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Columnista - 15 abril, 2020

¡Mártires y no héroes!

Los médicos no son héroes, son mártires, por el sacrificio que asumen. Martirizados que se inmolan en un Estado precario de salud. Son héroes cuando se premia la hazaña, y mártires cuando la proeza resulta estéril porque no se les retribuye ese esfuerzo por salvar vidas a costa de la propia y la de su […]

Los médicos no son héroes, son mártires, por el sacrificio que asumen. Martirizados que se inmolan en un Estado precario de salud.

Son héroes cuando se premia la hazaña, y mártires cuando la proeza resulta estéril porque no se les retribuye ese esfuerzo por salvar vidas a costa de la propia y la de su familia.

La denuncia de la Federación Médica Colombiana (FMC), se hace evidente tras la muerte de dos médicos y un paramédico, hasta ahora, para refrendar la alerta temprana que no tuvo eco al inicio de la pandemia.

“Son campanas de palo las razones del pobre”, dijera José Hernández y Pueyrredón, reflexión que se remite a un gremio olvidado, discriminado y mal remunerado a los que les pagan a destiempo deudas acumuladas de hasta de uno y dos años.

Deplorable por demás las condiciones en que trabaja el personal de salud, y deplorable “la muerte prematura que frustra”, parafraseando a Ciro Alegría, premisa compilada por Tito Hernández en su obra “Pensamiento Latinoamericano, segunda edición”.

Desafortunadamente esa es nuestra salud, “bien explotable que se maneja como una mercancía”, de ahí el paseo de la muerte, dicho viralizado por los clientes, -que no pacientes-, para denotar el viacrucis que deben padecer ante las EPS para conseguir un medicamento, una remisión, una orden quirúrgica o un examen especializado, pese a la decena de millones inyectados a estas entidades desde 1993.

Un sistema de salud privatizado y devorado por la corrupción, incapaz de enfrentar el drama de la pandemia con el número de camas necesarias en Uci, y la carencia de equipos, ventiladores y otros elementos apenas necesarios. No deja de ser un desastre, opina  Cecilia López Montaño, referente en economía a nivel mundial, quien estoica le da mayor importancia a la gente en términos de salud que a la economía.

Fue un error monumental, craso, gigantesco, mantener un modelo que fracasó e hizo agua para todas partes, dice López, convencida de que los sistemas públicos de salud deben responden mejor, subrayando la urgente necesidad de replantear esquemas y estereotipos en ese orden.

Frustra la muerte de Carlos Nieto, médico de tan solo 33 años, con la doble tragedia al dar positivo por coronavirus su hijo de un año de nacido, situación que lamenta el país dada su juventud, contrario al paso de la ancianidad que es natural con el cierre del ciclo vital.

Se analiza un efecto mariposa, concepto vinculado a la teoría del caos, para llegar al proverbio chino: «El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo», pero aquí la amenaza latente y letal tiene escala nanométrica, con el agravante de ser un virus desconocido por falta de suficientes estudios y no disponer de una vacuna.

Columnista
15 abril, 2020

¡Mártires y no héroes!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Los médicos no son héroes, son mártires, por el sacrificio que asumen. Martirizados que se inmolan en un Estado precario de salud. Son héroes cuando se premia la hazaña, y mártires cuando la proeza resulta estéril porque no se les retribuye ese esfuerzo por salvar vidas a costa de la propia y la de su […]


Los médicos no son héroes, son mártires, por el sacrificio que asumen. Martirizados que se inmolan en un Estado precario de salud.

Son héroes cuando se premia la hazaña, y mártires cuando la proeza resulta estéril porque no se les retribuye ese esfuerzo por salvar vidas a costa de la propia y la de su familia.

La denuncia de la Federación Médica Colombiana (FMC), se hace evidente tras la muerte de dos médicos y un paramédico, hasta ahora, para refrendar la alerta temprana que no tuvo eco al inicio de la pandemia.

“Son campanas de palo las razones del pobre”, dijera José Hernández y Pueyrredón, reflexión que se remite a un gremio olvidado, discriminado y mal remunerado a los que les pagan a destiempo deudas acumuladas de hasta de uno y dos años.

Deplorable por demás las condiciones en que trabaja el personal de salud, y deplorable “la muerte prematura que frustra”, parafraseando a Ciro Alegría, premisa compilada por Tito Hernández en su obra “Pensamiento Latinoamericano, segunda edición”.

Desafortunadamente esa es nuestra salud, “bien explotable que se maneja como una mercancía”, de ahí el paseo de la muerte, dicho viralizado por los clientes, -que no pacientes-, para denotar el viacrucis que deben padecer ante las EPS para conseguir un medicamento, una remisión, una orden quirúrgica o un examen especializado, pese a la decena de millones inyectados a estas entidades desde 1993.

Un sistema de salud privatizado y devorado por la corrupción, incapaz de enfrentar el drama de la pandemia con el número de camas necesarias en Uci, y la carencia de equipos, ventiladores y otros elementos apenas necesarios. No deja de ser un desastre, opina  Cecilia López Montaño, referente en economía a nivel mundial, quien estoica le da mayor importancia a la gente en términos de salud que a la economía.

Fue un error monumental, craso, gigantesco, mantener un modelo que fracasó e hizo agua para todas partes, dice López, convencida de que los sistemas públicos de salud deben responden mejor, subrayando la urgente necesidad de replantear esquemas y estereotipos en ese orden.

Frustra la muerte de Carlos Nieto, médico de tan solo 33 años, con la doble tragedia al dar positivo por coronavirus su hijo de un año de nacido, situación que lamenta el país dada su juventud, contrario al paso de la ancianidad que es natural con el cierre del ciclo vital.

Se analiza un efecto mariposa, concepto vinculado a la teoría del caos, para llegar al proverbio chino: «El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo», pero aquí la amenaza latente y letal tiene escala nanométrica, con el agravante de ser un virus desconocido por falta de suficientes estudios y no disponer de una vacuna.