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Columnista - 11 marzo, 2014

Los nuevos viejos políticos

Las elecciones al Congreso de Colombia este pasado 09 de Marzo dejaron la clara huella de un electorado que poco cree en su clase política; de allí el índice tan alto de abstención por indiferencia o apatía al proceso. Aun así se marcaron unas tendencias claras que hoy hacen variar un poco el mapa político […]

Las elecciones al Congreso de Colombia este pasado 09 de Marzo dejaron la clara huella de un electorado que poco cree en su clase política; de allí el índice tan alto de abstención por indiferencia o apatía al proceso.

Aun así se marcaron unas tendencias claras que hoy hacen variar un poco el mapa político de Colombia, y digo un poco, pues si bien el Centro democrático de Uribe, surge como nuevo partido, más de un 70% de los senadores elegidos en éste y los demás partidos repiten curules, otros suben de Cámara a Senado y una mínima cantidad aparece por primera vez.

En el Cesar se mantuvo la tendencia Nacional, con una abstención alta y pocas variaciones en la representación de la región. El Senador electo, José Alfredo Gnecco, como se esperaba, marcó una diferencia descomunal frente a sus adversarios.

Alfredo Cuello Baute recupera su espacio perdido en las pasadas elecciones al Senado y muestra con ello una profunda recuperación del partido conservador en el Cesar.

Repite también Fernando de la Peña con la votación más alta a la Cámara de representantes pese a que su papel como representante ha sido bastante opaco; aun así demuestra que su fuerza electoral sigue teniendo peso a la hora de decidir.

El triunfo de Cristian Moreno Villamizar estuvo garantizado por el respaldo político que se anunció desde un comienzo por parte de la casa Gnecco que lo fortaleció económica y políticamente, sumado al trabajo disciplinado que el grupo de su hermano, el exgobernador del Cesar, Cristian Moreno Paneso tiene capitalizado hace muchos años y que hoy le deja en herencia.

Pese a los triunfos cantados, hay dos grandes hechos a resaltar en la política del Cesar; el primero tiene que ver con el partido liberal, el gran derrotado en este departamento, como consecuencia de la falta de una disciplina de partido, como también de la falta de renovación de sus cuadros que hoy siguen mostrando que no tienen ninguna posibilidad de representar a los cesarenses, pues las ambiciones de poder y los apetitos desmedidos, lo llevaron a desarmarse poco a poco, hasta el punto de dejar solo al candidato Andrés Arturo Fernández, quien pese al despliegue publicitario y al esfuerzo económico,fue abandonado por sus coequiperos, unos por rencillas políticas, otros por simple protesta y otros porque se dejaron seducir por propuestas económicas de otros partidos.

El segundo hecho es el triunfo de Eloy Chichí Quintero, candidato por Cambio Radical, quién pese a sufrir las consecuencias de la indisciplina de partido que llevó a que Augusto Ramírez “Tuto” Uhía y Franco Ovalle, por conveniencia política lo dejaran solo y respaldaran la candidatura de Ape Cuello en lugar de la de él, su trabajo coherente, su buena imagen y conducta lo llevaron a capitalizar votos que hoy lo muestran como ganador después de muchos intentos infructuosos.

Sólo Chichí Quintero es quien toma distancia de las familias tradicionales ligadas al poder en el Cesar; los otros 4 triunfadores son herederos del poder que hoy repiten frente a un electorado que cada día se minimiza, pero que los sigue manteniendo vigentes.

Columnista
11 marzo, 2014

Los nuevos viejos políticos

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Oscar Ariza Daza

Las elecciones al Congreso de Colombia este pasado 09 de Marzo dejaron la clara huella de un electorado que poco cree en su clase política; de allí el índice tan alto de abstención por indiferencia o apatía al proceso. Aun así se marcaron unas tendencias claras que hoy hacen variar un poco el mapa político […]


Las elecciones al Congreso de Colombia este pasado 09 de Marzo dejaron la clara huella de un electorado que poco cree en su clase política; de allí el índice tan alto de abstención por indiferencia o apatía al proceso.

Aun así se marcaron unas tendencias claras que hoy hacen variar un poco el mapa político de Colombia, y digo un poco, pues si bien el Centro democrático de Uribe, surge como nuevo partido, más de un 70% de los senadores elegidos en éste y los demás partidos repiten curules, otros suben de Cámara a Senado y una mínima cantidad aparece por primera vez.

En el Cesar se mantuvo la tendencia Nacional, con una abstención alta y pocas variaciones en la representación de la región. El Senador electo, José Alfredo Gnecco, como se esperaba, marcó una diferencia descomunal frente a sus adversarios.

Alfredo Cuello Baute recupera su espacio perdido en las pasadas elecciones al Senado y muestra con ello una profunda recuperación del partido conservador en el Cesar.

Repite también Fernando de la Peña con la votación más alta a la Cámara de representantes pese a que su papel como representante ha sido bastante opaco; aun así demuestra que su fuerza electoral sigue teniendo peso a la hora de decidir.

El triunfo de Cristian Moreno Villamizar estuvo garantizado por el respaldo político que se anunció desde un comienzo por parte de la casa Gnecco que lo fortaleció económica y políticamente, sumado al trabajo disciplinado que el grupo de su hermano, el exgobernador del Cesar, Cristian Moreno Paneso tiene capitalizado hace muchos años y que hoy le deja en herencia.

Pese a los triunfos cantados, hay dos grandes hechos a resaltar en la política del Cesar; el primero tiene que ver con el partido liberal, el gran derrotado en este departamento, como consecuencia de la falta de una disciplina de partido, como también de la falta de renovación de sus cuadros que hoy siguen mostrando que no tienen ninguna posibilidad de representar a los cesarenses, pues las ambiciones de poder y los apetitos desmedidos, lo llevaron a desarmarse poco a poco, hasta el punto de dejar solo al candidato Andrés Arturo Fernández, quien pese al despliegue publicitario y al esfuerzo económico,fue abandonado por sus coequiperos, unos por rencillas políticas, otros por simple protesta y otros porque se dejaron seducir por propuestas económicas de otros partidos.

El segundo hecho es el triunfo de Eloy Chichí Quintero, candidato por Cambio Radical, quién pese a sufrir las consecuencias de la indisciplina de partido que llevó a que Augusto Ramírez “Tuto” Uhía y Franco Ovalle, por conveniencia política lo dejaran solo y respaldaran la candidatura de Ape Cuello en lugar de la de él, su trabajo coherente, su buena imagen y conducta lo llevaron a capitalizar votos que hoy lo muestran como ganador después de muchos intentos infructuosos.

Sólo Chichí Quintero es quien toma distancia de las familias tradicionales ligadas al poder en el Cesar; los otros 4 triunfadores son herederos del poder que hoy repiten frente a un electorado que cada día se minimiza, pero que los sigue manteniendo vigentes.