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Editorial - 28 febrero, 2014

Los intangibles del PNUD

Desde hace cinco años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- labra en el Cesar varias redes sociales que estaban resquebrajadas y que hoy muestran mayor solidez. Es un trabajo que pasa casi desapercibido ante los ojos de la comunidad, acostumbrada a medir los impactos de las instituciones y organizaciones por las obras […]

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Desde hace cinco años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- labra en el Cesar varias redes sociales que estaban resquebrajadas y que hoy muestran mayor solidez. Es un trabajo que pasa casi desapercibido ante los ojos de la comunidad, acostumbrada a medir los impactos de las instituciones y organizaciones por las obras tangibles.

En este caso, los intangibles del PNUD son variados y significativos, especialmente en los resultados obtenidos en los procesos de inclusión de la población vulnerable y víctima del conflicto; es decir, se logró cumplir con la apuesta de un escenario más incluyente para las mujeres, afrodescendientes, indígenas, campesinos y víctimas del Cesar.

Lo importante, en este caso, es que estos intangibles se pueden expresar en tangibles, como todo el tema de organización de los consejos comunitarios de la población afrodescediente, su solicitud de titulación de sus territorios colectivos y la elaboración de los expedientes para acceder a la reparación colectiva de estas comunidades que sufrieron el rigor de la violencia; así como la elaboración del plan de desarrollo de la Reserva Campesina de cuatro municipios ceserenses (Pailitas, Pelaya, Curumaní y Chimichagua), así como el plan de retorno de estas poblaciones y el corregimiento de Casacará.

Con ocasión de la visita a Valledupar de la directora país del PNUD, Silvia Ruck, y ahora que ya se conoce que con el deber cumplido este organismo internacional se despide del Cesar paulatinamente, EL PILÓN resalta su trabajo, que también tiene que ver con el desarrollo económico incluyente tanto rural como urbano, entre ellos el proyecto de cacao financiado además con recursos de la cooperación coreana, que beneficia a campesinos víctimas e indígenas arhuacos y la creación del programa V Emprende para la orientación y asesoramiento en generación de empresas y empleos.

Un capítulo aparte merece todo el tema de género, que se logró con el apoyo para que las mujeres vallenatas y cesarenses pudieran acceder a los servicios institucionales para víctimas de la violencia basada en género, sin olvidar que el PNUD fue unas de las organizaciones promotoras de la Campaña ‘Párala ya, nada justifica la violencias contra las mujeres, la conformación de la Red de Voceras y Voceros y la Red de Mujeres del Cesar. Además, la promoción de la Red de Víctimas del Cesar, el establecimiento de la ruta de asistencia y atención por parte de las víctimas de Valledupar.

Este es un trabajo que merece ser visibilizado ante la opinión pública. Una apuesta a la inclusión de poblaciones que eran invisibles para las administraciones públicas, lo cual mejora el ejercicio político de la democracia y la construcción de paz en este departamento, que con una población de casi un millón de habitantes, tiene registradas como víctimas a más de 300 mil.

De pronto muchos cesarenses no lo sepan, pero en el 2009, de la mano de Naciones Unidas, el Cesar fue el primer departamento del país en elaborar la primera política pública de justicia transicional y de ahí la mesa interinstitucional de tierras, que redunda no solo en los programas de las entidades sino en el mejoramiento de las alianzas entre la nación, la cooperación y las administraciones públicas cesarenses, las cuales en estos cinco años han tenido respuestas variadas, unas efectivas y otras no tanto, a pesar de que los mandatarios firmaron en el 2011 el Pacto por la Gobernabilidad Democrática.

Al PNUD, orientado en el Cesar por su director Gabriel Turriago y todo un equipo experto de trabajo, no queda sino darle las gracias y a los mandatarios cesarenses hacerle un llamado a seguir trabajando con la cooperación internacional, pues aún queda mucho trabajo por hacer.

Editorial
28 febrero, 2014

Los intangibles del PNUD

Desde hace cinco años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- labra en el Cesar varias redes sociales que estaban resquebrajadas y que hoy muestran mayor solidez. Es un trabajo que pasa casi desapercibido ante los ojos de la comunidad, acostumbrada a medir los impactos de las instituciones y organizaciones por las obras […]


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Desde hace cinco años el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD- labra en el Cesar varias redes sociales que estaban resquebrajadas y que hoy muestran mayor solidez. Es un trabajo que pasa casi desapercibido ante los ojos de la comunidad, acostumbrada a medir los impactos de las instituciones y organizaciones por las obras tangibles.

En este caso, los intangibles del PNUD son variados y significativos, especialmente en los resultados obtenidos en los procesos de inclusión de la población vulnerable y víctima del conflicto; es decir, se logró cumplir con la apuesta de un escenario más incluyente para las mujeres, afrodescendientes, indígenas, campesinos y víctimas del Cesar.

Lo importante, en este caso, es que estos intangibles se pueden expresar en tangibles, como todo el tema de organización de los consejos comunitarios de la población afrodescediente, su solicitud de titulación de sus territorios colectivos y la elaboración de los expedientes para acceder a la reparación colectiva de estas comunidades que sufrieron el rigor de la violencia; así como la elaboración del plan de desarrollo de la Reserva Campesina de cuatro municipios ceserenses (Pailitas, Pelaya, Curumaní y Chimichagua), así como el plan de retorno de estas poblaciones y el corregimiento de Casacará.

Con ocasión de la visita a Valledupar de la directora país del PNUD, Silvia Ruck, y ahora que ya se conoce que con el deber cumplido este organismo internacional se despide del Cesar paulatinamente, EL PILÓN resalta su trabajo, que también tiene que ver con el desarrollo económico incluyente tanto rural como urbano, entre ellos el proyecto de cacao financiado además con recursos de la cooperación coreana, que beneficia a campesinos víctimas e indígenas arhuacos y la creación del programa V Emprende para la orientación y asesoramiento en generación de empresas y empleos.

Un capítulo aparte merece todo el tema de género, que se logró con el apoyo para que las mujeres vallenatas y cesarenses pudieran acceder a los servicios institucionales para víctimas de la violencia basada en género, sin olvidar que el PNUD fue unas de las organizaciones promotoras de la Campaña ‘Párala ya, nada justifica la violencias contra las mujeres, la conformación de la Red de Voceras y Voceros y la Red de Mujeres del Cesar. Además, la promoción de la Red de Víctimas del Cesar, el establecimiento de la ruta de asistencia y atención por parte de las víctimas de Valledupar.

Este es un trabajo que merece ser visibilizado ante la opinión pública. Una apuesta a la inclusión de poblaciones que eran invisibles para las administraciones públicas, lo cual mejora el ejercicio político de la democracia y la construcción de paz en este departamento, que con una población de casi un millón de habitantes, tiene registradas como víctimas a más de 300 mil.

De pronto muchos cesarenses no lo sepan, pero en el 2009, de la mano de Naciones Unidas, el Cesar fue el primer departamento del país en elaborar la primera política pública de justicia transicional y de ahí la mesa interinstitucional de tierras, que redunda no solo en los programas de las entidades sino en el mejoramiento de las alianzas entre la nación, la cooperación y las administraciones públicas cesarenses, las cuales en estos cinco años han tenido respuestas variadas, unas efectivas y otras no tanto, a pesar de que los mandatarios firmaron en el 2011 el Pacto por la Gobernabilidad Democrática.

Al PNUD, orientado en el Cesar por su director Gabriel Turriago y todo un equipo experto de trabajo, no queda sino darle las gracias y a los mandatarios cesarenses hacerle un llamado a seguir trabajando con la cooperación internacional, pues aún queda mucho trabajo por hacer.