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Columnista - 23 abril, 2018

Macondo y el canto vallenato

Radio Nacional de Colombia fiel a sus principios de resaltar las manifestaciones culturales de las regiones y los personajes que hacen historia en el país, el 17 de abril para conmemorar el cuarto aniversario de la muerte de nuestro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, realizó un programa de lecturas de fragmentos de sus […]

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Radio Nacional de Colombia fiel a sus principios de resaltar las manifestaciones culturales de las regiones y los personajes que hacen historia en el país, el 17 de abril para conmemorar el cuarto aniversario de la muerte de nuestro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, realizó un programa de lecturas de fragmentos de sus obras; de Valledupar fueron invitados a leer Santander Durán Escalona y quien esto escribe.

Como estamos en abril, mes del Festival Vallenato, participé leyendo este breve fragmento de la novela ‘Cien años de soledad’: “Meses después volvió Francisco el Hombre, un anciano trotamundos de casi 200 años que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas por él mismo. En ellas, relataba con minuciosos detalles las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario. De modo que si alguien tenía un recado que mandar o un acontecimiento que divulgar, le pagaba dos centavos para que lo incluyera en su repertorio. Fue así como Úrsula se enteró de la muerte de su madre, por pura casualidad, una noche que escuchaba las canciones con la esperanza de que dijeran algo de su hijo José Arcadio. Francisco el Hombre, así llamado porque derrotó al diablo en un duelo de improvisación de cantos […]. Cuando Francisco tocaba el acordeón en Macondo todo el pueblo iba a escucharlo para saber qué había pasado en el mundo”.

La intención de García Márquez en este fragmento es rendirle tributo a la música vallenata y a su génesis narrativa. El canto narrativo es la escuela fundacional de los juglares, y después surgen los compositores que con la estética de la poesía matizan las melodías de sus canciones; entonces, se inicia la época de las grabaciones y el canto vallenato conquista numerosos seguidores.

La historia está escrita, hoy el vallenato es Colombia. El Festival es la plataforma que impulsa el canto vallenato a elevar sus alas por toda la Nación y por otros países. En abril el sentimiento de la vallenatía es desbordante. Hay más rosas, cayenas florecidas y árboles reverdecidos, porque con abril llegan las lluvias para calmar la sed de la tierra, y los pájaros buscan la sinfonía del viento entre las ramas para celebrar la entrada triunfal de la primavera.

Para los poetas vallenatos en abril hay más luz en la luna y en los corazones que se abren con la ensoñación de versos y acordeones. El ventear de las piloneras y el cimbreo de sus caderas coqueteándole al tambor se apoderan de las calles. En Valledupar, abril es un reencuentro de amigos y un festín de cantos y acordeones evocando juglares y trovadores de la música vallenata.

Columnista
23 abril, 2018

Macondo y el canto vallenato

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Radio Nacional de Colombia fiel a sus principios de resaltar las manifestaciones culturales de las regiones y los personajes que hacen historia en el país, el 17 de abril para conmemorar el cuarto aniversario de la muerte de nuestro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, realizó un programa de lecturas de fragmentos de sus […]


Radio Nacional de Colombia fiel a sus principios de resaltar las manifestaciones culturales de las regiones y los personajes que hacen historia en el país, el 17 de abril para conmemorar el cuarto aniversario de la muerte de nuestro premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, realizó un programa de lecturas de fragmentos de sus obras; de Valledupar fueron invitados a leer Santander Durán Escalona y quien esto escribe.

Como estamos en abril, mes del Festival Vallenato, participé leyendo este breve fragmento de la novela ‘Cien años de soledad’: “Meses después volvió Francisco el Hombre, un anciano trotamundos de casi 200 años que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas por él mismo. En ellas, relataba con minuciosos detalles las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario. De modo que si alguien tenía un recado que mandar o un acontecimiento que divulgar, le pagaba dos centavos para que lo incluyera en su repertorio. Fue así como Úrsula se enteró de la muerte de su madre, por pura casualidad, una noche que escuchaba las canciones con la esperanza de que dijeran algo de su hijo José Arcadio. Francisco el Hombre, así llamado porque derrotó al diablo en un duelo de improvisación de cantos […]. Cuando Francisco tocaba el acordeón en Macondo todo el pueblo iba a escucharlo para saber qué había pasado en el mundo”.

La intención de García Márquez en este fragmento es rendirle tributo a la música vallenata y a su génesis narrativa. El canto narrativo es la escuela fundacional de los juglares, y después surgen los compositores que con la estética de la poesía matizan las melodías de sus canciones; entonces, se inicia la época de las grabaciones y el canto vallenato conquista numerosos seguidores.

La historia está escrita, hoy el vallenato es Colombia. El Festival es la plataforma que impulsa el canto vallenato a elevar sus alas por toda la Nación y por otros países. En abril el sentimiento de la vallenatía es desbordante. Hay más rosas, cayenas florecidas y árboles reverdecidos, porque con abril llegan las lluvias para calmar la sed de la tierra, y los pájaros buscan la sinfonía del viento entre las ramas para celebrar la entrada triunfal de la primavera.

Para los poetas vallenatos en abril hay más luz en la luna y en los corazones que se abren con la ensoñación de versos y acordeones. El ventear de las piloneras y el cimbreo de sus caderas coqueteándole al tambor se apoderan de las calles. En Valledupar, abril es un reencuentro de amigos y un festín de cantos y acordeones evocando juglares y trovadores de la música vallenata.