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Columnista - 28 febrero, 2013

Los inmolados se transforman en haberes

Por: Silvia Betancourt Alliegro  Estamos, desde nuestro materialismo rampante, acostumbrados a tasar, tapar, pactar y consentir, en que todo lo puede el poderoso caballero.  El universo está cimentado en códigos, y algunos de nosotros estudiamos la naturaleza para tratar de develarlos. Quizá por ello los científicos son una casta aparte, que se mueve persistentemente en […]

Por: Silvia Betancourt Alliegro

 Estamos, desde nuestro materialismo rampante, acostumbrados a tasar, tapar, pactar y consentir, en que todo lo puede el poderoso caballero.

 El universo está cimentado en códigos, y algunos de nosotros estudiamos la naturaleza para tratar de develarlos. Quizá por ello los científicos son una casta aparte, que se mueve persistentemente en torno a su primera observación, que se encadenará  a las miles que vendrán, sin poder anular del todo la primitiva.

Pero también están los que explican la vida y sus normas desde las religiones, que tienen sus códigos de comportamiento coincidentes, especialmente en dos ítems: no robarás, no matarás. Lo cierto es que existen leyes  que reglamentan las indemnizaciones para los casos de violación de los códigos; pongamos un ejemplo, enla Biblia, Números. 35.30 al 34.

Nuestra especie cree que todo lo sabe, que todo lo puede si posee dinero y poder, pero sobre ella pende a perpetuidad algo seguro: la muerte, es lo que no nos permite ser felices, porque la certeza de ser transitorios anula todos los presuntuosos esfuerzos.

No es posible que resuciten a las miles de víctimas torturadas y sacrificadas, por tanto, no pueden ser compensadas; pero lo terrible es que adiestren a los deudos a pensar, anteponiendo el signo pesos, y que mientras esperan o velan el cadáver conciban proyectos para ejecutar tan pronto los indemnicen; entonces se reconfortan soñando con la casa, el carro, el viaje, el vestuario, o el negocio que pondrán con el dinero que les darán por el inmolado, mejor dicho, el pariente mártir se transmuta en patrimonio. 

No quiero con esto promover  la venganza, que es equivalente de reparación; pero, verdad y justicia sólo podrán lograrse compensando la sed de ella; es más, clamar por Justicia Divina es un ejercicio espiritual que domeña al dolor. Y lo más probable es que sea el único acto libre que podemos ejercer desde cualquier lugar y tiempo.

@yastao 

Columnista
28 febrero, 2013

Los inmolados se transforman en haberes

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Por: Silvia Betancourt Alliegro  Estamos, desde nuestro materialismo rampante, acostumbrados a tasar, tapar, pactar y consentir, en que todo lo puede el poderoso caballero.  El universo está cimentado en códigos, y algunos de nosotros estudiamos la naturaleza para tratar de develarlos. Quizá por ello los científicos son una casta aparte, que se mueve persistentemente en […]


Por: Silvia Betancourt Alliegro

 Estamos, desde nuestro materialismo rampante, acostumbrados a tasar, tapar, pactar y consentir, en que todo lo puede el poderoso caballero.

 El universo está cimentado en códigos, y algunos de nosotros estudiamos la naturaleza para tratar de develarlos. Quizá por ello los científicos son una casta aparte, que se mueve persistentemente en torno a su primera observación, que se encadenará  a las miles que vendrán, sin poder anular del todo la primitiva.

Pero también están los que explican la vida y sus normas desde las religiones, que tienen sus códigos de comportamiento coincidentes, especialmente en dos ítems: no robarás, no matarás. Lo cierto es que existen leyes  que reglamentan las indemnizaciones para los casos de violación de los códigos; pongamos un ejemplo, enla Biblia, Números. 35.30 al 34.

Nuestra especie cree que todo lo sabe, que todo lo puede si posee dinero y poder, pero sobre ella pende a perpetuidad algo seguro: la muerte, es lo que no nos permite ser felices, porque la certeza de ser transitorios anula todos los presuntuosos esfuerzos.

No es posible que resuciten a las miles de víctimas torturadas y sacrificadas, por tanto, no pueden ser compensadas; pero lo terrible es que adiestren a los deudos a pensar, anteponiendo el signo pesos, y que mientras esperan o velan el cadáver conciban proyectos para ejecutar tan pronto los indemnicen; entonces se reconfortan soñando con la casa, el carro, el viaje, el vestuario, o el negocio que pondrán con el dinero que les darán por el inmolado, mejor dicho, el pariente mártir se transmuta en patrimonio. 

No quiero con esto promover  la venganza, que es equivalente de reparación; pero, verdad y justicia sólo podrán lograrse compensando la sed de ella; es más, clamar por Justicia Divina es un ejercicio espiritual que domeña al dolor. Y lo más probable es que sea el único acto libre que podemos ejercer desde cualquier lugar y tiempo.

@yastao