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Editorial - 28 noviembre, 2020

Maradonamanía, chambonería

Que más se puede decir de Maradona, se ha dicho de todo lo bueno, de lo que un hombre en su ego podría esperar, aunque esté muerto y no lo sienta, pero no puede desencantarse porque nutridos ditirambos recibió en vida; o de malo, para dejar claro que era humano y mundano, vividor al máximo. Ídolo al fin, argentino típico de arrabal y no de los círculos de poder y de clase.

Que más se puede decir de Maradona, se ha dicho de todo lo bueno, de lo que un hombre en su ego podría esperar, aunque esté muerto y no lo sienta, pero no puede desencantarse porque nutridos ditirambos recibió en vida; o de malo, para dejar claro que era humano y mundano, vividor al máximo. Ídolo al fin, argentino típico de arrabal y no de los círculos de poder y de clase.

Los que lo exaltan en demasía encuentran enemigos a doquier. A los que lo rebajan hallan la censura crítica de aquel que hace ver que debe considerársele noble, como todo muerto es, y libre de pecados, porque también en el juicio celestial se debe presumir la inocencia. 

De la pandemia hemos saltado a la maradonamanía, a la efervescencia de sus mejores jugadas.

Los que están en esa nueva efervescencia también disienten y con la misma frecuencia con que en redes sociales se reproducen los videos de sus genialidades con el balompié, se muestran los de Pelé, para marcar contraste, disminuir al ídolo y poner en contexto el mundo del fútbol. Ahora la maradomanía ha conducido a una pelemanía. Mientras tanto, el genio tímido, en Barcelona, ese sitio que siempre adoró Maradona, espera su redención.

También es genio pero no hace bulla, no grita, no canta tango no baila vallenato cuando pisa Colombia. Se podría decir que Maradona todo lo hizo superlativo al retirarse del juego profesional, del paisano azulgrana podemos anticipar que no será igual.

Jorge Barraza, el escritor del fútbol -algo había escrito Eduardo Galeano antes- hace unos 5 años escribió un maravilloso contraste entre Maradona y Messi. Con la fortuna para el primero de haber ganado la copa mundo- ésto que ahora muerto le enrostran con las  tres copas del brasileño-, haberse hecho tan visible, impredecible, mediático, escandaloso y rebelde que se ganó el alma popular de un país paradójico como Argentina.

¡LA OBRAS DEL CENTRO DEBEN TERMINARSE PRONTO!

En medio de los errores que se asociaron a la contratación en la administración de Tuto Uhía, a quien le aplaudimos el premio mayor por haber financiado y contratado unas obras de reposición de redes de acueducto y alcantarillado urgentes y necesarias y de recuperación del Centro Histórico, yerros en buena parte compartidos con el Ministerio de Cultura y su oficina de Patrimonio y de la semi-independiente SIVA, insistimos en que las obras del Centro Histórico no pueden continuar en estado de suspensión.

Que no se previó el soterramiento de las redes, eléctricas principalmente, que no se hizo un plan arqueológico previo, debe imputársele al formulador del proyecto, el municipio y el SIVA, pero también al evaluador y aprobador y responsable también de la aplicación del PEMP (plan especial de manejo del patrimonio), el Ministerio de Cultura. Se quedaron  los de Aviva, amigos del viejo Valledupar, quejándose con razón pero sin poder detener las cosas.   La parálisis de las obras a estas alturas de avance, perjudican al contratante oficial, al contratista, a los comerciantes, ¡ya desesperados y quebrados!, a los residentes, a la comunidad y en especial a la ciudad.

Editorial
28 noviembre, 2020

Maradonamanía, chambonería

Que más se puede decir de Maradona, se ha dicho de todo lo bueno, de lo que un hombre en su ego podría esperar, aunque esté muerto y no lo sienta, pero no puede desencantarse porque nutridos ditirambos recibió en vida; o de malo, para dejar claro que era humano y mundano, vividor al máximo. Ídolo al fin, argentino típico de arrabal y no de los círculos de poder y de clase.


Que más se puede decir de Maradona, se ha dicho de todo lo bueno, de lo que un hombre en su ego podría esperar, aunque esté muerto y no lo sienta, pero no puede desencantarse porque nutridos ditirambos recibió en vida; o de malo, para dejar claro que era humano y mundano, vividor al máximo. Ídolo al fin, argentino típico de arrabal y no de los círculos de poder y de clase.

Los que lo exaltan en demasía encuentran enemigos a doquier. A los que lo rebajan hallan la censura crítica de aquel que hace ver que debe considerársele noble, como todo muerto es, y libre de pecados, porque también en el juicio celestial se debe presumir la inocencia. 

De la pandemia hemos saltado a la maradonamanía, a la efervescencia de sus mejores jugadas.

Los que están en esa nueva efervescencia también disienten y con la misma frecuencia con que en redes sociales se reproducen los videos de sus genialidades con el balompié, se muestran los de Pelé, para marcar contraste, disminuir al ídolo y poner en contexto el mundo del fútbol. Ahora la maradomanía ha conducido a una pelemanía. Mientras tanto, el genio tímido, en Barcelona, ese sitio que siempre adoró Maradona, espera su redención.

También es genio pero no hace bulla, no grita, no canta tango no baila vallenato cuando pisa Colombia. Se podría decir que Maradona todo lo hizo superlativo al retirarse del juego profesional, del paisano azulgrana podemos anticipar que no será igual.

Jorge Barraza, el escritor del fútbol -algo había escrito Eduardo Galeano antes- hace unos 5 años escribió un maravilloso contraste entre Maradona y Messi. Con la fortuna para el primero de haber ganado la copa mundo- ésto que ahora muerto le enrostran con las  tres copas del brasileño-, haberse hecho tan visible, impredecible, mediático, escandaloso y rebelde que se ganó el alma popular de un país paradójico como Argentina.

¡LA OBRAS DEL CENTRO DEBEN TERMINARSE PRONTO!

En medio de los errores que se asociaron a la contratación en la administración de Tuto Uhía, a quien le aplaudimos el premio mayor por haber financiado y contratado unas obras de reposición de redes de acueducto y alcantarillado urgentes y necesarias y de recuperación del Centro Histórico, yerros en buena parte compartidos con el Ministerio de Cultura y su oficina de Patrimonio y de la semi-independiente SIVA, insistimos en que las obras del Centro Histórico no pueden continuar en estado de suspensión.

Que no se previó el soterramiento de las redes, eléctricas principalmente, que no se hizo un plan arqueológico previo, debe imputársele al formulador del proyecto, el municipio y el SIVA, pero también al evaluador y aprobador y responsable también de la aplicación del PEMP (plan especial de manejo del patrimonio), el Ministerio de Cultura. Se quedaron  los de Aviva, amigos del viejo Valledupar, quejándose con razón pero sin poder detener las cosas.   La parálisis de las obras a estas alturas de avance, perjudican al contratante oficial, al contratista, a los comerciantes, ¡ya desesperados y quebrados!, a los residentes, a la comunidad y en especial a la ciudad.