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Columnista - 29 diciembre, 2014

Los Retos del 2015

El 2014 fue un año de grandes hechos y de importantes definiciones; lo más notable, sin duda, fue la consolidación del proceso de búsqueda para poner fin a la confrontación armada. A pesar de las dificultades, de los tropiezos y de las trampas, se avanzó, a tal punto que ya se percibe como irreversible la […]

El 2014 fue un año de grandes hechos y de importantes definiciones; lo más notable, sin duda, fue la consolidación del proceso de búsqueda para poner fin a la confrontación armada.

A pesar de las dificultades, de los tropiezos y de las trampas, se avanzó, a tal punto que ya se percibe como irreversible la firma de un Acuerdo definitivo. La campaña electoral sacudió al país, y la opinión ciudadana se movilizó como pocas veces; triunfó la voluntad de paz de los colombianos representada en Santos, que si bien no es un paladín de la justicia social, garantizaba la continuación de las negociaciones.

El 2015 se plantea como un año de grandes desafíos. Estamos ante la culminación de un proceso que plantea serias exigencias de construcción de democracia y de movilización ciudadana para contrarrestar las acciones de un gobierno que busca la paz pero adelanta acciones en dirección contraria a tal propósito. Ejemplos de esto son la Ley de baldíos y la de ampliación del fuero militar.

En lo económico persiste el extractivismo, la locomotora minera y los cuestionados TLC. Un modelo educativo fallido que ni siquiera garantiza el acceso universal a la educación. En materia de salud la Ley 100 y sus reformulaciones siguen negando este derecho a muchos colombianos. En general, buena parte de las acciones gubernamentales están lejos de apuntarle a las transformaciones que demanda la paz como propósito nacional

Otro gran reto son las elecciones de octubre, que son básicamente locales pero en ellas se juega el futuro del país. Este debate electoral ha de convertirse en un Foro sobre las condiciones de la paz territorial y los ciudadanos tendrán que estar muy atentos a los planteamientos de los candidatos para acompañar a quienes expresen un serio y auténtico compromiso con los ejes centrales de la paz en los territorios, en las regiones, en las localidades y con los componentes fundamentales de esa paz como son los Derechos Humanos y los Derechos de todas las Víctimas.

Es en los territorios donde hay que construir los cimientos de la paz, es allí donde se darán los encuentros y desencuentros hasta aprender a convivir, en armonía y en tolerancia, y donde habrán de ejercitarse sentimientos como el perdón y la reconciliación, indispensables para la vida en democracia.

Es necesario el esfuerzo de todos porque un estado democrático fuerte demanda una sociedad civil igualmente fuerte, pero los gobiernos departamentales y municipales tendrán una gran responsabilidad, pues deberán asumir un papel protagónico en el proceso de acercamiento entre las múltiples expresiones ciudadanas, para lograr que lo pactado en La Habana sea la ruta hacia la reconstrucción del país.

Que el 2015 sea el año del reencuentro, de la superación de odios y rencores y del renacer de la nueva Colombia que todos merecemos y queremos.

Columnista
29 diciembre, 2014

Los Retos del 2015

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

El 2014 fue un año de grandes hechos y de importantes definiciones; lo más notable, sin duda, fue la consolidación del proceso de búsqueda para poner fin a la confrontación armada. A pesar de las dificultades, de los tropiezos y de las trampas, se avanzó, a tal punto que ya se percibe como irreversible la […]


El 2014 fue un año de grandes hechos y de importantes definiciones; lo más notable, sin duda, fue la consolidación del proceso de búsqueda para poner fin a la confrontación armada.

A pesar de las dificultades, de los tropiezos y de las trampas, se avanzó, a tal punto que ya se percibe como irreversible la firma de un Acuerdo definitivo. La campaña electoral sacudió al país, y la opinión ciudadana se movilizó como pocas veces; triunfó la voluntad de paz de los colombianos representada en Santos, que si bien no es un paladín de la justicia social, garantizaba la continuación de las negociaciones.

El 2015 se plantea como un año de grandes desafíos. Estamos ante la culminación de un proceso que plantea serias exigencias de construcción de democracia y de movilización ciudadana para contrarrestar las acciones de un gobierno que busca la paz pero adelanta acciones en dirección contraria a tal propósito. Ejemplos de esto son la Ley de baldíos y la de ampliación del fuero militar.

En lo económico persiste el extractivismo, la locomotora minera y los cuestionados TLC. Un modelo educativo fallido que ni siquiera garantiza el acceso universal a la educación. En materia de salud la Ley 100 y sus reformulaciones siguen negando este derecho a muchos colombianos. En general, buena parte de las acciones gubernamentales están lejos de apuntarle a las transformaciones que demanda la paz como propósito nacional

Otro gran reto son las elecciones de octubre, que son básicamente locales pero en ellas se juega el futuro del país. Este debate electoral ha de convertirse en un Foro sobre las condiciones de la paz territorial y los ciudadanos tendrán que estar muy atentos a los planteamientos de los candidatos para acompañar a quienes expresen un serio y auténtico compromiso con los ejes centrales de la paz en los territorios, en las regiones, en las localidades y con los componentes fundamentales de esa paz como son los Derechos Humanos y los Derechos de todas las Víctimas.

Es en los territorios donde hay que construir los cimientos de la paz, es allí donde se darán los encuentros y desencuentros hasta aprender a convivir, en armonía y en tolerancia, y donde habrán de ejercitarse sentimientos como el perdón y la reconciliación, indispensables para la vida en democracia.

Es necesario el esfuerzo de todos porque un estado democrático fuerte demanda una sociedad civil igualmente fuerte, pero los gobiernos departamentales y municipales tendrán una gran responsabilidad, pues deberán asumir un papel protagónico en el proceso de acercamiento entre las múltiples expresiones ciudadanas, para lograr que lo pactado en La Habana sea la ruta hacia la reconstrucción del país.

Que el 2015 sea el año del reencuentro, de la superación de odios y rencores y del renacer de la nueva Colombia que todos merecemos y queremos.