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Columnista - 9 marzo, 2013

Lucha social

Por NURIS PARDO CONRADO En un Estado social y democrático de derecho, las protestas sociales siempre serán legítimas, por cuanto el gobernante de turno está llamado a escuchar a sus gobernados en la búsqueda que sus acciones o ejecutorias de gobierno sean consonantes con las necesidades del pueblo. Por estos días en nuestro país la […]

Por NURIS PARDO CONRADO

En un Estado social y democrático de derecho, las protestas sociales siempre serán legítimas, por cuanto el gobernante de turno está llamado a escuchar a sus gobernados en la búsqueda que sus acciones o ejecutorias de gobierno sean consonantes con las necesidades del pueblo. Por estos días en nuestro país la protesta social pareciera arrinconar al gobierno, sólo nos basta observar el paro de los cafeteros, paro del sector minero en el Cerrejón, paro de los cacaoteros, paro de los camioneros abortado a última hora, etc., etc., y al final los protestantes consiguen buena parte de lo que sustenta su lucha.

 

No es entendible el porqué se deja avanzar estas protestas con todas las incidencias que ello conlleva, por qué será que no se escucha a la ciudadanía cuando plantea sus problemas como pasó con el inmediatamente anterior paro de la rama judicial, lo que les obliga indefectiblemente ha acudir a las vías de hechos después de sentirse humillados, maltratados, desatendidos por quienes tienen el deber legal de hacerlo, claro está, que a quienes parece les conviene esto es a los oportunistas del momento, que lo que hacen es inyectarle tinte politiquero para polarizar en un momento dado las exigencias justas de los indignados, buscando con ello el transfondo maligno de una política malsana, quizás sin importarle el clamor de la gente aprovechando su inconformismo para pescar en río revuelto y así obtener para ellos ganancia de pescadores.

 

Menos mal que otros sectores de la economía, inconformes, no se han sumado al baile: arroceros, ganaderos, algodoneros y otros; en el primer sector de estos, encontramos entrada permanente y hasta ilegal de arroz a pesar de producir nuestro país el suficiente arroz para suplir la demanda nacional, los insumos costosos y el precio por el suelo, con sus consecuentes resultados en la dinámica agrícola del país, lo que no hace competitivo al gremio en este mundo globalizado, que en Colombia se protocolizó con el TLC del gobierno y de los grandes potentados, no para el pueblo, otro tanto ocurre, con los ganaderos donde el presidente del gremio, doctor José Félix Lafaurie, reclama seguridad y política pública ya que según su decir, una y otra se complementan, pero no se evidencia en la realidad.

 

Es por ello que nos preguntamos, por que será que las instituciones que el Estado social y democrático de Derecho, construyen para afrontar los problemas de la sociedad, se hacen los de la vista gorda, muchas veces parecen hasta desubicados frente a la realidad social existente, acompañados de un presidente que no modula su discurso social, con su actuar, por cuanto no hay ejecutorias encaminadas a engranar o articular su dicho con su actuar.

 

Finalizando esta columna todo indica que comienzan a llegar a acuerdos razonables con quienes levantaron su voz de protesta por un justo reconocimiento a sus pretensiones, inconvenientes éstos que dejan daños grandísimos de todo orden al país, por culpa de la desatención del Estado, lucha ésta que no debió llegar a esos extremos.

Columnista
9 marzo, 2013

Lucha social

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Nurys Pardo Conrado

Por NURIS PARDO CONRADO En un Estado social y democrático de derecho, las protestas sociales siempre serán legítimas, por cuanto el gobernante de turno está llamado a escuchar a sus gobernados en la búsqueda que sus acciones o ejecutorias de gobierno sean consonantes con las necesidades del pueblo. Por estos días en nuestro país la […]


Por NURIS PARDO CONRADO

En un Estado social y democrático de derecho, las protestas sociales siempre serán legítimas, por cuanto el gobernante de turno está llamado a escuchar a sus gobernados en la búsqueda que sus acciones o ejecutorias de gobierno sean consonantes con las necesidades del pueblo. Por estos días en nuestro país la protesta social pareciera arrinconar al gobierno, sólo nos basta observar el paro de los cafeteros, paro del sector minero en el Cerrejón, paro de los cacaoteros, paro de los camioneros abortado a última hora, etc., etc., y al final los protestantes consiguen buena parte de lo que sustenta su lucha.

 

No es entendible el porqué se deja avanzar estas protestas con todas las incidencias que ello conlleva, por qué será que no se escucha a la ciudadanía cuando plantea sus problemas como pasó con el inmediatamente anterior paro de la rama judicial, lo que les obliga indefectiblemente ha acudir a las vías de hechos después de sentirse humillados, maltratados, desatendidos por quienes tienen el deber legal de hacerlo, claro está, que a quienes parece les conviene esto es a los oportunistas del momento, que lo que hacen es inyectarle tinte politiquero para polarizar en un momento dado las exigencias justas de los indignados, buscando con ello el transfondo maligno de una política malsana, quizás sin importarle el clamor de la gente aprovechando su inconformismo para pescar en río revuelto y así obtener para ellos ganancia de pescadores.

 

Menos mal que otros sectores de la economía, inconformes, no se han sumado al baile: arroceros, ganaderos, algodoneros y otros; en el primer sector de estos, encontramos entrada permanente y hasta ilegal de arroz a pesar de producir nuestro país el suficiente arroz para suplir la demanda nacional, los insumos costosos y el precio por el suelo, con sus consecuentes resultados en la dinámica agrícola del país, lo que no hace competitivo al gremio en este mundo globalizado, que en Colombia se protocolizó con el TLC del gobierno y de los grandes potentados, no para el pueblo, otro tanto ocurre, con los ganaderos donde el presidente del gremio, doctor José Félix Lafaurie, reclama seguridad y política pública ya que según su decir, una y otra se complementan, pero no se evidencia en la realidad.

 

Es por ello que nos preguntamos, por que será que las instituciones que el Estado social y democrático de Derecho, construyen para afrontar los problemas de la sociedad, se hacen los de la vista gorda, muchas veces parecen hasta desubicados frente a la realidad social existente, acompañados de un presidente que no modula su discurso social, con su actuar, por cuanto no hay ejecutorias encaminadas a engranar o articular su dicho con su actuar.

 

Finalizando esta columna todo indica que comienzan a llegar a acuerdos razonables con quienes levantaron su voz de protesta por un justo reconocimiento a sus pretensiones, inconvenientes éstos que dejan daños grandísimos de todo orden al país, por culpa de la desatención del Estado, lucha ésta que no debió llegar a esos extremos.