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Columnista - 15 julio, 2014

Maestros sin vocación

Nuevamente Colombia se raja en los resultados de las pruebas PISAS. Este año ocupó el puesto 44 entre 44 países que presentaron la evaluación que mide la calidad de la educación, lo que muestra que hay profundas falencias en el sistema educativo, porque los actores que la componen no se están responsabilizando en su papel […]

Nuevamente Colombia se raja en los resultados de las pruebas PISAS. Este año ocupó el puesto 44 entre 44 países que presentaron la evaluación que mide la calidad de la educación, lo que muestra que hay profundas falencias en el sistema educativo, porque los actores que la componen no se están responsabilizando en su papel de agentes de cambio.
Hoy está demostrado que padres de familia, directivos, docentes de colegios y estudiantes están contagiados de la misma indiferencia hacia los procesos educativos de calidad en susinstituciones, porque de alguna manera el Ministerio de Educación Nacional está fallando en los mecanismos de vigilancia y control para garantizar el derecho a una educación de calidad.
Si bien es cierto que tanto padres como estudiantes deben responsabilizarse por mejorar su compromiso frente a la educación, hay una gran cuota de culpa en la actitud de los maestros que como cabezas visibles del proceso educativo no están aportando un máximo esfuerzo en el compromiso de brindar una orientación integral que sobrepase el desarrollo del programa curricular, para centrarse en la defensa de valores morales y civiles, entre ellos laseriedad, la responsabilidad y un alto compromiso frente a lo que se hace.
Nunca se llegará a un cambio de fondo mientras el cambio no inicie por la cabeza, es decir, por parte de los profesores.
Muchos docentes han perdido credibilidad frente a lo que enseñan, porque carecen de vocación para formar, pues dictar una clase con pleno dominio del conocimiento es diferente a formar. Miles han asumido la profesión de maestros, porque no tuvieron la oportunidad de estudiar otra carrera; así lo manifiesta una buena cantidad de estudiantes de los programas de formación docente en universidades donde cursan estudios de licenciatura.
El problema de la falta de vocación ha llevado al deterioro de la imagen del maestro, por lo que es común encontrar salones de clases con estudiantes sin docente, porque ellos están en salas de profesores tomando algún café, conversando con otros o porque salieron a pagar un recibo de servicios públicos durante su hora de trabajo, con lo que dan un mal ejemplo a sus estudiantes.
Hace algunos días estuve desarrollando algunostalleres de formación a profesores y lo primero que impresiona es ver la poca seriedad con la que muchos asumen los procesos de capacitación;algunos firman y salen de inmediato, con el descarado pretexto de tener que salir a hacer almuerzo o vueltas personales. Otros se quedan a quejarse del Ministerio de Educación o a echarle la culpa de todo a los estudiantes, porque según ellos ya no quieren estudiar, ni respetar. Algunos de quienes asistieron un viernes por la tarde, se negaron a volver el sábado, argumentando que sino se les daba el compensatorio del lunes, ellos no asistirían. Da pena ver cómo hay algunos profesores que no toman en serio su papel de formadores, porque se equivocaron de profesión; ellos dejan una mala impresión de todo el magisterio, solo porque no tienen clara su vocación de servicio, lo que los ha vuelto dictadores de clases y no formadores.
Los docentes se quejan de sus estudiantes, de los padres de familia y esperan de ellos un cambio, pero los mismos profesores jamás cambian, siguen aferrados a su antigua manera de concebir la educación y de allí no se mueven, no son capaces de crear para dar más,sino se les paga más; no interactúan con sus estudiantes, son extremadamente indisciplinados e irrespetuosos en las capacitaciones, no replantean su forma de enseñar, pero sí esperan a que los demás cambien. El cambio debería empezar por ellos.

Por Oscar Ariza Daza

Columnista
15 julio, 2014

Maestros sin vocación

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Oscar Ariza Daza

Nuevamente Colombia se raja en los resultados de las pruebas PISAS. Este año ocupó el puesto 44 entre 44 países que presentaron la evaluación que mide la calidad de la educación, lo que muestra que hay profundas falencias en el sistema educativo, porque los actores que la componen no se están responsabilizando en su papel […]


Nuevamente Colombia se raja en los resultados de las pruebas PISAS. Este año ocupó el puesto 44 entre 44 países que presentaron la evaluación que mide la calidad de la educación, lo que muestra que hay profundas falencias en el sistema educativo, porque los actores que la componen no se están responsabilizando en su papel de agentes de cambio.
Hoy está demostrado que padres de familia, directivos, docentes de colegios y estudiantes están contagiados de la misma indiferencia hacia los procesos educativos de calidad en susinstituciones, porque de alguna manera el Ministerio de Educación Nacional está fallando en los mecanismos de vigilancia y control para garantizar el derecho a una educación de calidad.
Si bien es cierto que tanto padres como estudiantes deben responsabilizarse por mejorar su compromiso frente a la educación, hay una gran cuota de culpa en la actitud de los maestros que como cabezas visibles del proceso educativo no están aportando un máximo esfuerzo en el compromiso de brindar una orientación integral que sobrepase el desarrollo del programa curricular, para centrarse en la defensa de valores morales y civiles, entre ellos laseriedad, la responsabilidad y un alto compromiso frente a lo que se hace.
Nunca se llegará a un cambio de fondo mientras el cambio no inicie por la cabeza, es decir, por parte de los profesores.
Muchos docentes han perdido credibilidad frente a lo que enseñan, porque carecen de vocación para formar, pues dictar una clase con pleno dominio del conocimiento es diferente a formar. Miles han asumido la profesión de maestros, porque no tuvieron la oportunidad de estudiar otra carrera; así lo manifiesta una buena cantidad de estudiantes de los programas de formación docente en universidades donde cursan estudios de licenciatura.
El problema de la falta de vocación ha llevado al deterioro de la imagen del maestro, por lo que es común encontrar salones de clases con estudiantes sin docente, porque ellos están en salas de profesores tomando algún café, conversando con otros o porque salieron a pagar un recibo de servicios públicos durante su hora de trabajo, con lo que dan un mal ejemplo a sus estudiantes.
Hace algunos días estuve desarrollando algunostalleres de formación a profesores y lo primero que impresiona es ver la poca seriedad con la que muchos asumen los procesos de capacitación;algunos firman y salen de inmediato, con el descarado pretexto de tener que salir a hacer almuerzo o vueltas personales. Otros se quedan a quejarse del Ministerio de Educación o a echarle la culpa de todo a los estudiantes, porque según ellos ya no quieren estudiar, ni respetar. Algunos de quienes asistieron un viernes por la tarde, se negaron a volver el sábado, argumentando que sino se les daba el compensatorio del lunes, ellos no asistirían. Da pena ver cómo hay algunos profesores que no toman en serio su papel de formadores, porque se equivocaron de profesión; ellos dejan una mala impresión de todo el magisterio, solo porque no tienen clara su vocación de servicio, lo que los ha vuelto dictadores de clases y no formadores.
Los docentes se quejan de sus estudiantes, de los padres de familia y esperan de ellos un cambio, pero los mismos profesores jamás cambian, siguen aferrados a su antigua manera de concebir la educación y de allí no se mueven, no son capaces de crear para dar más,sino se les paga más; no interactúan con sus estudiantes, son extremadamente indisciplinados e irrespetuosos en las capacitaciones, no replantean su forma de enseñar, pero sí esperan a que los demás cambien. El cambio debería empezar por ellos.

Por Oscar Ariza Daza