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Columnista - 2 agosto, 2013

Magicolandia

Cuando supe que la mujer de la sonrisa más hermosa que mi memoria guarda se había casado con un pintor ecuatoriano, dejando tirada aquella vida muelle de lujos y pompas a cambio de grandes sacrificios solo por amor;

Por José Gregorio Guerrero

Cuando supe que la mujer de la sonrisa más hermosa que mi memoria guarda se había casado con un pintor  ecuatoriano, dejando tirada aquella vida muelle de lujos y pompas a cambio de grandes sacrificios solo por amor; o cuando tuve enfrente a un viudo, que juró ante el cadáver de su insepulta esposa no volverse a enamorar, él, de apellido Núñez, cumpliendo el juramento al pie de la letra se mantuvo en  estricta castidad; o cuando descubrí que el verdadero Fidel Castro no era el que vivía en la casa de “Lulo”, colgado en un cuadro al lado de un santo de tamaño real, sino en una isla llamada Cuba; supe entonces que Magicolandia era el nombre del sitio donde nací y no Valledupar.

Mucho tiempo después me lo ratificó un hombre que se creía carro,  y otro menos ocurrente que en su imaginación era el amigo íntimo de los millonarios del mundo; y aquel alfarero impecable y bacanisimo que lo vieron hacer mil ladrillos un lunes santo sin ensuciarse su blanca indumentaria porque iba para la procesión.

Pero aún me lo confirma la imaginación de sus gentes a la hora de colocarse apodos entre si, y son conocidos por ellos, como si así se llamaran, ignorando el de pila: Ángel Mellado (el padre Vicente de valencia), Manuel Pineda Bastidas(el Capi Pineda), Clemente Quintero (el Doctor Ladrillo), Efraín Molina(el Kuinqui), José Guillermo Baute Uhía(Panita), Gavisberto Galván(Cabirol), José de la Cruz Márquez(Compa Cruz), Jacobo Churrio(Chorro e Balín), José Gerónimo Rincones(Pan Cachaco) Víctor Antonio Ochoa Jiménez(Nono la Vara), Maximiliano Zuleta(Nano la Cruz), Cirino Castilla(Tres Golpes), Antonio Guerra Buyones(Compae Chipuco), Víctor Cohen Salazar(vicozar), Miguel Antonio Palacio Romero(el Buey Mariposo), Efraín Peña (me Agacho), Eleodoro Rincones(Menejo), Manuel Córdoba (Maconcha), Carlos Vega(Lumbumba), Abel Verdecia Cordoba(Abelito), Pedro Rodolfo Nieves(Peyeye), Enrique Zuleta(Tití, El papá de mi Mamaya del alma la de Urbano), Bartolo Subiría Ariza(Bartolo Toca la Flauta), Moisés Nieves Billafañes(el Secre), Rodolfo Bolaños Silva(el Veje), Edberto Reales Castilla(“Beto” reales), Roberto Pavajeau Molina(el Turco), Wilson Rafael Sánchez(“wicho” Sánchez), José Ramiro Aramendiz(“Bladi” Aramandiz), Teófilo Aramendiz Oñate(Olaya), Pantaliz Sofroni Lazaryri(el Paisanito), Antonio Baute Araujo(Toño Pistola), Ramiro Guerra Márquez(el Mirra), Gonzalo Cotes Castilla(gonzalito), Cesar Pompeyo Mendoza(Checha), Eduardo Ustariz Núñez( Yayo); y otros que les dedicaré una columna completa a recordar sus apodos.

Apenas en este momento me entero que a las “Mahomas” les robaron un sancocho de costilla que tenían para la venta al menudeo; y hace cinco años a Emilce se le llevaron una olla de presión que contenía un guiso de panza y en la esquina de Automotora Valledupar le pitó al ladrón en las manos y hubo panza hasta en Cataca. (No aguanto la risa) ¿Quién me dice que esto no es Magicolandia?

 

Columnista
2 agosto, 2013

Magicolandia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Gregorio Guerrero Ramírez

Cuando supe que la mujer de la sonrisa más hermosa que mi memoria guarda se había casado con un pintor ecuatoriano, dejando tirada aquella vida muelle de lujos y pompas a cambio de grandes sacrificios solo por amor;


Por José Gregorio Guerrero

Cuando supe que la mujer de la sonrisa más hermosa que mi memoria guarda se había casado con un pintor  ecuatoriano, dejando tirada aquella vida muelle de lujos y pompas a cambio de grandes sacrificios solo por amor; o cuando tuve enfrente a un viudo, que juró ante el cadáver de su insepulta esposa no volverse a enamorar, él, de apellido Núñez, cumpliendo el juramento al pie de la letra se mantuvo en  estricta castidad; o cuando descubrí que el verdadero Fidel Castro no era el que vivía en la casa de “Lulo”, colgado en un cuadro al lado de un santo de tamaño real, sino en una isla llamada Cuba; supe entonces que Magicolandia era el nombre del sitio donde nací y no Valledupar.

Mucho tiempo después me lo ratificó un hombre que se creía carro,  y otro menos ocurrente que en su imaginación era el amigo íntimo de los millonarios del mundo; y aquel alfarero impecable y bacanisimo que lo vieron hacer mil ladrillos un lunes santo sin ensuciarse su blanca indumentaria porque iba para la procesión.

Pero aún me lo confirma la imaginación de sus gentes a la hora de colocarse apodos entre si, y son conocidos por ellos, como si así se llamaran, ignorando el de pila: Ángel Mellado (el padre Vicente de valencia), Manuel Pineda Bastidas(el Capi Pineda), Clemente Quintero (el Doctor Ladrillo), Efraín Molina(el Kuinqui), José Guillermo Baute Uhía(Panita), Gavisberto Galván(Cabirol), José de la Cruz Márquez(Compa Cruz), Jacobo Churrio(Chorro e Balín), José Gerónimo Rincones(Pan Cachaco) Víctor Antonio Ochoa Jiménez(Nono la Vara), Maximiliano Zuleta(Nano la Cruz), Cirino Castilla(Tres Golpes), Antonio Guerra Buyones(Compae Chipuco), Víctor Cohen Salazar(vicozar), Miguel Antonio Palacio Romero(el Buey Mariposo), Efraín Peña (me Agacho), Eleodoro Rincones(Menejo), Manuel Córdoba (Maconcha), Carlos Vega(Lumbumba), Abel Verdecia Cordoba(Abelito), Pedro Rodolfo Nieves(Peyeye), Enrique Zuleta(Tití, El papá de mi Mamaya del alma la de Urbano), Bartolo Subiría Ariza(Bartolo Toca la Flauta), Moisés Nieves Billafañes(el Secre), Rodolfo Bolaños Silva(el Veje), Edberto Reales Castilla(“Beto” reales), Roberto Pavajeau Molina(el Turco), Wilson Rafael Sánchez(“wicho” Sánchez), José Ramiro Aramendiz(“Bladi” Aramandiz), Teófilo Aramendiz Oñate(Olaya), Pantaliz Sofroni Lazaryri(el Paisanito), Antonio Baute Araujo(Toño Pistola), Ramiro Guerra Márquez(el Mirra), Gonzalo Cotes Castilla(gonzalito), Cesar Pompeyo Mendoza(Checha), Eduardo Ustariz Núñez( Yayo); y otros que les dedicaré una columna completa a recordar sus apodos.

Apenas en este momento me entero que a las “Mahomas” les robaron un sancocho de costilla que tenían para la venta al menudeo; y hace cinco años a Emilce se le llevaron una olla de presión que contenía un guiso de panza y en la esquina de Automotora Valledupar le pitó al ladrón en las manos y hubo panza hasta en Cataca. (No aguanto la risa) ¿Quién me dice que esto no es Magicolandia?