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Editorial - 17 mayo, 2011

Los medios y el proceso de valorar la información

Son muchos los compromisos y las responsabilidades sociales que se le asignan a los medios de comunicación, que se dedican al periodismo, en  la sociedad moderna. Informar con objetividad, orientar, formar a la opinión y educar son algunos de ellos. La verdad, la objetividad, el pluralismo, la orientación y la independencia son, entre otros, los […]

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Son muchos los compromisos y las responsabilidades sociales que se le asignan a los medios de comunicación, que se dedican al periodismo, en  la sociedad moderna. Informar con objetividad, orientar, formar a la opinión y educar son algunos de ellos.
La verdad, la objetividad, el pluralismo, la orientación y la independencia son, entre otros, los principios que deben regir esa sagrada función de informar, orientar y opinar, respectivamente.
Y como resultado de ese ejercicio diario, con profesionalismo, con responsabilidad, con el ánimo de acertar, es que surge la credibilidad. En las múltiples encuestas que periódicamente se realizan sobre la credibilidad de las instituciones en Colombia, los medios de comunicación, en general, salen bien librados. La gente les cree; cuando alguien sintoniza un noticiero de radio o de televisión, o compra un periódico o una revista, es porque confía en que las personas que están al frente de esos medios de comunicación les dicen las cosas con sinceridad, les hablan con la verdad. Por supuesto, no es una verdad absoluta…
Y esa verdad es el principal compromiso de los medios de comunicación que hacen periodismo, y la búsqueda de la misma se ha convertido en paradigma del oficio. Tratar de contar las noticias de la manera más rigurosa y precisa: “The facts”, los hechos, como son, dicen algunas escuelas de periodismo de Estados Unidos.
Se busca lograr una descripción y narración de los hechos y opiniones que, luego de analizados y evaluados, se convierten en noticias, reportajes, crónicas, entrevistas y comentarios, etc, de una manera lo más objetiva posible, sin adjetivos, sin florituras, así como fueron y con la mayor responsabilidad.
En ese quehacer diario, en las salas de redacción, los periodistas y los medios de comunicación recibimos todo tipo de información, a través de ruedas de prensa, invitaciones, comunicados y boletines de todo tipo, algunos con información de interés, otros no tanto, pero igualmente son valorados por sus contenidos.
Mucha de esa información llega por efecto del ejercicio de las relaciones públicas, invitaciones, halagos, consejas, intrigas, etc, y algunas veces hasta con presiones, unas agresivas, otras no tanto y otras sutiles, pero presiones -al fin y al cabo-.

Y toda la información debe ser evaluada, y algunas veces a partir de una rueda de prensa, de un  comunicado o boletín de prensa, puede surgir una noticia, un informe o una entrevista.
La información que los medios de comunicación publicamos es el resultado de ese proceso de evaluación, de ponderación y selección,  luego del cual se trabaja, se procesa, aquello que consideramos es noticia, ya que tiene interés para el público lector, afecta al mayor número de personas, es novedosa y causa impactos sobre la comunidad, desde el punto de vista político, económico, social y cultural.
Pero una buena parte de esos comunicados, tanto procedentes de instituciones públicas como de instituciones privadas, luego de ese proceso de selección y evaluación terminan en la caneca de la basura; esto sucede ya que su información tiene poco o ningún interés para el público lector, radioescucha o televidente, en los casos de los noticieros de televisión.
En nuestro caso, el diario EL PILÓN, cuyo nombre hace referencia a ese instrumento que sirve para limpiar y procesar los granos, en este caso a ese proceso de limpiar, pulir y seleccionar las noticias y comentarios, publicamos aquello que tienen valor por sí mismo y no por las cotidianas presiones de los poderes políticos y locales, a través de sus oficinas de prensa.
Esa es nuestra política y gracias a la misma hoy tenemos la confianza del Cesar y la Guajira, como lo han ratificado distintos estudios y la acogida diaria de nuestros lectores, suscriptores y anunciantes.

Editorial
17 mayo, 2011

Los medios y el proceso de valorar la información

Son muchos los compromisos y las responsabilidades sociales que se le asignan a los medios de comunicación, que se dedican al periodismo, en  la sociedad moderna. Informar con objetividad, orientar, formar a la opinión y educar son algunos de ellos. La verdad, la objetividad, el pluralismo, la orientación y la independencia son, entre otros, los […]


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Son muchos los compromisos y las responsabilidades sociales que se le asignan a los medios de comunicación, que se dedican al periodismo, en  la sociedad moderna. Informar con objetividad, orientar, formar a la opinión y educar son algunos de ellos.
La verdad, la objetividad, el pluralismo, la orientación y la independencia son, entre otros, los principios que deben regir esa sagrada función de informar, orientar y opinar, respectivamente.
Y como resultado de ese ejercicio diario, con profesionalismo, con responsabilidad, con el ánimo de acertar, es que surge la credibilidad. En las múltiples encuestas que periódicamente se realizan sobre la credibilidad de las instituciones en Colombia, los medios de comunicación, en general, salen bien librados. La gente les cree; cuando alguien sintoniza un noticiero de radio o de televisión, o compra un periódico o una revista, es porque confía en que las personas que están al frente de esos medios de comunicación les dicen las cosas con sinceridad, les hablan con la verdad. Por supuesto, no es una verdad absoluta…
Y esa verdad es el principal compromiso de los medios de comunicación que hacen periodismo, y la búsqueda de la misma se ha convertido en paradigma del oficio. Tratar de contar las noticias de la manera más rigurosa y precisa: “The facts”, los hechos, como son, dicen algunas escuelas de periodismo de Estados Unidos.
Se busca lograr una descripción y narración de los hechos y opiniones que, luego de analizados y evaluados, se convierten en noticias, reportajes, crónicas, entrevistas y comentarios, etc, de una manera lo más objetiva posible, sin adjetivos, sin florituras, así como fueron y con la mayor responsabilidad.
En ese quehacer diario, en las salas de redacción, los periodistas y los medios de comunicación recibimos todo tipo de información, a través de ruedas de prensa, invitaciones, comunicados y boletines de todo tipo, algunos con información de interés, otros no tanto, pero igualmente son valorados por sus contenidos.
Mucha de esa información llega por efecto del ejercicio de las relaciones públicas, invitaciones, halagos, consejas, intrigas, etc, y algunas veces hasta con presiones, unas agresivas, otras no tanto y otras sutiles, pero presiones -al fin y al cabo-.

Y toda la información debe ser evaluada, y algunas veces a partir de una rueda de prensa, de un  comunicado o boletín de prensa, puede surgir una noticia, un informe o una entrevista.
La información que los medios de comunicación publicamos es el resultado de ese proceso de evaluación, de ponderación y selección,  luego del cual se trabaja, se procesa, aquello que consideramos es noticia, ya que tiene interés para el público lector, afecta al mayor número de personas, es novedosa y causa impactos sobre la comunidad, desde el punto de vista político, económico, social y cultural.
Pero una buena parte de esos comunicados, tanto procedentes de instituciones públicas como de instituciones privadas, luego de ese proceso de selección y evaluación terminan en la caneca de la basura; esto sucede ya que su información tiene poco o ningún interés para el público lector, radioescucha o televidente, en los casos de los noticieros de televisión.
En nuestro caso, el diario EL PILÓN, cuyo nombre hace referencia a ese instrumento que sirve para limpiar y procesar los granos, en este caso a ese proceso de limpiar, pulir y seleccionar las noticias y comentarios, publicamos aquello que tienen valor por sí mismo y no por las cotidianas presiones de los poderes políticos y locales, a través de sus oficinas de prensa.
Esa es nuestra política y gracias a la misma hoy tenemos la confianza del Cesar y la Guajira, como lo han ratificado distintos estudios y la acogida diaria de nuestros lectores, suscriptores y anunciantes.