Hace un par de meses siete concejales del municipio de Chiriguaná llegaron a Valledupar y se encadenaron en la puerta del edificio donde funciona la Procuraduría en la ciudad para expresarle a la entidad su inconformismo con un fallo, que a su juicio obedece a razones políticas, pues la suspensión que les dio el órgano […]
Hace un par de meses siete concejales del municipio de Chiriguaná llegaron a Valledupar y se encadenaron en la puerta del edificio donde funciona la Procuraduría en la ciudad para expresarle a la entidad su inconformismo con un fallo, que a su juicio obedece a razones políticas, pues la suspensión que les dio el órgano de control fue por “haber limitado las facultades al alcalde Gustavo Aroca para contratar 15 días”, actitud que fue considerada un comportamiento irregular.
Luego se conoció que algunos concejales, de ese mismo grupo de sancionados, recibieron amenazas de desconocidos. Amenazas que han sido reiterativas. Los concejales que no son de la coalición del alcalde Aroca dicen que hay persecución política y aunque no hay pruebas que unan una situación con otra, dejan ver que el mandatario es su enemigo.
Ya en el 2011 había ocurrido otra situación similar con el concejo y el alcalde anterior. Toda esta situación debe hacer reaccionar a los funcionarios de los organismos de control para que analicen con detenimiento lo que pasa en este municipio.
Chiriguaná es una de las pocas poblaciones del Cesar que ha sido beneficiada con los millonarios recursos de las regalías, tanto con el anterior sistema como con el nuevo. En sus calles, en sus barrios, en sus corregimientos y en todo su entorno social, están invertidos muchos de esos dineros, unas obras con grandes impactos y otras no tanto.
La ciudadanía merece mejores espacios democráticos, con representantes dedicados a hacer su trabajo y no distraídos por situaciones externas que puedan desconcentrarlos de su objetivo.
Tanto el alcalde como los concejales son parte fundamental del desarrollo de la población y ningún favor le hacen a la comunidad si sus enfrentamientos y diferencias se salen del foco y se van a otros linderos personales.
Por eso las entidades de control deben poner bien su lupa en Chiriguaná, para que examinen, confirmen si hay malos manejos de los recursos que maneja el municipio en cabeza de su alcalde o desmientan si es mentira y solo son rumores.
Algo debe pasar porque si no hacen algo ahora, en la época política que pronto calentará motores, el ambiente puede empeorar en detrimento de un ejercicio democrático en paz.
Hace un par de meses siete concejales del municipio de Chiriguaná llegaron a Valledupar y se encadenaron en la puerta del edificio donde funciona la Procuraduría en la ciudad para expresarle a la entidad su inconformismo con un fallo, que a su juicio obedece a razones políticas, pues la suspensión que les dio el órgano […]
Hace un par de meses siete concejales del municipio de Chiriguaná llegaron a Valledupar y se encadenaron en la puerta del edificio donde funciona la Procuraduría en la ciudad para expresarle a la entidad su inconformismo con un fallo, que a su juicio obedece a razones políticas, pues la suspensión que les dio el órgano de control fue por “haber limitado las facultades al alcalde Gustavo Aroca para contratar 15 días”, actitud que fue considerada un comportamiento irregular.
Luego se conoció que algunos concejales, de ese mismo grupo de sancionados, recibieron amenazas de desconocidos. Amenazas que han sido reiterativas. Los concejales que no son de la coalición del alcalde Aroca dicen que hay persecución política y aunque no hay pruebas que unan una situación con otra, dejan ver que el mandatario es su enemigo.
Ya en el 2011 había ocurrido otra situación similar con el concejo y el alcalde anterior. Toda esta situación debe hacer reaccionar a los funcionarios de los organismos de control para que analicen con detenimiento lo que pasa en este municipio.
Chiriguaná es una de las pocas poblaciones del Cesar que ha sido beneficiada con los millonarios recursos de las regalías, tanto con el anterior sistema como con el nuevo. En sus calles, en sus barrios, en sus corregimientos y en todo su entorno social, están invertidos muchos de esos dineros, unas obras con grandes impactos y otras no tanto.
La ciudadanía merece mejores espacios democráticos, con representantes dedicados a hacer su trabajo y no distraídos por situaciones externas que puedan desconcentrarlos de su objetivo.
Tanto el alcalde como los concejales son parte fundamental del desarrollo de la población y ningún favor le hacen a la comunidad si sus enfrentamientos y diferencias se salen del foco y se van a otros linderos personales.
Por eso las entidades de control deben poner bien su lupa en Chiriguaná, para que examinen, confirmen si hay malos manejos de los recursos que maneja el municipio en cabeza de su alcalde o desmientan si es mentira y solo son rumores.
Algo debe pasar porque si no hacen algo ahora, en la época política que pronto calentará motores, el ambiente puede empeorar en detrimento de un ejercicio democrático en paz.