Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 1 septiembre, 2020

Margarita Cabello Blanco, Procuradora General de la Nación

Excelente elección del Senado de la República, repito: ¡excelente elección! La procuradora Cabello Blanco tiene idónea formación académica, comprobada experticia judicial y formidable desempeño en su insuperable rol de dispensadora de justicia humana. Su largo trasegar por la vida judicial acreditan a una mujer imperturbable, serena, ecuánime, sensible y con determinación para adoptar decisiones judiciales. […]

Excelente elección del Senado de la República, repito: ¡excelente elección! La procuradora Cabello Blanco tiene idónea formación académica, comprobada experticia judicial y formidable desempeño en su insuperable rol de dispensadora de justicia humana.

Su largo trasegar por la vida judicial acreditan a una mujer imperturbable, serena, ecuánime, sensible y con determinación para adoptar decisiones judiciales. Llega una experta servidora a la Procuraduría General de la Nación, como nunca había ocurrido: una mujer seria con acreditada experiencia judicial, que conoce las atribuciones y funciones de que va a ocuparse. No llega a improvisar.

La precede, se recalca, su recorrido judicial como Juez, Magistrada de Tribunal y de la Corte Suprema de Justicia. También -por segunda vez una mujer- presidió con encomiable lujo, la presidencia de esa altísima corporación judicial. Tiene, pues, bagaje en el poder. Asimismo, posee experiencia acabada en el rol de servidora disciplinaria. Estuvo y dejó huella en la Procuraduría a la que ahora vuelve como directora. Por lo que viene de decirse, no llega con titubeos ni con ausencia de experiencia, por el contrario, acredita fogueo en todos los roles en que la divinidad, su esfuerzo personal y profesional la han acompañado.

Abrevar en los contenidos jurisprudenciales de su iniciativa y ponencias, resulta jurídicamente estupendo, por la fuerza de sus conceptualizaciones y enseñanzas pulcras, claras, suficientes y sin empalagoso lenguaje, porque aprendió en su quehacer judicial, a descender los derroteros doctrinales y judiciales existentes a la compresión de quien se acerque a la vivificante fuente de los precedentes judiciales que con consagrada y responsable misión produjo magistralmente.

No se crea que es lisonja lo que aquí se deja dicho, pues conozco en detalle sus recorridos judiciales, su porfía pasión y su inquebrantable tesón para llegar a los designios que con el apoyo celestial, su regia formación intelectual, su demostrada experiencia en las tareas judiciales, su denodado esfuerzo personal y su enhiesta postura ante los retos de la vida, persistió para arribar a donde lo ha logrado. ¡Loas para ti, querida Margarita!

La señora Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco, conoce el oficio de dispensar justicia judicial y disciplinaria. Tiene personalidad y una insondable independencia. No se deja adular ni anda con rodeos para decidir y conducir. Sabe trabajar en forma singular y en forma colegiada; es decir, en equipo.

A la dirección general del Ministerio Público en Colombia, se insiste, llega una extraordinaria mujer y una profesional a toda prueba. Logró un ejemplar consenso político para arribar a esa dignidad pública. No será inferior a las expectativas de que pueda ser objeto por su observador y prudente carácter.

La región caribe, el Atlántico, La Guajira y el Cesar en particular, han de sentirse henchidos de vanagloria porque una de sus más destacadas hijas y coterráneas ha sido elegida como Procuradora General de la Nación, sin aspavientos y con el respaldo de tareas y gestiones llevadas a cabo con pulcritud, decoro y ética. No tiene tacha de ninguna índole. ¡El hecho es histórico!

Hay que conocer sus ejecutorias, empeño judicial y el esfuerzo en los propósitos buscados, para dejar bien dicho lo que se deja dicho. Presiento que puedo quedarme corto en opinar frente a una mujer portentosa y con credenciales. ¡Dios bendiga su desempeño y la guíe por una gestión exitosa!

Columnista
1 septiembre, 2020

Margarita Cabello Blanco, Procuradora General de la Nación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Hugo Mendoza

Excelente elección del Senado de la República, repito: ¡excelente elección! La procuradora Cabello Blanco tiene idónea formación académica, comprobada experticia judicial y formidable desempeño en su insuperable rol de dispensadora de justicia humana. Su largo trasegar por la vida judicial acreditan a una mujer imperturbable, serena, ecuánime, sensible y con determinación para adoptar decisiones judiciales. […]


Excelente elección del Senado de la República, repito: ¡excelente elección! La procuradora Cabello Blanco tiene idónea formación académica, comprobada experticia judicial y formidable desempeño en su insuperable rol de dispensadora de justicia humana.

Su largo trasegar por la vida judicial acreditan a una mujer imperturbable, serena, ecuánime, sensible y con determinación para adoptar decisiones judiciales. Llega una experta servidora a la Procuraduría General de la Nación, como nunca había ocurrido: una mujer seria con acreditada experiencia judicial, que conoce las atribuciones y funciones de que va a ocuparse. No llega a improvisar.

La precede, se recalca, su recorrido judicial como Juez, Magistrada de Tribunal y de la Corte Suprema de Justicia. También -por segunda vez una mujer- presidió con encomiable lujo, la presidencia de esa altísima corporación judicial. Tiene, pues, bagaje en el poder. Asimismo, posee experiencia acabada en el rol de servidora disciplinaria. Estuvo y dejó huella en la Procuraduría a la que ahora vuelve como directora. Por lo que viene de decirse, no llega con titubeos ni con ausencia de experiencia, por el contrario, acredita fogueo en todos los roles en que la divinidad, su esfuerzo personal y profesional la han acompañado.

Abrevar en los contenidos jurisprudenciales de su iniciativa y ponencias, resulta jurídicamente estupendo, por la fuerza de sus conceptualizaciones y enseñanzas pulcras, claras, suficientes y sin empalagoso lenguaje, porque aprendió en su quehacer judicial, a descender los derroteros doctrinales y judiciales existentes a la compresión de quien se acerque a la vivificante fuente de los precedentes judiciales que con consagrada y responsable misión produjo magistralmente.

No se crea que es lisonja lo que aquí se deja dicho, pues conozco en detalle sus recorridos judiciales, su porfía pasión y su inquebrantable tesón para llegar a los designios que con el apoyo celestial, su regia formación intelectual, su demostrada experiencia en las tareas judiciales, su denodado esfuerzo personal y su enhiesta postura ante los retos de la vida, persistió para arribar a donde lo ha logrado. ¡Loas para ti, querida Margarita!

La señora Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco, conoce el oficio de dispensar justicia judicial y disciplinaria. Tiene personalidad y una insondable independencia. No se deja adular ni anda con rodeos para decidir y conducir. Sabe trabajar en forma singular y en forma colegiada; es decir, en equipo.

A la dirección general del Ministerio Público en Colombia, se insiste, llega una extraordinaria mujer y una profesional a toda prueba. Logró un ejemplar consenso político para arribar a esa dignidad pública. No será inferior a las expectativas de que pueda ser objeto por su observador y prudente carácter.

La región caribe, el Atlántico, La Guajira y el Cesar en particular, han de sentirse henchidos de vanagloria porque una de sus más destacadas hijas y coterráneas ha sido elegida como Procuradora General de la Nación, sin aspavientos y con el respaldo de tareas y gestiones llevadas a cabo con pulcritud, decoro y ética. No tiene tacha de ninguna índole. ¡El hecho es histórico!

Hay que conocer sus ejecutorias, empeño judicial y el esfuerzo en los propósitos buscados, para dejar bien dicho lo que se deja dicho. Presiento que puedo quedarme corto en opinar frente a una mujer portentosa y con credenciales. ¡Dios bendiga su desempeño y la guíe por una gestión exitosa!