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Columnista - 27 octubre, 2010

Los malos hábitos de nuestra cultura política

Por: Basilio Padilla Uno de los aspectos en que debemos trabajar es el cambio de rasgos culturales-políticos que en nuestra región, en la mayor parte de los casos, ni se llegan a mirar. Por ejemplo, el mes entrante hay elecciones para congreso en los E.U., y es increíble como se han investigado a los candidatos […]

Por: Basilio Padilla

Uno de los aspectos en que debemos trabajar es el cambio de rasgos culturales-políticos que en nuestra región, en la mayor parte de los casos, ni se llegan a mirar. Por ejemplo, el mes entrante hay elecciones para congreso en los E.U., y es increíble como se han investigado a los candidatos y por supuesto todo se ha echado al aire.
Una candidata al senado por el estado de Delaware ha sido criticada fuertemente porque en el año 1999 había experimentado y convivido con grupos de brujería. Las explicaciones que ha dado no han sido suficientes para calmar el clamor de las gentes y – por supuesto- es una segura perdedora ya que las encuestas la muestran más baja cada día.
Las hojas de vida de los candidatos deben ser escudriñadas y sus malos hábitos, presentes y pasados, siempre deben salir a relucir, incluyendo las malas compañías que mantienen. Mucho más importante aun son sus posibles violaciones de la ley que tengan referencias de substancia propia y testigos. Es más, cuestionamientos que tengan fuentes fidedignas también se deben investigar, así como también el origen del dinero que malgastan en las campañas.
Las grandes contribuciones económicas deben ser claramente reportadas, ya que la mayoría de los candidatos cuando los reporteros los cuestionan, dan respuestas tan irrisorias que todo el mundo sabe que no son ciertas, por ejemplo dicen tener 100 millones para la campaña y terminan gastando tres mil millones. Quizás esta serie de eventos es la razón por la cual la mayoría de nuestros gobernantes o terminan en las cárceles o no hacen nada. Los programas de gobierno que son un requisito para las inscripciones no son más que montajes hechos por alguno de los amigos y algunas veces copiados del internet que ofrecen programas y prebendas de toda clase, pero que al final no cumplen nada de ello, ya que en muchas ocasiones ni siquiera se ajusta a la realidad que vive la región. Estos documentos en efecto deben ser los barómetros de éxito o fracaso de los gobernantes. Más grave aun es cuando ofrecen unas cosas y luego hacen otras. Desviaciones importantes de las promesas electorales deben ser mínimas y luego explicadas ampliamente en casos de cambios eventuales que si pueden suceder en términos generales.
Tenemos que entender que una vez que nos lanzamos al ruedo debemos estar preparados para estos escrutinios que también son de carácter personal. Como personas públicas, le debemos esto a la gente, cuando ponemos nuestros nombres a la consideración ciudadana. Debemos ser claros también en materia de nuestra salud, relaciones maritales e hijos, sea que sea por donde estén. Las Calumnias o injurias no deben formar parte de estos eventos, ya que los contrincantes en su afán de jugar sucio pueden hacer uso de estos elementos.
Por mucho tiempo nuestros gobernantes han puesto sus servicios al uso de aquellos que contribuyeron fuertemente a sus compañas y los llenan de jugosos contratos, de los  cuales ellos también participan. En la reforma política que se discute a futuro, se deben establecer límites a las contribuciones personales y de consorcios que hacen negocios con el gobierno. No es muy frecuente cuando alguien desprecia una contribución de 300 millones,  bolsa en mano, pero con la condición que al ganar haya muchos contratos o tratos preferenciales hacia ellos. La naturaleza misma de todo esto ha hecho que nuestra región permanezca en el estancamiento en que nos encontramos y los presupuestos nunca alcanzan para realizar obras honestas en favor de las clases menos favorecidas.
Sociológicamente esto también puede explicar la razón por la cual existe un promedio de 15 candidatos en cada una de las alcaldías municipales. Públicamente debemos discutir las cualidades de cada uno de estos candidatos, sus finanzas, su  honestidad e historial en el pasado, los triunfos y éxitos, financiación de la campaña, asociaciones personales y sobre todo las contribuciones que  luego hacen que se les entregue el gobierno y los puestos públicos a individuos que también llegan allí a servir esos mismos intereses oscuros.

Columnista
27 octubre, 2010

Los malos hábitos de nuestra cultura política

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Basilio Padilla

Por: Basilio Padilla Uno de los aspectos en que debemos trabajar es el cambio de rasgos culturales-políticos que en nuestra región, en la mayor parte de los casos, ni se llegan a mirar. Por ejemplo, el mes entrante hay elecciones para congreso en los E.U., y es increíble como se han investigado a los candidatos […]


Por: Basilio Padilla

Uno de los aspectos en que debemos trabajar es el cambio de rasgos culturales-políticos que en nuestra región, en la mayor parte de los casos, ni se llegan a mirar. Por ejemplo, el mes entrante hay elecciones para congreso en los E.U., y es increíble como se han investigado a los candidatos y por supuesto todo se ha echado al aire.
Una candidata al senado por el estado de Delaware ha sido criticada fuertemente porque en el año 1999 había experimentado y convivido con grupos de brujería. Las explicaciones que ha dado no han sido suficientes para calmar el clamor de las gentes y – por supuesto- es una segura perdedora ya que las encuestas la muestran más baja cada día.
Las hojas de vida de los candidatos deben ser escudriñadas y sus malos hábitos, presentes y pasados, siempre deben salir a relucir, incluyendo las malas compañías que mantienen. Mucho más importante aun son sus posibles violaciones de la ley que tengan referencias de substancia propia y testigos. Es más, cuestionamientos que tengan fuentes fidedignas también se deben investigar, así como también el origen del dinero que malgastan en las campañas.
Las grandes contribuciones económicas deben ser claramente reportadas, ya que la mayoría de los candidatos cuando los reporteros los cuestionan, dan respuestas tan irrisorias que todo el mundo sabe que no son ciertas, por ejemplo dicen tener 100 millones para la campaña y terminan gastando tres mil millones. Quizás esta serie de eventos es la razón por la cual la mayoría de nuestros gobernantes o terminan en las cárceles o no hacen nada. Los programas de gobierno que son un requisito para las inscripciones no son más que montajes hechos por alguno de los amigos y algunas veces copiados del internet que ofrecen programas y prebendas de toda clase, pero que al final no cumplen nada de ello, ya que en muchas ocasiones ni siquiera se ajusta a la realidad que vive la región. Estos documentos en efecto deben ser los barómetros de éxito o fracaso de los gobernantes. Más grave aun es cuando ofrecen unas cosas y luego hacen otras. Desviaciones importantes de las promesas electorales deben ser mínimas y luego explicadas ampliamente en casos de cambios eventuales que si pueden suceder en términos generales.
Tenemos que entender que una vez que nos lanzamos al ruedo debemos estar preparados para estos escrutinios que también son de carácter personal. Como personas públicas, le debemos esto a la gente, cuando ponemos nuestros nombres a la consideración ciudadana. Debemos ser claros también en materia de nuestra salud, relaciones maritales e hijos, sea que sea por donde estén. Las Calumnias o injurias no deben formar parte de estos eventos, ya que los contrincantes en su afán de jugar sucio pueden hacer uso de estos elementos.
Por mucho tiempo nuestros gobernantes han puesto sus servicios al uso de aquellos que contribuyeron fuertemente a sus compañas y los llenan de jugosos contratos, de los  cuales ellos también participan. En la reforma política que se discute a futuro, se deben establecer límites a las contribuciones personales y de consorcios que hacen negocios con el gobierno. No es muy frecuente cuando alguien desprecia una contribución de 300 millones,  bolsa en mano, pero con la condición que al ganar haya muchos contratos o tratos preferenciales hacia ellos. La naturaleza misma de todo esto ha hecho que nuestra región permanezca en el estancamiento en que nos encontramos y los presupuestos nunca alcanzan para realizar obras honestas en favor de las clases menos favorecidas.
Sociológicamente esto también puede explicar la razón por la cual existe un promedio de 15 candidatos en cada una de las alcaldías municipales. Públicamente debemos discutir las cualidades de cada uno de estos candidatos, sus finanzas, su  honestidad e historial en el pasado, los triunfos y éxitos, financiación de la campaña, asociaciones personales y sobre todo las contribuciones que  luego hacen que se les entregue el gobierno y los puestos públicos a individuos que también llegan allí a servir esos mismos intereses oscuros.