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Columnista - 12 junio, 2024

Manifiesto ciudadano por una transición energética justa

el mundo consumió en 2023, 8.344 millones de toneladas, de las cuales Colombia, un don nadie en el mundo del carbón, aportó 57 millones, el 0,68 %.

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Este manifiesto recoge las preocupaciones del foro sobre transición energética de mayo en Valledupar y procura una transición justa, gradual, compensatoria y basada en datos y no en relatos dogmáticos.

Pretende ser un llamado, desde la ciudadanía, al presidente Gustavo Petro para garantizar una transición energética que no deje a nadie atrás y que parte de una conclusión: sin plata, sin institucionalidad y sin instrumentos de política pública no hay transición y sin los recursos de la explotación del gas, carbón y petróleo la transición es inviable.

Y esto es con datos: el mundo consumió en 2023, 8.344 millones de toneladas, de las cuales Colombia, un don nadie en el mundo del carbón, aportó 57 millones, el 0,68 %. En otras palabras, el mundo no depende del petróleo y carbón colombiano, pero Colombia sí depende del petróleo y carbón que produce.

Otros datos: Colombia genera el 0,6 % de los gases del mundo pero los combustibles fósiles representan 20 % de los ingresos fiscales, 35 % de la inversión extranjera, 40 % de las exportaciones, 5,6 % del PIB y el 80 % de regalías.

La transición debe afrontar el cambio climático, el efecto invernadero y al mismo tiempo, dar respuesta a las crisis económicas y al progreso de los países y territorios en vía de desarrollo. Ese es su desafío. Y en este marco, el manifiesto es un llamado al gobierno para abordar los siguientes puntos:

Primero, necesidad de un Fondo Económico para la Transición Energética Justa. Es imperativo establecer un Fondo Económico para la Transición Energética Justa, destinado a mitigar los efectos negativos del desescalonamiento en la producción de carbón e hidrocarburos y, también, a incentivar la diversificación y reconversión productiva y la adaptación al cambio climático. Este fondo estaría orientado a apoyar a los departamentos y municipios más afectados.

Segundo, el Cesar y La Guajira son los más afectados con la medida de abandonar la explotación de carbón pero a la vez, pueden ser el principal motor de la transición energética por sus recursos de energía eólica, solar, cobre y gas. Prohibir las exportaciones de carbón a Israel es un desacierto; Israel o mejor, el mercado, en 5 minutos reemplaza nuestro carbón. Otras empresas y otro país se quedan con el negocio y Colombia sin la plata. Y lo del Pacto por el corredor de la Vida con los municipios mineros del Cesar es más de lo de siempre: blablablá.

Tercero, el Gobierno nacional debe presentar un análisis costo-beneficio de los impactos por no contratar más áreas para la exploración y producción de petróleo y carbón.

Cuarto, falta un plan para la transición. No se ha presentado un plan concreto para la reconversión ni productiva ni laboral; tampoco de exportaciones ni de diversificación y transición de ingresos fiscales y regalías para las regiones; ni mucho menos, de diversificación energética que garantice la soberanía energética.

Y quinto, Colombia debería seguir desplegando las energías renovables al tiempo que explora y explota gas, petróleo y carbón.

Por Enrique Herrera
@enriqueha

Columnista
12 junio, 2024

Manifiesto ciudadano por una transición energética justa

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

el mundo consumió en 2023, 8.344 millones de toneladas, de las cuales Colombia, un don nadie en el mundo del carbón, aportó 57 millones, el 0,68 %.


Este manifiesto recoge las preocupaciones del foro sobre transición energética de mayo en Valledupar y procura una transición justa, gradual, compensatoria y basada en datos y no en relatos dogmáticos.

Pretende ser un llamado, desde la ciudadanía, al presidente Gustavo Petro para garantizar una transición energética que no deje a nadie atrás y que parte de una conclusión: sin plata, sin institucionalidad y sin instrumentos de política pública no hay transición y sin los recursos de la explotación del gas, carbón y petróleo la transición es inviable.

Y esto es con datos: el mundo consumió en 2023, 8.344 millones de toneladas, de las cuales Colombia, un don nadie en el mundo del carbón, aportó 57 millones, el 0,68 %. En otras palabras, el mundo no depende del petróleo y carbón colombiano, pero Colombia sí depende del petróleo y carbón que produce.

Otros datos: Colombia genera el 0,6 % de los gases del mundo pero los combustibles fósiles representan 20 % de los ingresos fiscales, 35 % de la inversión extranjera, 40 % de las exportaciones, 5,6 % del PIB y el 80 % de regalías.

La transición debe afrontar el cambio climático, el efecto invernadero y al mismo tiempo, dar respuesta a las crisis económicas y al progreso de los países y territorios en vía de desarrollo. Ese es su desafío. Y en este marco, el manifiesto es un llamado al gobierno para abordar los siguientes puntos:

Primero, necesidad de un Fondo Económico para la Transición Energética Justa. Es imperativo establecer un Fondo Económico para la Transición Energética Justa, destinado a mitigar los efectos negativos del desescalonamiento en la producción de carbón e hidrocarburos y, también, a incentivar la diversificación y reconversión productiva y la adaptación al cambio climático. Este fondo estaría orientado a apoyar a los departamentos y municipios más afectados.

Segundo, el Cesar y La Guajira son los más afectados con la medida de abandonar la explotación de carbón pero a la vez, pueden ser el principal motor de la transición energética por sus recursos de energía eólica, solar, cobre y gas. Prohibir las exportaciones de carbón a Israel es un desacierto; Israel o mejor, el mercado, en 5 minutos reemplaza nuestro carbón. Otras empresas y otro país se quedan con el negocio y Colombia sin la plata. Y lo del Pacto por el corredor de la Vida con los municipios mineros del Cesar es más de lo de siempre: blablablá.

Tercero, el Gobierno nacional debe presentar un análisis costo-beneficio de los impactos por no contratar más áreas para la exploración y producción de petróleo y carbón.

Cuarto, falta un plan para la transición. No se ha presentado un plan concreto para la reconversión ni productiva ni laboral; tampoco de exportaciones ni de diversificación y transición de ingresos fiscales y regalías para las regiones; ni mucho menos, de diversificación energética que garantice la soberanía energética.

Y quinto, Colombia debería seguir desplegando las energías renovables al tiempo que explora y explota gas, petróleo y carbón.

Por Enrique Herrera
@enriqueha