Al ahora presidente Gustavo Petro le sobraba tiempo para poner en la picota pública a los corruptos, congresistas, gobernadores, alcaldes, paramilitares de todos los pelajes, etc., con pruebas fehacientes.
Al ahora presidente Gustavo Petro le sobraba tiempo para poner en la picota pública a los corruptos, congresistas, gobernadores, alcaldes, paramilitares de todos los pelajes, etc., con pruebas fehacientes. Se convirtió en una golondrina haciendo verano en contra de la delincuencia nacional.
El entonces, solitario, congresista fue el azote de los poderosos delincuentes del país y a muchos de ellos los acusó y los llevó a procesos penales en donde los condenaron. Fueron pocos los ‘títeres’ que quedaron con cabeza.
Desde el Congreso de la República su voz fue candente, repetitiva, picante y no le daba miedo enrostrarles a sus colegas congresistas que eran unos delincuentes que hacían parte de grupos armados en contra de los ciudadanos de bien.
Petro usó el Congreso como una tribuna libre para denunciar de manera categórica a cada uno de los que luego fueron o están presos (aún) por corruptos y criminales. Son varios los que pagan condenas, denunciados por Petro.
Incluso, los colombianos aprendieron que las cosas con él (Petro) eran diferentes. De aquel solapado guerrillero que se escondía en la clandestinidad conservadora, los colombianos podían esperar de todo, menos corrupción ni animadversión, porque no guarda rencores y lo está demostrando ahora que tiene el poder presidencial.
Sin embargo, al unirse con sus adversarios pareciera que es contrario a su comunión con los problemas del país, sencillamente porque ha infiltrado en su gobierno a personajes de la vida política cuestionados y señalados de lo mismo que él combatía en sus días de congresista.
Salta a la vista política que podríamos señalar las dos caras de Petro. El solapado revolucionario de la izquierda conservadora que hoy es un pequeño burgués, quien ahora sale de Palacio rociado de un fino perfume, con nuevo look o quien no ha podido implementar su modo de ejecutar las propuestas que están quedando a medias por sus funcionarios.
No se acomoda al pensamiento del investigador italiano en el campo de la Ciencia Política Giovanni Sartori quien de manera práctica aconsejaba que “el único modo de resolver los problemas es conociéndolos, saber que existen. El simplismo los cancela y, así, los agrava”.
Con solo un ejemplo se puede mencionar que el presidente Petro pareciera que ha dejado tirado su fehaciente tiempo para investigar, combatir y corregir a quienes pudren y saquean al Estado por un simplismo que lo ha llevado a nombrar a sus subalternos solo para hacer lo mismo que hacían lo que él combatió en el pasado.
Correr tras sus opositores para convenir qué hacer y a qué grupo político aliado nombra ministro de transporte, directora del ICBF o su más elemental yerro que ha sido nombrar como presidente de Colpensiones a Jaime Dussán, quien en un afán por ser protagonista mal interpretó el pensamiento de Petro. “No es función del Director de Colpensiones decir qué se hace con los recursos. No tiene por qué entrometerse. Fueron declaraciones que no tienen ni pies ni cabeza”, aseguró el ministro de Hacienda al periódico El Tiempo.
Lo que más preocupa del ahora presidente Petro es que pareciera que está olvidadizo. Se le olvidó que él era el ‘perrero’ de los corruptos y solo por cumplir su componenda política nombró a Duran Dussan, olvidando el agravante que en 1998 pidió ante el consejo de Estado la pérdida de investidura del citado Senador, a quien acusaba de gestionar contratos para entregárselos a dedo a terceros cuando era congresista y presidente de Fecode. Lo tristemente célebre es que 24 años después, hoy, ese mismo Durán Dussan fue nombrado por Petro, presidente de Colpensiones. ¡Manda cascara! Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.
Por Aquilino Cotes Zuleta
Al ahora presidente Gustavo Petro le sobraba tiempo para poner en la picota pública a los corruptos, congresistas, gobernadores, alcaldes, paramilitares de todos los pelajes, etc., con pruebas fehacientes.
Al ahora presidente Gustavo Petro le sobraba tiempo para poner en la picota pública a los corruptos, congresistas, gobernadores, alcaldes, paramilitares de todos los pelajes, etc., con pruebas fehacientes. Se convirtió en una golondrina haciendo verano en contra de la delincuencia nacional.
El entonces, solitario, congresista fue el azote de los poderosos delincuentes del país y a muchos de ellos los acusó y los llevó a procesos penales en donde los condenaron. Fueron pocos los ‘títeres’ que quedaron con cabeza.
Desde el Congreso de la República su voz fue candente, repetitiva, picante y no le daba miedo enrostrarles a sus colegas congresistas que eran unos delincuentes que hacían parte de grupos armados en contra de los ciudadanos de bien.
Petro usó el Congreso como una tribuna libre para denunciar de manera categórica a cada uno de los que luego fueron o están presos (aún) por corruptos y criminales. Son varios los que pagan condenas, denunciados por Petro.
Incluso, los colombianos aprendieron que las cosas con él (Petro) eran diferentes. De aquel solapado guerrillero que se escondía en la clandestinidad conservadora, los colombianos podían esperar de todo, menos corrupción ni animadversión, porque no guarda rencores y lo está demostrando ahora que tiene el poder presidencial.
Sin embargo, al unirse con sus adversarios pareciera que es contrario a su comunión con los problemas del país, sencillamente porque ha infiltrado en su gobierno a personajes de la vida política cuestionados y señalados de lo mismo que él combatía en sus días de congresista.
Salta a la vista política que podríamos señalar las dos caras de Petro. El solapado revolucionario de la izquierda conservadora que hoy es un pequeño burgués, quien ahora sale de Palacio rociado de un fino perfume, con nuevo look o quien no ha podido implementar su modo de ejecutar las propuestas que están quedando a medias por sus funcionarios.
No se acomoda al pensamiento del investigador italiano en el campo de la Ciencia Política Giovanni Sartori quien de manera práctica aconsejaba que “el único modo de resolver los problemas es conociéndolos, saber que existen. El simplismo los cancela y, así, los agrava”.
Con solo un ejemplo se puede mencionar que el presidente Petro pareciera que ha dejado tirado su fehaciente tiempo para investigar, combatir y corregir a quienes pudren y saquean al Estado por un simplismo que lo ha llevado a nombrar a sus subalternos solo para hacer lo mismo que hacían lo que él combatió en el pasado.
Correr tras sus opositores para convenir qué hacer y a qué grupo político aliado nombra ministro de transporte, directora del ICBF o su más elemental yerro que ha sido nombrar como presidente de Colpensiones a Jaime Dussán, quien en un afán por ser protagonista mal interpretó el pensamiento de Petro. “No es función del Director de Colpensiones decir qué se hace con los recursos. No tiene por qué entrometerse. Fueron declaraciones que no tienen ni pies ni cabeza”, aseguró el ministro de Hacienda al periódico El Tiempo.
Lo que más preocupa del ahora presidente Petro es que pareciera que está olvidadizo. Se le olvidó que él era el ‘perrero’ de los corruptos y solo por cumplir su componenda política nombró a Duran Dussan, olvidando el agravante que en 1998 pidió ante el consejo de Estado la pérdida de investidura del citado Senador, a quien acusaba de gestionar contratos para entregárselos a dedo a terceros cuando era congresista y presidente de Fecode. Lo tristemente célebre es que 24 años después, hoy, ese mismo Durán Dussan fue nombrado por Petro, presidente de Colpensiones. ¡Manda cascara! Hasta la próxima semana. [email protected] @tiochiro.
Por Aquilino Cotes Zuleta