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Columnista - 17 noviembre, 2022

‘Manual del Alcalde Exitoso’ 

Aunque el éxito es una larga cadena de errores y derrotas y consciente de que vale más una espina de experiencia que un bosque de advertencia, parafraseando a Lowell, hay errores que se pueden evitar y enmendar cuando te dejas asesorar, porque nadie se las sabe todas, pero de aplicar este Manual, los alcaldes vendrían […]

Aunque el éxito es una larga cadena de errores y derrotas y consciente de que vale más una espina de experiencia que un bosque de advertencia, parafraseando a Lowell, hay errores que se pueden evitar y enmendar cuando te dejas asesorar, porque nadie se las sabe todas, pero de aplicar este Manual, los alcaldes vendrían a dar ejemplo y no vergüenza.

Importante traer a colación la obra de Wynter Díaz, que le pone el título a esta columna, un decálogo de 8 estrategias que le brindan la oportunidad a los alcaldes de hacer un buen gobierno, aunque la clave se basa en la honestidad: Jefferson. 

‘El Manual del Alcalde Exitoso’ comienza por subrayar la gobernanza como forma de dirigir la economía y la sociedad hacia algunas metas colectivas de participación ciudadana que promueve un nuevo tipo de relacionamiento entre Estado y la sociedad civil, aunque las visiones recientes la enfocan en la nueva gestión y post gestión pública, sin soslayar el gobierno digital hacia la ciudad inteligente, donde en el ejercicio de la cosa pública hoy subyacen las tecnologías y las comunicaciones TIC para soluciones de manera sostenible, hasta la conformación de un equipo de alto desempeño con visión de ciudadano inteligente. 

El buen alcalde del siglo 21 además de gestionar y no limitarse al presupuesto oficial debe tener la suficiente idoneidad para planificar y planear la contratación estatal, reconocer los éxitos de su equipo para motivarlos a ser mejores empleados, capacidad para trabajar y delegar, dejarse asesorar, ser un líder capaz de estimular, contagiar e ilusionar a sus colaboradores y hacerlos crecer profesionalmente. 

No de menor relevancia son los rasgos de honestidad que otorgan la autoridad y el derecho a dictar órdenes y que estas sean obedecidas, valores que desfallecen, con el agravante de ver a muchos alcaldes en el escarnio público, unos, y otros en la cárcel. 

En la antigua Roma los ancianos eran miembros de gran importancia en la sociedad, en su juventud se dedicaban a participar en la carrera militar y política para en su ancianidad oficiar como asesores e impartir conceptos basados en su conocimiento y experiencia, destaca en su libro ‘Manual del Alcalde Exitoso’, Wynter Díaz, profesor universitario, doctorado en ciencias políticas, con diferentes especializaciones en el campo del derecho y con maestría en administración pública. 

Pero vale la pena detenernos en el pensamiento de Lowell: “Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencia”, para explicar que sin la experiencia te la embarras, así recibas miles de advertencias, yerros en que a veces incurres a sabiendas de transgredir la norma, pero más puede el bienestar personal que el interés general y el afán de capitalizar a costa de los dineros públicos, ya que muchos no pecan por ignorantes sino por ambiciosos.

Columnista
17 noviembre, 2022

‘Manual del Alcalde Exitoso’ 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

Aunque el éxito es una larga cadena de errores y derrotas y consciente de que vale más una espina de experiencia que un bosque de advertencia, parafraseando a Lowell, hay errores que se pueden evitar y enmendar cuando te dejas asesorar, porque nadie se las sabe todas, pero de aplicar este Manual, los alcaldes vendrían […]


Aunque el éxito es una larga cadena de errores y derrotas y consciente de que vale más una espina de experiencia que un bosque de advertencia, parafraseando a Lowell, hay errores que se pueden evitar y enmendar cuando te dejas asesorar, porque nadie se las sabe todas, pero de aplicar este Manual, los alcaldes vendrían a dar ejemplo y no vergüenza.

Importante traer a colación la obra de Wynter Díaz, que le pone el título a esta columna, un decálogo de 8 estrategias que le brindan la oportunidad a los alcaldes de hacer un buen gobierno, aunque la clave se basa en la honestidad: Jefferson. 

‘El Manual del Alcalde Exitoso’ comienza por subrayar la gobernanza como forma de dirigir la economía y la sociedad hacia algunas metas colectivas de participación ciudadana que promueve un nuevo tipo de relacionamiento entre Estado y la sociedad civil, aunque las visiones recientes la enfocan en la nueva gestión y post gestión pública, sin soslayar el gobierno digital hacia la ciudad inteligente, donde en el ejercicio de la cosa pública hoy subyacen las tecnologías y las comunicaciones TIC para soluciones de manera sostenible, hasta la conformación de un equipo de alto desempeño con visión de ciudadano inteligente. 

El buen alcalde del siglo 21 además de gestionar y no limitarse al presupuesto oficial debe tener la suficiente idoneidad para planificar y planear la contratación estatal, reconocer los éxitos de su equipo para motivarlos a ser mejores empleados, capacidad para trabajar y delegar, dejarse asesorar, ser un líder capaz de estimular, contagiar e ilusionar a sus colaboradores y hacerlos crecer profesionalmente. 

No de menor relevancia son los rasgos de honestidad que otorgan la autoridad y el derecho a dictar órdenes y que estas sean obedecidas, valores que desfallecen, con el agravante de ver a muchos alcaldes en el escarnio público, unos, y otros en la cárcel. 

En la antigua Roma los ancianos eran miembros de gran importancia en la sociedad, en su juventud se dedicaban a participar en la carrera militar y política para en su ancianidad oficiar como asesores e impartir conceptos basados en su conocimiento y experiencia, destaca en su libro ‘Manual del Alcalde Exitoso’, Wynter Díaz, profesor universitario, doctorado en ciencias políticas, con diferentes especializaciones en el campo del derecho y con maestría en administración pública. 

Pero vale la pena detenernos en el pensamiento de Lowell: “Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencia”, para explicar que sin la experiencia te la embarras, así recibas miles de advertencias, yerros en que a veces incurres a sabiendas de transgredir la norma, pero más puede el bienestar personal que el interés general y el afán de capitalizar a costa de los dineros públicos, ya que muchos no pecan por ignorantes sino por ambiciosos.