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Columnista - 2 diciembre, 2019

Lúdica de los disfraces

La lúdica es el juego en su esencia natural, para la recreación, el entretenimiento y la diversión. Por naturaleza el ser humano es un ser lúdico, un homo ludens, expresión utilizada (1938) por el historiador y teórico de la cultura Johan Huizinga para destacar que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana. […]

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La lúdica es el juego en su esencia natural, para la recreación, el entretenimiento y la diversión. Por naturaleza el ser humano es un ser lúdico, un homo ludens, expresión utilizada (1938) por el historiador y teórico de la cultura Johan Huizinga para destacar que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana.

En un colegio de primaria las profesoras del último grado anunciaron el evento ´La lúdica de los disfraces’, y una joven madre católica dialoga con su hijo para elegir los disfraces más apropiado.  La madre le dice: hijo estoy pensando cuando llegue el momento de llevarte a las fiestas de disfraces. El primer disfraz será de ángel, para que descubras el Ángel de tu Guarda y aprendas la gratitud de amar y glorificar a Dios.

 El segundo disfraz será de médico para que empieces a conocer la importancia de vivir de manera más armónica con el medio, de apreciar la alimentación saludable y prevenir las enfermedades. El tercero será de payaso alegre para que valores la terapia del humor y de la risa. El cuarto, de deportistas para que entiendas qué tan necesario es el ejercicio para la vitalidad del cuerpo. El quinto, de profesor para que descubras la vocación por aprender y la sublime disciplina de la lectura para cualificar el pensamiento. El sexto, de bailador para que tu cuerpo disfrute los acordes musicales con la plasticidad simétrica de los movimientos.  El séptimo,  de poeta para que reveles los colores del sonido, las voces de los árboles y los secretos de los pájaros que regresan con su canto a los labios de la rosa.  

Estos disfraces serán recreaciones para descubrir tu vocación. Enamórate de las cosas buenas que brotan de tu alma y sabrás lo que es talento. Aprenderás que cuando dedicas largas horas a dialogar con los libros y entenderás las razones de los procesos sociales. Celebrarás la invención de las letras, los descubrimientos de la ciencia, la magia de la música y el respeto por la belleza de la biodiversidad.  

Quiero que creas en ti. Que cultives las semillas de la gratitud y el respeto. No quedes en deuda con tu tiempo. Aprende a vivir con prudencia, sin los afanes desmedido de querer ser siempre el primero, sin reconocer los méritos a los demás. La derrota es la madre de la victoria, no pregones el conformismo de conseguir las cosas fáciles. Todos tenemos el derecho de ser progresivamente más dignos y mejores.

Jamás te disfrazaré de torero ni de cazador. No quiero que tus sueños ni tus manos se manchen con la sangre de la muerte. Tampoco quiero que uses el disfraz de guerrero para que la violencia y la venganza no sean motivos en tu corazón. El guerrero es un prisionero de su invento, reduce su territorio al tamaño de los pies. El guerrero cabalga en el lomo de la creciente y se siente como el río,  que ya no puede regresar. La soberbia del guerrero aniquila el perdón, en su alma el amor es casa deshabitada, ceniza calcinada.

Columnista
2 diciembre, 2019

Lúdica de los disfraces

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

La lúdica es el juego en su esencia natural, para la recreación, el entretenimiento y la diversión. Por naturaleza el ser humano es un ser lúdico, un homo ludens, expresión utilizada (1938) por el historiador y teórico de la cultura Johan Huizinga para destacar que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana. […]


La lúdica es el juego en su esencia natural, para la recreación, el entretenimiento y la diversión. Por naturaleza el ser humano es un ser lúdico, un homo ludens, expresión utilizada (1938) por el historiador y teórico de la cultura Johan Huizinga para destacar que el acto de jugar es consustancial a la cultura humana.

En un colegio de primaria las profesoras del último grado anunciaron el evento ´La lúdica de los disfraces’, y una joven madre católica dialoga con su hijo para elegir los disfraces más apropiado.  La madre le dice: hijo estoy pensando cuando llegue el momento de llevarte a las fiestas de disfraces. El primer disfraz será de ángel, para que descubras el Ángel de tu Guarda y aprendas la gratitud de amar y glorificar a Dios.

 El segundo disfraz será de médico para que empieces a conocer la importancia de vivir de manera más armónica con el medio, de apreciar la alimentación saludable y prevenir las enfermedades. El tercero será de payaso alegre para que valores la terapia del humor y de la risa. El cuarto, de deportistas para que entiendas qué tan necesario es el ejercicio para la vitalidad del cuerpo. El quinto, de profesor para que descubras la vocación por aprender y la sublime disciplina de la lectura para cualificar el pensamiento. El sexto, de bailador para que tu cuerpo disfrute los acordes musicales con la plasticidad simétrica de los movimientos.  El séptimo,  de poeta para que reveles los colores del sonido, las voces de los árboles y los secretos de los pájaros que regresan con su canto a los labios de la rosa.  

Estos disfraces serán recreaciones para descubrir tu vocación. Enamórate de las cosas buenas que brotan de tu alma y sabrás lo que es talento. Aprenderás que cuando dedicas largas horas a dialogar con los libros y entenderás las razones de los procesos sociales. Celebrarás la invención de las letras, los descubrimientos de la ciencia, la magia de la música y el respeto por la belleza de la biodiversidad.  

Quiero que creas en ti. Que cultives las semillas de la gratitud y el respeto. No quedes en deuda con tu tiempo. Aprende a vivir con prudencia, sin los afanes desmedido de querer ser siempre el primero, sin reconocer los méritos a los demás. La derrota es la madre de la victoria, no pregones el conformismo de conseguir las cosas fáciles. Todos tenemos el derecho de ser progresivamente más dignos y mejores.

Jamás te disfrazaré de torero ni de cazador. No quiero que tus sueños ni tus manos se manchen con la sangre de la muerte. Tampoco quiero que uses el disfraz de guerrero para que la violencia y la venganza no sean motivos en tu corazón. El guerrero es un prisionero de su invento, reduce su territorio al tamaño de los pies. El guerrero cabalga en el lomo de la creciente y se siente como el río,  que ya no puede regresar. La soberbia del guerrero aniquila el perdón, en su alma el amor es casa deshabitada, ceniza calcinada.