En el transcurso de la historia de la humanidad el ser humano se ha enfrentado a una serie de discriminaciones, todas ellas detestables, deleznables y reprochables, ya sea de tipo racial, por orientación sexual e identidad de género, laborales, por diferencia de clases, pobreza, prostitución, religión, ideología política, discapacidad, nacionalidad, edad, etnias, estado de salud, […]
En el transcurso de la historia de la humanidad el ser humano se ha enfrentado a una serie de discriminaciones, todas ellas detestables, deleznables y reprochables, ya sea de tipo racial, por orientación sexual e identidad de género, laborales, por diferencia de clases, pobreza, prostitución, religión, ideología política, discapacidad, nacionalidad, edad, etnias, estado de salud, entre otras. Pero lo que no se registra con mucha claridad es lo que en algunos países y regiones de Colombia se está dando actualmente… la discriminación hacia médicos y enfermeras.
Hemos visto con tristeza y pesar que en México le quemaron la casa a dos enfermeras. En Colombia se han registrado muchos casos de agresiones, amenazas y expulsiones de los condominios donde residen algunos profesionales de la salud por el solo hecho de dedicar los mejores momentos de su vida a cuidar a los enfermos de manera integral, algunos de ellos infectados con coronavirus ahora que está de moda.
Pero históricamente es un gremio que se ha enfrentado a la viruela, la tuberculosis, lepra, sida, sífilis y todo tipo de virus y bacterias cuyo poder de transmisión y contagio ha puesto en peligro la vida de muchos profesionales y a otros se las ha quitado.
Gracias a Dios es un sector minoritario y retrogrado de la sociedad que en vez de aplicar estrictamente los protocolos de bioseguridad y convivencia, para evitar el contagio, prefieren echarle la culpa a alguien, quizás debido a la paranoia colectiva que estamos viviendo y es en cierta forma comprensible pero no admisible ni tolerable.
La discriminación venga de donde venga y hacia cualquier persona que sea dirigida, debe ser castigada de manera ejemplar ya que esta atenta de manera directa la esencia misma del ser humano en su conjunto y vulnera de forma cruel los derechos a ser quien es. Es nociva para la salud mental y perpetúa la desigualdad, fomenta los odios, rencores y exacerba la violencia que tanto daño nos ha causado. Todas las personas tenemos derecho a ser tratados con respeto. Amnistía Internacional ha venido trabajando en todo el mundo bajo el principio de no discriminación pretendiendo lograr que todas las personas sean tratadas en condiciones de igualdad y respeto pero hasta el momento aún persisten los ecos de un pasado vergonzoso y humillante.
A todos estos amigos y familiares del sector salud, a quienes algunos llaman héroes, pero sin capa, sin espadas y sin poderes mentales, muchos de ellos mal remunerados, sin formalización laboral, con extenuantes jornadas de trabajo, sin seguridad social, endeudados como cualquier mortal y en algunos casos sin las adecuadas medidas de bioseguridad, ahora debemos agregarle estos patéticos actos de discriminación y menosprecio social por lo que debemos darle todo nuestro apoyo incondicional para que aún en medio de la adversidad sigan adelante aportando esa alta cuota de sacrificio en esa loable, abnegada y humanista labor en procura de lograr el bienestar y la pronta recuperación de nuestros pacientes. Y pedirle a Dios por todos aquellos discriminadores para que encuentren la paz y la tranquilidad de su ser y entiendan que el enemigo a vencer vino de la China dispuesto a acabarnos a todos sino actuamos con sensatez, con respecto y honestidad en nuestras acciones.
En el transcurso de la historia de la humanidad el ser humano se ha enfrentado a una serie de discriminaciones, todas ellas detestables, deleznables y reprochables, ya sea de tipo racial, por orientación sexual e identidad de género, laborales, por diferencia de clases, pobreza, prostitución, religión, ideología política, discapacidad, nacionalidad, edad, etnias, estado de salud, […]
En el transcurso de la historia de la humanidad el ser humano se ha enfrentado a una serie de discriminaciones, todas ellas detestables, deleznables y reprochables, ya sea de tipo racial, por orientación sexual e identidad de género, laborales, por diferencia de clases, pobreza, prostitución, religión, ideología política, discapacidad, nacionalidad, edad, etnias, estado de salud, entre otras. Pero lo que no se registra con mucha claridad es lo que en algunos países y regiones de Colombia se está dando actualmente… la discriminación hacia médicos y enfermeras.
Hemos visto con tristeza y pesar que en México le quemaron la casa a dos enfermeras. En Colombia se han registrado muchos casos de agresiones, amenazas y expulsiones de los condominios donde residen algunos profesionales de la salud por el solo hecho de dedicar los mejores momentos de su vida a cuidar a los enfermos de manera integral, algunos de ellos infectados con coronavirus ahora que está de moda.
Pero históricamente es un gremio que se ha enfrentado a la viruela, la tuberculosis, lepra, sida, sífilis y todo tipo de virus y bacterias cuyo poder de transmisión y contagio ha puesto en peligro la vida de muchos profesionales y a otros se las ha quitado.
Gracias a Dios es un sector minoritario y retrogrado de la sociedad que en vez de aplicar estrictamente los protocolos de bioseguridad y convivencia, para evitar el contagio, prefieren echarle la culpa a alguien, quizás debido a la paranoia colectiva que estamos viviendo y es en cierta forma comprensible pero no admisible ni tolerable.
La discriminación venga de donde venga y hacia cualquier persona que sea dirigida, debe ser castigada de manera ejemplar ya que esta atenta de manera directa la esencia misma del ser humano en su conjunto y vulnera de forma cruel los derechos a ser quien es. Es nociva para la salud mental y perpetúa la desigualdad, fomenta los odios, rencores y exacerba la violencia que tanto daño nos ha causado. Todas las personas tenemos derecho a ser tratados con respeto. Amnistía Internacional ha venido trabajando en todo el mundo bajo el principio de no discriminación pretendiendo lograr que todas las personas sean tratadas en condiciones de igualdad y respeto pero hasta el momento aún persisten los ecos de un pasado vergonzoso y humillante.
A todos estos amigos y familiares del sector salud, a quienes algunos llaman héroes, pero sin capa, sin espadas y sin poderes mentales, muchos de ellos mal remunerados, sin formalización laboral, con extenuantes jornadas de trabajo, sin seguridad social, endeudados como cualquier mortal y en algunos casos sin las adecuadas medidas de bioseguridad, ahora debemos agregarle estos patéticos actos de discriminación y menosprecio social por lo que debemos darle todo nuestro apoyo incondicional para que aún en medio de la adversidad sigan adelante aportando esa alta cuota de sacrificio en esa loable, abnegada y humanista labor en procura de lograr el bienestar y la pronta recuperación de nuestros pacientes. Y pedirle a Dios por todos aquellos discriminadores para que encuentren la paz y la tranquilidad de su ser y entiendan que el enemigo a vencer vino de la China dispuesto a acabarnos a todos sino actuamos con sensatez, con respecto y honestidad en nuestras acciones.