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Análisis - 22 marzo, 2023

Los peligros superiores por falta de previsión ambiental

Multitudes de compatriotas venimos clamando por el cumplimiento de las leyes ambientales, en pro de la naturaleza y por respeto a la misma.

Se requieren medidas preventivas en la margen derecha del río Guatapurí.
Se requieren medidas preventivas en la margen derecha del río Guatapurí.
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Lo primero que debo expresar en esta nueva oportunidad de vida, es dar gracias a Dios que ilumino a los profesionales de la salud para dirigir los procedimientos que apuntaron a mi recuperación, así como agradecer a todos los amigos que oraron por mi salud, aunque aún persiste en mi secuelas, me he animado nuevamente a seguir enviando mensajes ecológicos que es lo que principalmente necesitamos los habitantes del planeta tierra, que es lo que especialmente conozco y que he aprendido desde hace más de 40 años.

LOS PROBLEMAS AMBIENTALES

Después del exordio y sin más preámbulo nos referiremos a lo que nos asedia profusamente desde hace más de 20 años, tal es el tema de los problemas ambientales. Con preocupación se observa como en diferentes regiones de Colombia, sobre todo, en las épocas lluviosas, se registran situaciones lamentables originadas por el deterioro de la naturaleza.

Para empezar, se puede afirmar que es evidente que esta condición ha sido devastadora en muchas partes del país, pero, desde hace años, casi lustros, no solo por parte de nosotros, sino que multitudes de compatriotas venimos exponiendo serias inquietudes acerca de los padecimientos que debemos afrontar debido a la falta de prevención, y al no cumplimiento de la normatividad prevista en las leyes ambientales en pro de la naturaleza por respeto a la misma. 

DEFORESTACIÓN INDISCRIMINADA  

Varias veces, por ejemplo, hemos insistido en la grave situación de algunas zonas del país, especialmente donde se ha venido realizando, con el visto bueno de las autoridades, una intensa campaña de deforestación, de aniquilamiento de la capa vegetal para provecho de quienes explotan el negocio de canteras y ciertos cultivos en zonas inclinadas.

Estas actividades han ido formando simultáneamente tugurios en los alrededores de los centros de trabajo, porque, además, son infrahumanas las condiciones de vida de los pobres obreros sometidos al imperio de quienes disfrutan de dudosas licencias expedidas por las autoridades, especialmente por las alcaldías. 

En invierno las piedras y el lodo copan vastas extensiones de terrenos bajos de barrios populares, y, sin embargo, desde entonces hasta ahora nada se ha hecho para resolver dificultades ostensibles y así evitar nuevas tragedias de mayores proporciones.

FALTAN CONTROLES

Como ya se ha vuelto costumbre, los controles se quedan en el tintero y las consabidas manifestaciones de los burócratas de turno en el sentido de que las autoridades tomarán drásticas medidas en contra de los violadores o personas que destruyen los recursos naturales, nunca resuelven las dramáticas perdidas, inclusive de bastantes vidas de inocentes ciudadanos desprotegidos del Estado. 

Cada vez observamos peligros superiores y desenlaces peores que los presentados en años anteriores, es decir, los observamos con características muy desastrosas. 

Tenemos la convicción de que mientras más se habla sobre esta referencia la recuperación es ninguna, trayendo como consecuencia mucha agua contaminada que ocasionan epidemias. 

A lo anterior agregamos que carecemos de las condiciones mínimas para efectuar operaciones de salvamento a pesar de la buena voluntad de la Cruz Roja, sus posibilidades de ayuda son relativas; los bomberos cuentan con equipos rudimentarios, la policía no está preparada para eventos de avalanchas y riadas, y peor aún, la ciudadanía es virgen en estas materias. 

Además, digamos que en Colombia no hemos adoptado las medidas conducentes para corregir estos errores. 

LAS CAUSAS DE LAS TRAGEDIAS

Como existen abundantes ejemplos lo único que nos toca hacer es volver a reiterar angustiados que, aquí  en gran parte, las tragedias suceden por falta de previsión. Ojo con la situación de la margen derecha del río Guatapurí del que tanto se habla todos los días. 

Nosotros tenemos claro que en Colombia las unidades de gestión del riesgo fueron creadas para mantenernos informados sobre los riesgos de desastre, y claro, esto con el propósito de generar estrategias de reducción y respuesta a las emergencias en el territorio nacional, es decir, se buscaba con él la protección de carácter permanente ante los desastres con el fin de evitar que se causen daños. 

“Ya estamos advertidos que la naturaleza sin hacer mucho ruido pasa cuenta de cobro”.

Sin embargo, a diario vemos destrucción y víctimas, fíjense ustedes, que estas unidades creadas para prevención casi que no operan y como hemos dicho antes, cada día son mayores los desastres en el ámbito nacional; a esta entidad se le ha dado el nombre de Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (SNPAD) a través de la Ley 1523 del 2012. 

En resumen, todo se presenta por no cumplir los lineamientos que se establecen para que nuestras actuaciones humanas no vayan más allá de las leyes naturales. 

Ya estamos advertidos que la naturaleza sin hacer mucho ruido pasa cuenta de cobro o factura tal como dice Shakira en su canto cuando le son violadas sus condiciones y claro, ella no llora. Atendiendo estas reflexiones, con seguridad viviremos sabroso.

POR: HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ/ESPECIAL PARA EL PILÓN

Hernán Maestre Martínez.

Análisis
22 marzo, 2023

Los peligros superiores por falta de previsión ambiental

Multitudes de compatriotas venimos clamando por el cumplimiento de las leyes ambientales, en pro de la naturaleza y por respeto a la misma.


Se requieren medidas preventivas en la margen derecha del río Guatapurí.
Se requieren medidas preventivas en la margen derecha del río Guatapurí.
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Lo primero que debo expresar en esta nueva oportunidad de vida, es dar gracias a Dios que ilumino a los profesionales de la salud para dirigir los procedimientos que apuntaron a mi recuperación, así como agradecer a todos los amigos que oraron por mi salud, aunque aún persiste en mi secuelas, me he animado nuevamente a seguir enviando mensajes ecológicos que es lo que principalmente necesitamos los habitantes del planeta tierra, que es lo que especialmente conozco y que he aprendido desde hace más de 40 años.

LOS PROBLEMAS AMBIENTALES

Después del exordio y sin más preámbulo nos referiremos a lo que nos asedia profusamente desde hace más de 20 años, tal es el tema de los problemas ambientales. Con preocupación se observa como en diferentes regiones de Colombia, sobre todo, en las épocas lluviosas, se registran situaciones lamentables originadas por el deterioro de la naturaleza.

Para empezar, se puede afirmar que es evidente que esta condición ha sido devastadora en muchas partes del país, pero, desde hace años, casi lustros, no solo por parte de nosotros, sino que multitudes de compatriotas venimos exponiendo serias inquietudes acerca de los padecimientos que debemos afrontar debido a la falta de prevención, y al no cumplimiento de la normatividad prevista en las leyes ambientales en pro de la naturaleza por respeto a la misma. 

DEFORESTACIÓN INDISCRIMINADA  

Varias veces, por ejemplo, hemos insistido en la grave situación de algunas zonas del país, especialmente donde se ha venido realizando, con el visto bueno de las autoridades, una intensa campaña de deforestación, de aniquilamiento de la capa vegetal para provecho de quienes explotan el negocio de canteras y ciertos cultivos en zonas inclinadas.

Estas actividades han ido formando simultáneamente tugurios en los alrededores de los centros de trabajo, porque, además, son infrahumanas las condiciones de vida de los pobres obreros sometidos al imperio de quienes disfrutan de dudosas licencias expedidas por las autoridades, especialmente por las alcaldías. 

En invierno las piedras y el lodo copan vastas extensiones de terrenos bajos de barrios populares, y, sin embargo, desde entonces hasta ahora nada se ha hecho para resolver dificultades ostensibles y así evitar nuevas tragedias de mayores proporciones.

FALTAN CONTROLES

Como ya se ha vuelto costumbre, los controles se quedan en el tintero y las consabidas manifestaciones de los burócratas de turno en el sentido de que las autoridades tomarán drásticas medidas en contra de los violadores o personas que destruyen los recursos naturales, nunca resuelven las dramáticas perdidas, inclusive de bastantes vidas de inocentes ciudadanos desprotegidos del Estado. 

Cada vez observamos peligros superiores y desenlaces peores que los presentados en años anteriores, es decir, los observamos con características muy desastrosas. 

Tenemos la convicción de que mientras más se habla sobre esta referencia la recuperación es ninguna, trayendo como consecuencia mucha agua contaminada que ocasionan epidemias. 

A lo anterior agregamos que carecemos de las condiciones mínimas para efectuar operaciones de salvamento a pesar de la buena voluntad de la Cruz Roja, sus posibilidades de ayuda son relativas; los bomberos cuentan con equipos rudimentarios, la policía no está preparada para eventos de avalanchas y riadas, y peor aún, la ciudadanía es virgen en estas materias. 

Además, digamos que en Colombia no hemos adoptado las medidas conducentes para corregir estos errores. 

LAS CAUSAS DE LAS TRAGEDIAS

Como existen abundantes ejemplos lo único que nos toca hacer es volver a reiterar angustiados que, aquí  en gran parte, las tragedias suceden por falta de previsión. Ojo con la situación de la margen derecha del río Guatapurí del que tanto se habla todos los días. 

Nosotros tenemos claro que en Colombia las unidades de gestión del riesgo fueron creadas para mantenernos informados sobre los riesgos de desastre, y claro, esto con el propósito de generar estrategias de reducción y respuesta a las emergencias en el territorio nacional, es decir, se buscaba con él la protección de carácter permanente ante los desastres con el fin de evitar que se causen daños. 

“Ya estamos advertidos que la naturaleza sin hacer mucho ruido pasa cuenta de cobro”.

Sin embargo, a diario vemos destrucción y víctimas, fíjense ustedes, que estas unidades creadas para prevención casi que no operan y como hemos dicho antes, cada día son mayores los desastres en el ámbito nacional; a esta entidad se le ha dado el nombre de Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (SNPAD) a través de la Ley 1523 del 2012. 

En resumen, todo se presenta por no cumplir los lineamientos que se establecen para que nuestras actuaciones humanas no vayan más allá de las leyes naturales. 

Ya estamos advertidos que la naturaleza sin hacer mucho ruido pasa cuenta de cobro o factura tal como dice Shakira en su canto cuando le son violadas sus condiciones y claro, ella no llora. Atendiendo estas reflexiones, con seguridad viviremos sabroso.

POR: HERNÁN MAESTRE MARTÍNEZ/ESPECIAL PARA EL PILÓN

Hernán Maestre Martínez.