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Columnista - 17 noviembre, 2016

Los pilos: fortalezas y debilidades

El Ministerio de Educación Nacional en cabeza del presidente Santos y en la administración de la controvertida y extrovertida ministra Gina Parody, crearon y están desarrollando un programa de calidad educativa que procura que los estudiantes que finalizan la secundaria y de menos recursos económicos puedan acceder a estudios superiores y en universidades acreditadas. Todo […]

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El Ministerio de Educación Nacional en cabeza del presidente Santos y en la administración de la controvertida y extrovertida ministra Gina Parody, crearon y están desarrollando un programa de calidad educativa que procura que los estudiantes que finalizan la secundaria y de menos recursos económicos puedan acceder a estudios superiores y en universidades acreditadas. Todo bajo dos parámetros: uno es un puntaje mínimo que fija el Gobierno un día antes que salgan los resultados de las pruebas Saber 11 y el otro parámetro, es que el estudiante se encuentre inscrito en el Sisbén hasta el nivel o estrato 3.

En la primera fase del programa ‘Ser Pilo Paga’ que fue en el año 2014, el puntaje mínimo fue de 310 puntos según la pruebas Saber 11. Desde luego, se les dio más oportunidad a los estudiantes de los colegios oficiales.

Empezando que el puntaje no era demasiado exigente y la participación de los estudiantes de colegios privados no alcanzó el 10 %, también porque no se conocían las reglas de juego. Para el 2015, el puntaje mínimo el gobierno lo fijó en 318 puntos, y ya la participación de los estudiantes procedentes de colegios privados alcanza el 28 %, es decir casi triplica a la población beneficiaria de la primera fase.

Ahora en el 2016, que es la tercera fase del programa ‘Ser Pilo Paga’, el gobierno establece que el puntaje mínimo para acceder al programa es de 342 puntos según las pruebas Saber 11 y los mismos criterios del Sisbén.

De manera súbita le sube 24 puntos al puntaje mínimo del año anterior. Es un puntaje acertado y si se quiere hablar de “mejor calidad educativa”, pero la participación de los estudiantes procedentes de colegios privados ya redondea el 40 %. Por ejemplo en Valledupar de los 150 potenciales Pilos, el 67 % son estudiantes de colegios privados y el 33 % de las instituciones oficiales. Revisando la poca información que el Ministerio de Educación Nacional ha publicado, se ha encontrado que la tendencia es la misma en las ciudades capitales. Desde luego, que los gobernadores, alcaldes y los secretarios de educación hablan de la totalidad de los “Pilos” que tienen en sus ciudades, pero el deber ser, es que desglosen o separen el número de estudiantes beneficiarios entre los que son del sector privado y oficial, para analizar de verdad si la gestión de los mandatarios visibilizan realmente el mejoramiento de la calidad educativa pública frente a los resultados de la pruebas Saber 11 y las costosas contrataciones para tal sentido. Y no solamente el análisis del número de pilos, también los resultados de todos los establecimientos educativos en forma general, que al final da el comportamiento académico de la entidad territorial.

La tendencia inicial del programa ‘Ser Pilo Paga’ era que podía haber una migración de población escolar del sector privado hacia el sector oficial, buscando obtener el incentivo académico. Pero hoy, la tendencia está a lo contrario, porque los colegios privados de estrato medio son buenos, laboran en jornada única y muchos son bilingües, que comparando con muchos colegios oficiales de doble jornada las diferencias en los resultados de las pruebas es notoria. El gobierno nacional debe eliminar el requisito del Sisbén y otorgar el incentivo académico por un puntaje igualitario por ejemplo 350 puntos mínimo. Partiendo de la base que lo que se debe premiar son las capacidades académicas del estudiante y el hecho de tener un mayor puntaje en el Sisbén le impida acceder al incentivo, generando una discriminación o exclusión. De la misma manera como se accede a la Universidad Nacional, estrictamente por puntajes; independientemente de que sea rico o pobre.

De todas maneras, el sector educativo oficial y desde cada establecimiento educativo debe autoexigirse, autoevaluarse y proponerse a mejorar los indicadores de las pruebas Saber. No es cierto que por ser colegios públicos, los estudiantes no puedan obtener buenos resultados y salir bien preparados. Hay que acabar con el conformismo de que se está por ligeramente por encima de la media nacional, que para este año es de 257 puntos y aunque hubo mejora, de por si es baja. Lo que se debe buscar es estar por lo menos un mínimo de 30 puntos por encima de la media nacional.

Columnista
17 noviembre, 2016

Los pilos: fortalezas y debilidades

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Gonzalo E. Quiroz Martínez

El Ministerio de Educación Nacional en cabeza del presidente Santos y en la administración de la controvertida y extrovertida ministra Gina Parody, crearon y están desarrollando un programa de calidad educativa que procura que los estudiantes que finalizan la secundaria y de menos recursos económicos puedan acceder a estudios superiores y en universidades acreditadas. Todo […]


El Ministerio de Educación Nacional en cabeza del presidente Santos y en la administración de la controvertida y extrovertida ministra Gina Parody, crearon y están desarrollando un programa de calidad educativa que procura que los estudiantes que finalizan la secundaria y de menos recursos económicos puedan acceder a estudios superiores y en universidades acreditadas. Todo bajo dos parámetros: uno es un puntaje mínimo que fija el Gobierno un día antes que salgan los resultados de las pruebas Saber 11 y el otro parámetro, es que el estudiante se encuentre inscrito en el Sisbén hasta el nivel o estrato 3.

En la primera fase del programa ‘Ser Pilo Paga’ que fue en el año 2014, el puntaje mínimo fue de 310 puntos según la pruebas Saber 11. Desde luego, se les dio más oportunidad a los estudiantes de los colegios oficiales.

Empezando que el puntaje no era demasiado exigente y la participación de los estudiantes de colegios privados no alcanzó el 10 %, también porque no se conocían las reglas de juego. Para el 2015, el puntaje mínimo el gobierno lo fijó en 318 puntos, y ya la participación de los estudiantes procedentes de colegios privados alcanza el 28 %, es decir casi triplica a la población beneficiaria de la primera fase.

Ahora en el 2016, que es la tercera fase del programa ‘Ser Pilo Paga’, el gobierno establece que el puntaje mínimo para acceder al programa es de 342 puntos según las pruebas Saber 11 y los mismos criterios del Sisbén.

De manera súbita le sube 24 puntos al puntaje mínimo del año anterior. Es un puntaje acertado y si se quiere hablar de “mejor calidad educativa”, pero la participación de los estudiantes procedentes de colegios privados ya redondea el 40 %. Por ejemplo en Valledupar de los 150 potenciales Pilos, el 67 % son estudiantes de colegios privados y el 33 % de las instituciones oficiales. Revisando la poca información que el Ministerio de Educación Nacional ha publicado, se ha encontrado que la tendencia es la misma en las ciudades capitales. Desde luego, que los gobernadores, alcaldes y los secretarios de educación hablan de la totalidad de los “Pilos” que tienen en sus ciudades, pero el deber ser, es que desglosen o separen el número de estudiantes beneficiarios entre los que son del sector privado y oficial, para analizar de verdad si la gestión de los mandatarios visibilizan realmente el mejoramiento de la calidad educativa pública frente a los resultados de la pruebas Saber 11 y las costosas contrataciones para tal sentido. Y no solamente el análisis del número de pilos, también los resultados de todos los establecimientos educativos en forma general, que al final da el comportamiento académico de la entidad territorial.

La tendencia inicial del programa ‘Ser Pilo Paga’ era que podía haber una migración de población escolar del sector privado hacia el sector oficial, buscando obtener el incentivo académico. Pero hoy, la tendencia está a lo contrario, porque los colegios privados de estrato medio son buenos, laboran en jornada única y muchos son bilingües, que comparando con muchos colegios oficiales de doble jornada las diferencias en los resultados de las pruebas es notoria. El gobierno nacional debe eliminar el requisito del Sisbén y otorgar el incentivo académico por un puntaje igualitario por ejemplo 350 puntos mínimo. Partiendo de la base que lo que se debe premiar son las capacidades académicas del estudiante y el hecho de tener un mayor puntaje en el Sisbén le impida acceder al incentivo, generando una discriminación o exclusión. De la misma manera como se accede a la Universidad Nacional, estrictamente por puntajes; independientemente de que sea rico o pobre.

De todas maneras, el sector educativo oficial y desde cada establecimiento educativo debe autoexigirse, autoevaluarse y proponerse a mejorar los indicadores de las pruebas Saber. No es cierto que por ser colegios públicos, los estudiantes no puedan obtener buenos resultados y salir bien preparados. Hay que acabar con el conformismo de que se está por ligeramente por encima de la media nacional, que para este año es de 257 puntos y aunque hubo mejora, de por si es baja. Lo que se debe buscar es estar por lo menos un mínimo de 30 puntos por encima de la media nacional.