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Columnista - 22 julio, 2020

Los nuevos ricos de la pandemia

La no despreciable cifra de $117 billones se ha gastado el gobierno Duque en la pandemia, flujo de caja que proviene de empréstitos internacionales aprobados y desembolsados por el Banco Interamericano de Desarrollo BID y, el Fondo Monetario Internacional FMI, créditos que más temprano que tarde se traducirán en impuestos, carga impositiva que afectará más […]

Boton Wpp

La no despreciable cifra de $117 billones se ha gastado el gobierno Duque en la pandemia, flujo de caja que proviene de empréstitos internacionales aprobados y desembolsados por el Banco Interamericano de Desarrollo BID y, el Fondo Monetario Internacional FMI, créditos que más temprano que tarde se traducirán en impuestos, carga impositiva que afectará más a los menos pudientes.

Esta gigantesca suma de dinero de ser administrada con transparencia podría solventar el impacto socio económico que golpea al país, pero como siempre, aparece la corrupción con tentáculos para concentrar el poder, enriquecer a unos pocos y empobrecer a muchos, cuyo diario vivir es recoger sobras de alimentos para construir platos de sustento.

Huelga aquí el predicamento de Quino: “No faltan recursos, sobran ladrones”, que son la peor desgracia de una nación porque engendran la procesión de los infelices, que parte de la miseria y llega a la muerte. “Qué vida la del pobre, sino trabaja se muere, y si trabaja lo matan”. Los que viven del rebusque si se quedan en casa los mata el hambre, y si salen a vender las frutas y verduras el covid-19.

En medio de la incertidumbre se levantan voces hastiadas con los Consejos de Ministros, “Prevención y Acción Desde la Casa de Nariño, la Casa de Todos”, para hacer pedagogía con los expertos sobre un tema del cual poco se conoce y que a la sazón ya es un desgaste en tiempo, un derroche en términos económicos y una manipulación con cálculo político.

Al paso del despliegue publicitario con eco en facebook y twitter, Colombia que ni siquiera registra en las encuestas, aparece ranqueada en el primer puesto del continente americano y segundo en el mundo como el lugar del planeta más organizado en prevención contra el covid-19, desinformación a la que le salió al paso la OMS para referenciar a Corea del Sur, Alemania y Japón, en su orden, de los más aplicados en el manejo del nuevo coronavirus.

Mientras surge la esperanza de obtener una vacuna vale la pena copiar el modelo de Guayaquíl (Ecuador), hoy con cero muertes luego de un penoso registro de 500 diarias que atestaban calles, parques, morgues y condominios.

Un ejército de 500 médicos y 200 mujeres cabezas de hogar inspeccionan diariamente 5.000 hogares en búsqueda de enfermos, sin esperar que los pacientes contagiados lleguen a los hospitales a colapsar las UCI y reorientando el presupuesto de obras públicas a la salud.

Para qué engañarse, el modelo de Estado privilegia a los banqueros y a los grandes empresarios, de ahí las críticas que gravitan sobre el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, laureado en administrar desigualdades y desestímulos para las pymes y mipymes, pequeñas y medianas empresas y el sector informal, a pesar de generar el 80 % de los puestos de trabajo.

Columnista
22 julio, 2020

Los nuevos ricos de la pandemia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Miguel Aroca Yepez

La no despreciable cifra de $117 billones se ha gastado el gobierno Duque en la pandemia, flujo de caja que proviene de empréstitos internacionales aprobados y desembolsados por el Banco Interamericano de Desarrollo BID y, el Fondo Monetario Internacional FMI, créditos que más temprano que tarde se traducirán en impuestos, carga impositiva que afectará más […]


La no despreciable cifra de $117 billones se ha gastado el gobierno Duque en la pandemia, flujo de caja que proviene de empréstitos internacionales aprobados y desembolsados por el Banco Interamericano de Desarrollo BID y, el Fondo Monetario Internacional FMI, créditos que más temprano que tarde se traducirán en impuestos, carga impositiva que afectará más a los menos pudientes.

Esta gigantesca suma de dinero de ser administrada con transparencia podría solventar el impacto socio económico que golpea al país, pero como siempre, aparece la corrupción con tentáculos para concentrar el poder, enriquecer a unos pocos y empobrecer a muchos, cuyo diario vivir es recoger sobras de alimentos para construir platos de sustento.

Huelga aquí el predicamento de Quino: “No faltan recursos, sobran ladrones”, que son la peor desgracia de una nación porque engendran la procesión de los infelices, que parte de la miseria y llega a la muerte. “Qué vida la del pobre, sino trabaja se muere, y si trabaja lo matan”. Los que viven del rebusque si se quedan en casa los mata el hambre, y si salen a vender las frutas y verduras el covid-19.

En medio de la incertidumbre se levantan voces hastiadas con los Consejos de Ministros, “Prevención y Acción Desde la Casa de Nariño, la Casa de Todos”, para hacer pedagogía con los expertos sobre un tema del cual poco se conoce y que a la sazón ya es un desgaste en tiempo, un derroche en términos económicos y una manipulación con cálculo político.

Al paso del despliegue publicitario con eco en facebook y twitter, Colombia que ni siquiera registra en las encuestas, aparece ranqueada en el primer puesto del continente americano y segundo en el mundo como el lugar del planeta más organizado en prevención contra el covid-19, desinformación a la que le salió al paso la OMS para referenciar a Corea del Sur, Alemania y Japón, en su orden, de los más aplicados en el manejo del nuevo coronavirus.

Mientras surge la esperanza de obtener una vacuna vale la pena copiar el modelo de Guayaquíl (Ecuador), hoy con cero muertes luego de un penoso registro de 500 diarias que atestaban calles, parques, morgues y condominios.

Un ejército de 500 médicos y 200 mujeres cabezas de hogar inspeccionan diariamente 5.000 hogares en búsqueda de enfermos, sin esperar que los pacientes contagiados lleguen a los hospitales a colapsar las UCI y reorientando el presupuesto de obras públicas a la salud.

Para qué engañarse, el modelo de Estado privilegia a los banqueros y a los grandes empresarios, de ahí las críticas que gravitan sobre el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, laureado en administrar desigualdades y desestímulos para las pymes y mipymes, pequeñas y medianas empresas y el sector informal, a pesar de generar el 80 % de los puestos de trabajo.