Si bien la fecundación es improbable al tener sexo durante la menstruación, la pareja corre otros riesgos.
Tener sexo durante la menstruación es motivo de polémica, pues aunque lo cierto es que las posibilidades de embarazo son remotas, se incurre en riesgos que pueden traer serias complicaciones en la vida y salud de quienes lo practiquen.
La menstruación es causada por las glándulas reproductoras (ovarios) y las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona). Aproximadamente cada 28 días los ovarios liberan un óvulo maduro para que sea fertilizado durante el acto sexual por un espermatozoide y dé inicio el embarazo.
Si el óvulo no es fecundado mientras viaja para llegar al útero o matriz (cavidad que alojaría al feto hasta el momento del parto), el endometrio (recubrimiento del útero) se desprende y es desechado junto con el óvulo a través de la vagina, dando lugar al sangrado o menstruación, la cual dura 3 a 5 días.
Para que haya embarazo durante la menstruación sería necesario que la mujer se encuentre preparándose para ovular, ovulando o hasta 24 horas después de la ovulación (habitualmente pasan 10 a 15 días desde el primer día de menstruación para que la ovulación comience). Ciclos menstruales muy cortos (menores a 28 días) y espermatozoides con larga vida (normalmente viven 5 días en el cuerpo de la mujer, pero pueden llegar hasta los 7) deben conjuntarse para que una mujer quede embarazada durante su “regla”.
¿Qué pasa con el deseo?
Cualquier desequilibrio en la producción de estrógenos y progesterona causa alteración en el ciclo menstrual, por tanto, también en el deseo sexual, cuyos responsables son los estrógenos.
Después del último día de menstruación, el nivel de estrógenos es mínimo, aumentando a medida que la mitad del ciclo se acerca, y llegan a su clímax cuando se comienza a producir la ovulación.
Además, 1 ó 2 días antes de la regla, la mayoría de las mujeres experimenta el síndrome premenstrual (conjunto de molestias como dolores de cabeza y senos, debilidad muscular, retención de líquidos, cólicos abdominales, estreñimiento o diarrea, fatiga, nerviosismo e inflamación en vientre) que suelen desaparecer pocas horas después del inicio del flujo menstrual, o bien, al segundo día de sangrado.
En realidad, el fluido que se segrega es transparente, pero se mezcla con pequeña cantidad de sangre del endometrio y algunos fragmentos del tejido que cubre a la matriz. Esto puede ser desagradable para mucha gente (incluyendo mujeres), llegando incluso a pensar que, por ser producto de desecho, quien lo segrega es una persona sucia.
Pese a ello, estudios sobre sexualidad femenina aseguran que millones de mujeres ven aumentado el deseo sexual durante la menstruación debido a que el sexo ayuda a aliviar el síndrome premenstrual al aminorar cólicos, desinflamar senos y vientre, además de causar orgasmos más intensos.
Esto puede deberse a la confianza que genera en las mujeres la disminución del riesgo de embarazo durante la menstruación. Sin embargo, el aumento del deseo no sucede en todos los casos.
Sexo durante la menstruación puede afectar vida y salud
Si bien la fecundación es improbable al tener sexo durante la menstruación, la pareja corre otros riesgos, como contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), ya que sangre y semen son vehículos de transporte de microorganismos causantes de hepatitis, gonorrea o sífilis.
No obstante, el mayor peligro está en la posibilidad de desarrollar VIH/sida, infección transmitida por el virus de inmunodeficiencia humana que utiliza como vía de transporte esperma, secreciones vaginales y sangre. Este microorganismo ingresa a las células denominadas linfocitos T4 (encargadas de defender al organismo de las agresiones exteriores), lo que deriva en destrucción del sistema inmunológico y la consecuente pérdida de la capacidad para combatir enfermedades como sarcoma de Kaposi (forma de cáncer en la piel), Pneumocystis carinii (hongo causante de neumonía poco común), tuberculosis y diarrea intensa, entre otros padecimientos.
Ante la presencia de sangrado menstrual, el riesgo de contagio cuando alguno de los miembros de la pareja porta el VIH/sida es latente, aun cuando no haya penetración.
Por ello, es importante utilizar preservativo masculino o femenino desde el principio de la relación sexual para evitar todo intercambio de fluidos, incluso si sólo se frota el pene contra la vulva, se friccionan vaginas durante relación lésbica, se tiene sexo oral o anal (para los cuales es recomendable emplear protectores de látex).
Si por gusto o curiosidad la pareja quiere experimentar sexo durante la menstruación, es preferible hacerlo al principio o al final de ésta (cuando el sangrado es menor) y tal vez bajo la regadera, para dejar de lado los prejuicios acerca de la suciedad.
Si bien la fecundación es improbable al tener sexo durante la menstruación, la pareja corre otros riesgos.
Tener sexo durante la menstruación es motivo de polémica, pues aunque lo cierto es que las posibilidades de embarazo son remotas, se incurre en riesgos que pueden traer serias complicaciones en la vida y salud de quienes lo practiquen.
La menstruación es causada por las glándulas reproductoras (ovarios) y las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y progesterona). Aproximadamente cada 28 días los ovarios liberan un óvulo maduro para que sea fertilizado durante el acto sexual por un espermatozoide y dé inicio el embarazo.
Si el óvulo no es fecundado mientras viaja para llegar al útero o matriz (cavidad que alojaría al feto hasta el momento del parto), el endometrio (recubrimiento del útero) se desprende y es desechado junto con el óvulo a través de la vagina, dando lugar al sangrado o menstruación, la cual dura 3 a 5 días.
Para que haya embarazo durante la menstruación sería necesario que la mujer se encuentre preparándose para ovular, ovulando o hasta 24 horas después de la ovulación (habitualmente pasan 10 a 15 días desde el primer día de menstruación para que la ovulación comience). Ciclos menstruales muy cortos (menores a 28 días) y espermatozoides con larga vida (normalmente viven 5 días en el cuerpo de la mujer, pero pueden llegar hasta los 7) deben conjuntarse para que una mujer quede embarazada durante su “regla”.
¿Qué pasa con el deseo?
Cualquier desequilibrio en la producción de estrógenos y progesterona causa alteración en el ciclo menstrual, por tanto, también en el deseo sexual, cuyos responsables son los estrógenos.
Después del último día de menstruación, el nivel de estrógenos es mínimo, aumentando a medida que la mitad del ciclo se acerca, y llegan a su clímax cuando se comienza a producir la ovulación.
Además, 1 ó 2 días antes de la regla, la mayoría de las mujeres experimenta el síndrome premenstrual (conjunto de molestias como dolores de cabeza y senos, debilidad muscular, retención de líquidos, cólicos abdominales, estreñimiento o diarrea, fatiga, nerviosismo e inflamación en vientre) que suelen desaparecer pocas horas después del inicio del flujo menstrual, o bien, al segundo día de sangrado.
En realidad, el fluido que se segrega es transparente, pero se mezcla con pequeña cantidad de sangre del endometrio y algunos fragmentos del tejido que cubre a la matriz. Esto puede ser desagradable para mucha gente (incluyendo mujeres), llegando incluso a pensar que, por ser producto de desecho, quien lo segrega es una persona sucia.
Pese a ello, estudios sobre sexualidad femenina aseguran que millones de mujeres ven aumentado el deseo sexual durante la menstruación debido a que el sexo ayuda a aliviar el síndrome premenstrual al aminorar cólicos, desinflamar senos y vientre, además de causar orgasmos más intensos.
Esto puede deberse a la confianza que genera en las mujeres la disminución del riesgo de embarazo durante la menstruación. Sin embargo, el aumento del deseo no sucede en todos los casos.
Sexo durante la menstruación puede afectar vida y salud
Si bien la fecundación es improbable al tener sexo durante la menstruación, la pareja corre otros riesgos, como contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS), ya que sangre y semen son vehículos de transporte de microorganismos causantes de hepatitis, gonorrea o sífilis.
No obstante, el mayor peligro está en la posibilidad de desarrollar VIH/sida, infección transmitida por el virus de inmunodeficiencia humana que utiliza como vía de transporte esperma, secreciones vaginales y sangre. Este microorganismo ingresa a las células denominadas linfocitos T4 (encargadas de defender al organismo de las agresiones exteriores), lo que deriva en destrucción del sistema inmunológico y la consecuente pérdida de la capacidad para combatir enfermedades como sarcoma de Kaposi (forma de cáncer en la piel), Pneumocystis carinii (hongo causante de neumonía poco común), tuberculosis y diarrea intensa, entre otros padecimientos.
Ante la presencia de sangrado menstrual, el riesgo de contagio cuando alguno de los miembros de la pareja porta el VIH/sida es latente, aun cuando no haya penetración.
Por ello, es importante utilizar preservativo masculino o femenino desde el principio de la relación sexual para evitar todo intercambio de fluidos, incluso si sólo se frota el pene contra la vulva, se friccionan vaginas durante relación lésbica, se tiene sexo oral o anal (para los cuales es recomendable emplear protectores de látex).
Si por gusto o curiosidad la pareja quiere experimentar sexo durante la menstruación, es preferible hacerlo al principio o al final de ésta (cuando el sangrado es menor) y tal vez bajo la regadera, para dejar de lado los prejuicios acerca de la suciedad.