del libro “La cuarta revolución industrial”, esta era afectará la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, en su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes.

Sin embargo, en lo referente a Uber y en general a las plataformas tecnológicas, cabe resaltar que se han constituido en una oportunidad que procura facilitar y mejorar el estilo de vida de millones de personas del mundo, asimismo, el uso de estas aplicaciones tecnologías se han constituido en formas de generación de ingresos.

Lo defino de esta manera, porque no existe una relación laboral directa que signifique subordinación ni la reclamación de derechos laborales establecidos en nuestro ámbito jurídico. En realidad lo que existe es un pago por el uso o usufructo de la aplicación y simultáneamente una fuente de inseguridad laboral y de desigualdad social, muy parecida al tradicional trabajo desempeñado por los taxistas en Colombia.

Llegar a acuerdos, a través de la reglamentación de las plataformas tecnológicas, debe ser una misión del Gobierno nacional, para definir las reglas de juego, con puntuales lineamientos en materia de deberes y derechos, para todas las partes interesadas del proceso. Las iniciativas de reglamentación deben fundarse en el pragmatismo tecnológico y sus oportunidades, evitando a toda costa el cálculo político, hacerlo a la inversa solo generaría descontento social e impacto económico.

Aliviar la carga del tráfico urbano en las ciudades colombianas requiere uso tecnológico, nuevos modelos de negocio y regulaciones, pero también necesitará nuevas mentalidades, entre empresas, gobiernos y consumidores, para imaginar un futuro que sea diferente y mejor que el presente.

Columnista
18 enero, 2020

Más allá de UBER

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

Las ciudades son el corazón de la economía global y representan más del 80 por ciento del PIB mundial. Carreteras, rieles y otras formas de transporte son las arterias que nutren ese corazón. Cuando estos se obstruyen o debilitan, los resultados son severos.  Las empresas, los residentes y las ciudades sufren los altos costos económicos, en forma de […]


Las ciudades son el corazón de la economía global y representan más del 80 por ciento del PIB mundial. Carreteras, rieles y otras formas de transporte son las arterias que nutren ese corazón. Cuando estos se obstruyen o debilitan, los resultados son severos. 

Las empresas, los residentes y las ciudades sufren los altos costos económicos, en forma de tiempo perdido, combustible desperdiciado y los costos para hacer negocios. Cómo mejorar la movilidad es una de las preocupaciones emergentes de las ciudades, con el fin de hacerlas más limpias, ecológicas, habitables y eficientes.

El año pasado, McKinsey y Bloomberg New Energy Finance publicaron el análisis: Una perspectiva integrada sobre el futuro de la movilidad, que describió cuatro tendencias que están cambiando rápidamente el transporte de pasajeros: electrificación, autonomía, conectividad y uso compartido. 

La movilidad en las ciudades, necesita ser más inteligente para ser sostenible, para lograrlo las ciudades necesitan combinar múltiples modos de transporte, incluidos automóviles privados, transporte público, transbordadores automáticos, micro-movilidad, ciclismo, caminata y los sistemas de transporte integrados para combatir la congestión y la contaminación y, por lo tanto, aumentar la calidad de vida.

Las diferentes irrupciones o modalidades de movilidad en las ciudades son inspiradas por el impacto ambiental generado por la combustión de los combustibles de origen fósil y por su condición de ser fuentes no renovables. Otro aspecto importante está relacionado con el continuo crecimiento poblacional y la formación de las macro-ciudades condición que favorece la reproducción de los problemas de movilidad, a pesar de los sistemas integrados existentes.

El efecto de ese escenario ha favorecido el aparecimiento de empresas innovadoras que buscan brindar alternativas a las formas tradicionales de movilizarse; fáciles de usar, eficientes y amigables con el medio ambiente, en ese contexto, siguen en ascenso el uso de soluciones inherentes a la micro-movilidad y el transporte compartido.

El cese de la prestación del servicio de Uber, ordenado el 20 de diciembre de 2019, por la Superintendencia de Industria y Comercio, fue recibida con satisfacción por el gremio de taxistas, pero con desencanto por los usuarios de Uber. En la irrupción de la IV Revolución Industrial, según Klaus Schwab, autor del libro “La cuarta revolución industrial”, esta era afectará la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, en su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes.

Sin embargo, en lo referente a Uber y en general a las plataformas tecnológicas, cabe resaltar que se han constituido en una oportunidad que procura facilitar y mejorar el estilo de vida de millones de personas del mundo, asimismo, el uso de estas aplicaciones tecnologías se han constituido en formas de generación de ingresos.

Lo defino de esta manera, porque no existe una relación laboral directa que signifique subordinación ni la reclamación de derechos laborales establecidos en nuestro ámbito jurídico. En realidad lo que existe es un pago por el uso o usufructo de la aplicación y simultáneamente una fuente de inseguridad laboral y de desigualdad social, muy parecida al tradicional trabajo desempeñado por los taxistas en Colombia.

Llegar a acuerdos, a través de la reglamentación de las plataformas tecnológicas, debe ser una misión del Gobierno nacional, para definir las reglas de juego, con puntuales lineamientos en materia de deberes y derechos, para todas las partes interesadas del proceso. Las iniciativas de reglamentación deben fundarse en el pragmatismo tecnológico y sus oportunidades, evitando a toda costa el cálculo político, hacerlo a la inversa solo generaría descontento social e impacto económico.

Aliviar la carga del tráfico urbano en las ciudades colombianas requiere uso tecnológico, nuevos modelos de negocio y regulaciones, pero también necesitará nuevas mentalidades, entre empresas, gobiernos y consumidores, para imaginar un futuro que sea diferente y mejor que el presente.